Espectáculos

Tónica presenta el espectáculo inmersivo «Todo se hunde en la noche»

La propuesta conjuga elementos del teatro sensorial con dinámica de concierto a partir de versiones del rock argentino.

El rock argentino siempre es una fuente cultural rica, diversa y sugerente para todo campo de la creación artística. De esos materiales se nutrió el grupo vocal Tónica Ensamble para crear Todo se hunde en la noche, un espectáculo inmersivo que conjuga música y teatro, y que se presenta los domingos 22 y 29 de junio, y el 6 de julio a las 20 en Animal Teatro (Castro 561). “Vengo hace tiempo trabajando la idea de los arreglos vocales y me parecía interesante abordar canciones que escuché desde muy chico, en la adolescencia, que fueron para mí bastante fundamentales y formadoras, pero con la potencia de las voces”, explica el director y músico Tomás Viano. La obra recrea a través de un ensamble vocal canciones de Charly García, Babasónicos, Soda Stereo, Luis Alberto Spinetta, Lisandro Aristimuño y Fito Páez, entre otros.

“Los arreglos no son de coro clásico, son más de ensamble vocal, más populares; entonces, la obra busca recrear esta idea de la esencia del rock, de cierta desprolijidad, y a la vez generar una complejidad en los arreglos que pueda hacer interesante la escucha potenciándola, sobre todo cuando en un momento se tapan los ojos del público”, precisa Viano sobre la puesta, que conjuga elementos del teatro sensorial y una dinámica de concierto de música popular. “La sensación es que se expande, que crece y todo lo que estaba mediado por la mirada se convierte en un viaje donde empezás a generar una espacialidad distinta a la de la vista. Si de repente apagás un ratito la vista, en este momento que está tan predominante, empezás a imaginar el lugar adonde estás, de dónde vienen las voces; si están arriba de algo, si están abajo, todo empieza a formar como un mundillo propio”.

La obra comienza con un monólogo a cargo del periodista Diego Skliar, quien hace un recorrido, con dosis de ficción y realidad, por una parte de la historia del rock argentino, tal vez su costado más alternativo, combativo, latinoamericanista y tribal. Hay cameos a Bersuit, Gabo Ferro, Charly, Palo Pandolfo y Spinetta. Y a la influencia del rock mestizo de Manu Chao en estas pampas. Con dirección y arreglos musicales de Viano, el elenco está integrado por los guitarristas Joaquin Montoro y Federico Toporosi, y los cantantes Federico Cámpora, Soledad Arce, Alejandra Chhab, Juan Cirera, Luna Del Aguila, Mariana Guzmán, Aldana Martino, Maitén Martino y Paloma Zanazzi.

La propuesta comenzó en el invierno de 2024, pero a cada encuentro venía un maestro de ceremonia distinto. “A Diego lo conozco hace muchos años y era el único que narraba, el resto hacia canciones”, cuenta Viano. “Cuando le propuse la idea y le dije si quería leer algunos textos, él me redobló la apuesta y propuso escribir algo especialmente para la obra. Era una introducción, tenía tanto peso en sí y a la vez dejaba tan entrado en calor al público que maridaba muy bien con lo que estábamos haciendo”, dice sobre el monólogo de Skliar, que recoge anécdotas, datos de la historia del rock y también fragmentos de entrevistas que él mismo realizó a artistas como Charly y Gabo Ferro. “Nosotros hacemos un recorte de nuestra vivencia con el rock argentino, con nuestros gustos. Tónica elige un repertorio por varios motivos: por estética, por gusto, por vínculo con las canciones. Es imposible traer a todos, siempre nos va a quedar algo afuera”, dice el director.

-¿Fue difícil elegir las canciones del repertorio?

-Al principio no, porque fue algo más desde el vínculo emocional con una canción, de la historia personal y grupal. No es que el repertorio lo elegí yo solo; al principio empecé a proponer y después se empezó a abrir un poco más a la decisión grupal. Entonces, una vez que ya teníamos tres o cuatro temas, empezamos a trabajar el concepto de un show. No era solamente una lista de canciones sueltas sino que empezamos a preguntarnos «¿qué creemos que nos falta decir?», «¿qué letra es importante que suene en este momento?». Entonces, la letra empezó a tener un peso muy importante. Pero no era solo la letra sino también la energía de la canción. Si era más power, más lenta o más tranquila. Nos interesaba hacer vivir a la gente distintos paisajes.

-En este caso, es importante la letra de la canción justamente porque se trata de un ensamble coral. Liliana Herrero dice que una canción se resignifica cada vez que la interpretás y siempre habla sobre su época. ¿Les pasó mucho que las canciones volvían a decir cosas o resonaban con este presente?

-Sí, no deja de asombrarme cómo para eso con las letras, aunque no con todas. Pero, por ejemplo, hacemos una canción de Charly García, “Plateado sobre plateado (Huellas en el mar)”, que dice: “¿Por qué tenemos que ir tan lejos para estar acá?”. Es increíble como hoy por hoy se revalida y se vuelve a pensar. Cada vez que la cantan los chicos se me pone la piel de gallina, porque me parece muy actual. Me pasa eso con las letras de Charly particularmente: van tan al hueso que siempre nos están hablando. No quiero spoilear mucho, la verdad, porque hay algo de que te sorprenda el repertorio que está bueno de parte de la obra, pero las letras son muy importantes, porque la voz muchas veces pasa a tener otro rol que no es solamente el de llevar la letra. Que una letra sea acertada, que sea emotiva, que sea punzante, que sea filosa o que te transmita calma es muy importante. La actualidad que tiene “Blues de la libertad” de Los Redondos, por ejemplo, es increíble.

-Y el “Todo se hunde en la noche”, que sale de un verso de una canción de Aristimuño, ¿por qué les cerró conceptualmente para el nombre de la obra?

-Nos juega en muchos niveles. Por un lado, hay algo de la noche que tal vez en la ciudad lo tenemos un poco olvidado, pero posiblemente es algo que recordamos cuando nos vamos de viaje. La ciudad no duerme, pero si te vas a algún lado, tal vez hacés 100 kilómetros, y la noche es oscuridad. Y en la oscuridad uno empieza a escuchar y percibir de otra manera, y eso es lo que nosotros buscamos que se lleve el público: poder estar un rato en este mundo de una manera diferente a la hegemónica. En general, se piensa a mucha velocidad, con la vista en el celular y los estímulos visuales. Y la obra propone algo de la energía también de la noche: otra forma de escuchar, otros ruidos, otros sonidos, otra calma. Entrar de otra manera a la música. La obra es completamente desenchufada, el sonido es la vibración que emiten las voces, las guitarras, la voz de Diego, los cuerpos porque también suceden otras cosas que no son ni voces ni guitarras. 

Fuente: Pagina12

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