Espectáculos

«El amo del jardín»: los secretos de un artista del paisajismo

EL AMO DEL JARDÍN 7 puntos

(Argentina/Japón, 2025)

Dirección y guion: Fernando Krapp.

Duración: 85 minutos.

Estreno en Malba Cine, todos los domingos de junio a las 18.

¿Cuál es el secreto de los jardines japoneses? ¿Qué elementos y disposiciones resultan esenciales para su consecución? La pregunta se la hace el guionista y realizador Fernando Krapp en cierto momento de El amo del jardín, pero su película no la responde. No puede hacerlo, como tampoco lo hace el sujeto del documental, el paisajista argentino de origen japonés Yasuo Inomata, quien desliza que un viaje a tierras niponas y toda una vida dedicada al métier tal vez ayuden a encontrar una respuesta. La pasión (¿obsesión?) de Krapp por el país asiático incluye una parada previa al film, la publicación hace seis años del libro Una isla artificial, un estudio sobre la inmigración japonesa en la Argentina. En ese sentido, el documental puede entenderse como un desprendimiento o spin-off lógico y (quizá) necesario de ese ensayo, aunque el protagonista no sea esta vez colectivo sino absolutamente individual.

Inomata es conocido por haber diseñado muchos de los jardines japoneses que pueden hallarse en nuestro país, incluidos el más famoso de todos, ubicado en el barrio de Palermo, y uno privado que mandó a construir el actor Tommy Lee Jones para su parcela en el partido bonaerense de Lobos. Pero Krapp comienza a contar la historia en el lugar más razonable: la ciudad de Escobar, donde los primeros inmigrantes japoneses se instalaron a comienzos del siglo pasado. Fueron ellos quienes, en gran medida, iniciaron la movida que terminó bautizando a esa geografía como la Capital Nacional de la Flor. Inomata viajó tiempo después, en la década de 1960, y sus estudios en la Universidad de Agricultura de su país rindieron frutos casi de inmediato: el Jardín Japonés de Escobar, que se mantiene en perfecta conservación hasta la fecha. Pero, ¿cómo contar la historia de toda una vida desde el presente?

El amo del jardín parte de lo cotidiano: un “asado” de salmón que el protagonista prepara con paciencia, la visita a un vivero regenteado por otro inmigrante, la revisión de fotos antiguas en un centro comunitario de la colectividad. Inomata, que ya ha pasado los 80 años y sigue sin pronunciar bien el español, parece sabio y calmo –casi un arquetipo del hombre mayor oriental–, pero en su carácter hay elementos de fiereza e incluso un componente cascarrabias. “Yo ya terminé con todo, no hay nada nuevo”, repite mientras esconde algunos planos hechos a mano y fuma un cigarrillo. El repaso por su obra incluye un capítulo destacado sobre el Jardín Japonés de Palermo, visitado asiduamente por locales y extranjeros, y de cómo las internas de la colectividad y otras cuestiones políticas y económicas terminaron alterando el diseño original, rompiendo definitivamente con el equilibrio formal a partir de la inclusión de un restaurante, un vivero abierto al público y el clásico puesto de souvenirs.

Cuando El amo del jardín parece haber llegado al final del camino, el tercer acto encuentra a Inomata y al equipo del documental pisando suelo nipón; no sólo Tokio sino la ciudad costera del norte de la isla principal en la cual el paisajista vivió parte de su infancia y juventud. Una zona castigada por el terrible tsunami de 2011, recordado a través de relatos e imágenes documentales. Es durante ese tercer acto que la película logra penetrar las zonas más inescrutables del homenajeado, a quien el viaje parece haberlo sensibilizado: la visita a la universidad donde cursó sus estudios más de medio siglo atrás, el reencuentro con un puñado de compañeros, el gusto de la comida local, único en el mundo, según afirma con emoción contenida. Tan única como la técnica para trasplantar un árbol enorme de un lugar a otro, lo más parecido a emigrar a un país remoto y llevar consigo los secretos de un arte para diseminarlos con paciencia y tesón.

Fuente: Pagina12

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