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El movimiento nacional y popular frente al neofascismo  

Si hay algo que se revela a través de la detención de Cristina Kirchner es que ciertos antagonismos históricos que tuvieron mucho peso en la realidad argentina han quedado desplazados. El antagonismo peronismo – antiperonismo, el más frecuente en nuestra historia política, en la situación actual y a partir de la condena a Cristina, pierde cierta vigencia.

Si hay algo que se revela a través de la detención de Cristina Kirchner es que ciertos antagonismos históricos que tuvieron mucho peso en la realidad argentina han quedado desplazados. El antagonismo peronismo – antiperonismo, el más frecuente en nuestra historia política, en la situación actual y a partir de la condena a Cristina, pierde cierta vigencia.

No es que haya dejado de existir y que no se manifieste con fuerza en muchos de los episodios que atraviesan nuestra actualidad, si no que después de la captura del gobierno por la ultraderecha, una nueva confrontación se pone en primer término y exige ser asumida por su gravedad.

Ya no se trata solo de estar contra los gorilas; la condena a Cristina ha desplazado la cuestión; existe una ultraderecha internacional organizada por distintos poderes mundiales que tiene al Presidente argentino como uno de sus personajes privilegiados.

El Presidente argentino es gorila, pero también una pieza de la ultraderecha internacional cuyo funcionamiento se distingue de los fascismos históricos.

Se trata de comprender definitivamente que se está combatiendo una nueva realidad que exige conocer muy bien los dispositivos de poder y de producción de subjetividad de los nuevos neofascismos. Existe una gran inercia social a raíz de las distintas intervenciones de la tecnología que vienen a contrariar el deseo de militancia; un gran campo social reaccionario poblado de nubes ideológicas indescifrables e inconsistentes conducen a una desafección de la política.

Relativizar la condición neofascista del actual gobierno argentino puede ser un error político muy serio en la medida que se desconozca la complicidad que mantiene con él un vasto sector de la sociedad.

La orientación estratégica que impone la gravedad de la situación actual sería la inclusión de las izquierdas, las fuerzas progresistas, los patriotas, al movimiento nacional y popular. En suma, un movimiento que incluya a todas y a todos los que consideran a la ultraderecha neoliberal un insulto a la condición humana.

Fuente: Pagina12

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