Espectáculos

Histórico recital de Airbag en la cancha de River

El grupo formado por los hermanos Sardelli en Don Torcuato alcanzó su punto más alto en 25 años de trayectoria. Sus fans deliraron con un contundente repaso por lo mejor de sus ocho álbumes. Airbag brindó, inclusive, una versión de «Adiós Nonino», de Piazzolla. 

“Siempre fuimos contando los altibajos y los momentos no tan buenos, pero nunca dejamos de hacer lo que nos gusta”, contó recientemente Pato Sardelli, cantante, compositor y guitarrista de Airbag, en una entrevista. Esa constancia, así como la confianza en su proyecto, se tornó, más que en un milagro, en una suerte de mantra para la banda que fundó y lleva adelante junto a sus hermanos Gastón y Guido. Una vez que terminó la pandemia, el grupo anunció su desembarco en el Luna Park, que al final decantó en ochos fechas. Toda una sorpresa. Más tarde se animaron a hacer su primera cancha, en Argentinos Juniors, y las entradas volaron. Fueron a Vélez, que en total fueron tres, y este sábado y domingo consumaron su debut en el estadio de River Plate, también con sendos llenazos.

En medio de este fenómeno, que no vendría nada mal llamarlo “el Milagro de Airbag”, como para añadirle aún más estoicismo a la hazaña, los de Don Torcuato pusieron a circular su más reciente álbum, El club de la pelea, publicado en marzo pasado y que sirvió de excusa para estrenarse en Núñez. Su más reciente producción la componen siete canciones en las que la terna hace lo que mejor sabe hacer: el rock, pero a su manera. Y esa forma de comprenderlo lo convirtió en un artista insular, al punto de que en el mapa del rock argentino no hay otra banda que se les parezca. Tampoco hubo una escena que pudiera contenerlos, algo parecido a lo que le pasó a Tan Biónica. Por eso no fue fortuito que los liderados por Chano Charpentier los invitaran a grabar el single “Arruinarse” en los shows que estos dieron en River.

Si bien esa colaboración no fue de la partida, al menos en el primero de estos recitales, Airbag sacó a relucir su costado tanguero al versionar “Adiós, Nonino”, el clásico de otro incomprendido en la música argentina, Astor Piazzolla. Antecedida por “El sueño del pibe”, de Enrique Campos (mechada con un tramo de “La cumparsita”, de Gerardo Matos), a manera de manifiesto por el hito que estaban consumando. Sin embargo, lo hicieron, por supuesto, fiel a su impronta, poniéndola a dialogar con otra de las debilidades del frontman: la música clásica. Invocaron a Beethoven, y su “Para Elisa”, lo que sirvió de antesala para que Pato pusiera a prueba su vena “guitar hero” al momento de hacer un solo de viola de la “Marcha turca”, de Mozart. Pasaje que completó con su ya tradicional interpretación del Himno nacional.

Este tramo cargado de influencias y reivindicaciones fue el puente entre el cierre del recital y el bis. No obstante, hora y media antes, el repertorio arrancó con el rock pesado “Jinetes cromados”, incluido en su álbum de 2021, Al parecer todo ha sido una trampa. A la que le secundó uno de los temas del disco que estaban presentando, el hard rock incendiario “Anarquía en Buenos Aires”, donde Guido se puso al frente del micrófono. Aunque esta vez no hubo perorata introductoria, en la pasada edición del festival Cosquín Rock tuvo una presentación que dejó en evidencia lo que la inspiró: “Vamos a sacar toda la mierda afuera, vamos a dejar todos esos problemas: el gobierno”, dijo Pato. Entonces el frontman se colgó la guitarra acústica para volver a tomar el mando en la sentimental “Perdido”, con Maradona en las pantallas.

A continuación, los hermanos tocaron por primera vez en vivo el rock and roll “Corazón lunático”, partícipe de su flamante cancionero, para después remontarse a nueve años atrás de la mano de la canchera “Vivamos el momento”. Previo a continuar, Pato espetó: “Buenos noches, Buenos Aires. Gracias por estar acá. Como saben, hablamos poco para tocar mucho”. Ahora fue Gastón quien tuvo su instante protagónico en la apertura de “Verte de cerca”, dando dio el puntapié con un solo de bajo. La volvieron a rockear por intermedio de “No confíes en tu suerte”, incluida asimismo en El club de la pelea, a la que hilvanaron con otras dos de ese repertorio: el country melancólico “Extrañas intenciones” y la descarnada “Por eso nadie recordará tu nombre”, cuyo abreboca evoca a “La excepción”, una de las canciones del álbum Ahí vamos, de Gustavo Cerati.

El líder de Soda Stereo se encuentra entre las influencias de Pato cuando encara su instrumento. Se nota. De hecho, en los shows de Vélez revisitaron “De música ligera”, himno no sólo del trío, sino del rock argentino. A lo largo del recital, al que asistieron 70 mil fans en la primera de las fechas, en “Cae el sol” se sintió el peso de Slash, violero de Guns N’ Roses, a tal instancia que el músico aprovechó la fuerza del tema para traer al escenario su guitarra de doble mástil. Aunque el solo apoteósico ocurrió en “Ganas de verte”, al mejor estilo de Jimmy Page, otro de los ídolos del violero. Apenas un rato antes surgió el clímax de la performance, por cortesía de “Huracán”, que puso a saltar a todo un estadio que en esa instancia del show ya estaba rendido a los pies de Airbag.

“Vamos a olvidarnos todo por un rato”, dijo el frontman en las postrimerías del show, aunque ya la gente se había desprendido de cualquier pensamiento en la volátil “Motor enfermo (Frankenstein)”, precedida por otra de las nuevas, “El hombre puerco”, en la que Airbag dejó de manifiesto una vez más el contenido social que atraviesa a su octavo álbum de estudio. En tanto la ejecutaban, el video se podía ver en las pantallas, recurso en el que se hizo hincapié durante el recorrido del recital. Pese a la imponencia del escenario, la puesta a la que recurrieron no fue ostentosa. En tanto el inmenso led que colgaba en el centro del tablado era funcional a la narrativa, los dos extremos sirvieron para acompañar los movimientos de los músicos, que desde las plateas casi no se podían divisar.

Si el pasaje épico del repertorio llegó con “Cuchillos Guantanamera”, ese rock de cadencia groovera y sabrosa lo encarnó “Especial 56”. Recién bajaron un cambio, tras semejantes dosis de intensidad, con “Cicatrices”. Y del álbum que la contiene, Mentira la verdad (2016), rescataron igualmente la progresiva “Apocalipsis confort”. Lo que dio paso a la ya mentada “El sueño del pibe” y “Por mil noches”. Tras despedirse por primera vez, la terna, que se encuentra respaldada por Sebastian Roascio Goldar en batería y Joselo Berrone en teclados, regresó para el bis. Acá Gastón se puso por primera vez frente al micrófono para cantar “Colombiana”, sucedida por los clásicos “Un diamante”, “Kalashnikov” y “Solo aquí”, con la que definieron una noche que jamás olvidarán. 

Fuente: Pagina12

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