Semillas del corazón

Conocí a los chicos y chicas que luego serían parte de HIJOS a través de Estela de Carlotto, que andaba con varios de ellos para todos lados; ella me los presentó en un concierto que dimos en La Plata con Víctor Heredia. Se nos ocurrió invitar a los chiquitos a cantar con nosotros «Sólo le pido a Dios», y fue conmovedor el aplaudo que les dio la gente.
Conocí a los chicos y chicas que luego serían parte de HIJOS a través de Estela de Carlotto, que andaba con varios de ellos para todos lados; ella me los presentó en un concierto que dimos en La Plata con Víctor Heredia. Se nos ocurrió invitar a los chiquitos a cantar con nosotros «Sólo le pido a Dios», y fue conmovedor el aplaudo que les dio la gente.
Al año siguiente los llevó al concierto histórico de Amnesty. Estar ahí con Estela, con Sting y con todos esos chiquitos -porque eran muy chiquitos entonces y a su vez habían ido con sus amigos, estaba lleno de pibitos- es un recuerdo que guardo en el corazón, y también en una foto que me gusta mucho.
Estela había sido un poco el motor en ese entonces para reunirlos y hacer una suerte de comunión; escucharlos, que se escuchen, saber qué pensaban, qué sentían. Y permitió entrar a esa comunión a algunas personas que habían sido amigos, o habían conocido a los padres de esos chicos. Entonces venía alguien y le decía a un muchacho: con tu papá jugábamos al fútbol en tal lado, o: cuando tus viejos te tuvieron hacían así con vos de bebé. Y así los pibes empezaban a rearmar un poquito su vida, a conocer esa parte que nadie les había podido contar.
Siempre me conmovieron las historias de estos chicos y ya antes de que Estela armara esta movida, yo había compuesto «Semillas del corazón», dedicada a ellos. Fue una letra muy importante para mí, nadie había compuesto una canción para los hijos de desaparecidos y eran tiempos en que tampoco se hablaba mucho del tema.
Unos años después, en el 95, los hijos de todo el país, que ya eran más grandes, organizaron un campamento en Cabalango, Córdoba. De ese encuentro, que fue multitudinario y para los chicos duró cuatro días, salieron los lineamientos de lo que empezó a ser la red nacional de HIJOS.
Yo fui invitado y pasé todo un día y una noche con ellos, cantando, escuchando chistes negros, en los que creo porque cuando hay una realidad dolorosa, son muy profundos y sacan solemnidad a estos asuntos, los humanizan. También estaba Juan Gelman, muy movilizado obviamente por la historia de su hijo, su nuera y su nieta, que todavía no había aparecido. Gelman también estaba en una carpa pero no dejaba de escribir.
Los chicos de HIJOS me tomaron como una especie de padrino, y un día en que se conmemoró un aniversario de Cabalango me invitaron a otro encuentro en su casa de la ex Esma. Reunidos alrededor de una fogata cantamos y rememoramos aquella fecha de Cabalango, que resultó ser todo un momento fundacional.
Allí mismo, en lo que era la Esma, después de tocar con Joan Manuel Serrat y Víctor Heredia y escuchar aquel mensaje de Néstor Kirchner, mientras estábamos en el camarín empezamos a escuchar unas palabras muy emocionantes de un chico que contaba que siempre se había querido llamar Juan, antes aún de saber que él era Juan Cabandié, un hijo de desaparecidos. Sobre esa historia compuse «Yo soy Juan», otro tema del que me enorgullezco. Las historias de estos hijos son la historia de un país.
Semillas del corazón
Te irás con las estrellas, romperás el mundo en dos
vendrás con la tormenta por las noches sin amor.
Andarás pisando un sueño, sin los besos ni un adiós
el signo de la luna haré de cuna a la canción.
Hoy siento que es la vida que te regala un día
del corazón semillas para plantar tu herida
sin embargo sos un sol, sos la vida en una flor
sos un nuevo día libre que traés para los dos.
Correrás siempre a la puerta que golpea sin razón
la campana del milagro en oración se convirtió
Sos una semillita de este pobre corazón
que un día vio de cerca todo lo que desangró.
Hoy siento que es la vida que te regala un día
del corazón semillas para plantar tu herida
sin embargo sos un sol, sos la vida en una flor
sos un nuevo día libre que traés para los dos.
Yo soy juan
Yo soy Juan
el último aparecido
soy el hijo de la sangre
me puse sólo el alma adentro mío.
Puedo ser viento
que acaricia los prados
puedo ser río para el mar
puedo ser vuelo de pájaros
aunque un golpe fuerte una zanja me abrió
te inundaré de risa con la risa que me quedó.
Porque Dios… no estuvo allí donde nací.
Yo soy Juan
el último aparecido
todas las sombras ya danzaron
alrededor y adentro mío
nunca probé otros senos
que los que alimentaron mi grito
Llevo tus olores adentro
desde cuando fuiste mi abrigo
Aunque sea hijo de un castigo y del rigor
voy a poner el pecho a un corazón que se enfermó
Porque Dios… no estuvo allí donde nací
«En este lugar, raptaron de día a mi mamá. Ella aún está desaparecida. En este lugar idearon un plan macabro de robos de bebés. Acá hubo personas que se creyeron impunes. Jugando conmigo y sacándome la identidad durante 25 años. Tuvieron mucho tiempo de búsqueda, y hace dos años, al integrar elementos fuertes, le puse nombre a lo que buscaban. Y dije: soy hijo de desaparecidos. Encontré la verdad hace dos meses, soy el número 77. Cuando el análisis de ADN confirmó que soy hijo de Alicia y Damián. Ahora si puedo decir son mis padres, soy Alicia y Damián. Les pertenezco y tengo la sangre de ellos»
Yo soy Juan,
el último aparecido
Mi sangre con oraciones
Reza donde no hay Cristos
Me abrazo a tus brazos
Y hablo con voces en secreto
Lloro tus lágrimas
Con mis ojos bien abiertos
Y aunque salí de un pozo de sepultura y suciedad
Voy a pregonar en voz alta y la memoria remendar
Porque Dios… no estuvo allí donde nací
Yo soy Juan
El último aparecido
Soy el hijo de la sangre
Que me guía en los caminos
Canto mi canción de cuna
Y el dolor me lo duelo yo
Llevo tu nombre adentro
Me pongo y me saco sueños
Y aunque me han matado, un poco nomás
Buscaré las palabras para contártelo y gritar
Dios… no estuvo allí donde nací.