Después de 64 años de prohibición, vuelve el boxeo profesional a Cuba

El festival profesional que tendrá lugar este viernes por la noche en un hotel internacional del balneario de Varadero (Cuba) implicará el regreso del boxeo rentado a la isla caribeña luego de sesenta y cuatro años de ausencia. La función de la que tomará parte el mediopesado argentino Martín Bulacio, quien se enfrentará al bicampeón olímpico Arlen López, significará además el ingreso al país de los organismos que rigen la actividad a nivel internacional ya que la Asociación Mundial fiscalizara la función y pondrá en juego algunos de sus títulos regionales. Se podrá ver por Youtube.
La última cartelera profesional sucedió en Cuba el 27 de octubre de 1961 en el Palacio de los Deportes de La Habana. Esa noche, Paul Díaz noqueó en el quinto round a Julio Carreras en peso mediano. En 1962, Fidel Castro decretó la prohibición total de los deportes rentados y le dió un fortísimo impulso a la actividad amateur a tal extremo que se ganaron cuarenta y dos medallas olímpicas y el país produjo boxeadores magníficos como Teófilo Stevenson y Félix Savón, quienes tres veces lograron la medalla dorada entre los pesos pesados.
En 2022, el gobierno cubano aceptó de nuevo que los aficionados pudieran alternar con los profesionales, pero mantuvo la prohibición para los festivales y el 11 de agosto del año pasado se autorizó la realización de la Noche de los Campeones de la Asociación Internacional de Boxeo, nueva denominación de aquello que alguna vez fue la AIBA y que gobernó la actividad amateur en todo el mundo hasta que denuncias de flagrante corrupción obligaron a refundarla. Como esa entidad carece de inserción a nivel mundial y en verdad, resulta un desprendimiento del organismo que rigió el boxeo aficionado, se considera a la velada de Varadero como el auténtico retorno del profesionalismo. Y el primer acceso de una entidad como la Asociación Mundial que nunca antes había podido hacer pie en el país.
El boxeo de paga echó hondas raíces históricas en Cuba desde principios del siglo pasado. Hace 110 años, el 5 de abril de 1915, Jess Williard noqueó en el 26º asalto en el hipódromo de La Habana al excepcional Jack Johnson y ganó el título mundial de los pesados en una pelea que se supuso arreglada en contra de Johnson. Kid Chocolate (Eligio Sardiñas Montalvo) inició la carrera que lo llevó a ser el primer campeón mundial cubano en peso liviano junior combatiendo en su país adonde volvió cada tanto. Y lo mismo hicieron cracks como el mediano Kid Tunero (Evelio Mustellier) y el liviano Kid Gavilán (Gerardo González), quien visitó la Argentina en 1952 y se hizo amigo de Juan Domingo Perón.
Tras aquella decisión política de Fidel Castro, grandes pugilistas cubanos, exponentes de un estilo fino y de alta escuela técnica, debieron dejar el país y radicarse en el extranjero para proseguir sus campañas. José Angel «Mantequilla» Nápoles y Ultiminio «Sugar» Ramos se nacionalizaron mexicanos y llegaron a ser campeones mundiales en representación de ese país al igual que José Legrá en España y Benny Paret y Luis Manuel Rodríguez en los Estados Unidos.
En los años 70, 80 y 90, muchas jóvenes promesas del boxeo cubano debieron desertar o directamente huir de su país para poder convertirse en profesionales. Por ejemplo, Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara llegaron a ser campeones mundiales luego de haber abandonado el equipo que participaba de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007 y haberse escapado a Miami, donde actualmente residen. Yordenys Ugás, excampeón de los welters de la Asociación Mundial, vivió un episodio dramático antes de llegar a serlo. Después de seis intentos frustrados, en 2010 se lanzó en un bote al Océano Atlántico y luego de navegar dos días en solitario en un gomón, llegó a México donde solicitó asilo político y se trasladó después a Miami desde donde desarrolló toda su campaña. Ugás recién pudo reencontrarse con su familia de Cuba en 2019.
En la actualidad, boxeadores cubanos como Robeisy Ramírez (pluma), David Morrell (mediopesado), Osleys Iglesias (supermediano), Andy Cruz (liviano) y Yoenli Hernández (mediano) alternan con éxito diverso las principales carteleras del mundo. Pero ninguno de ellos ha podido permanecer en su país: debieron radicarse en los Estados Unidos, México y Europa para poder hacerse conocidos y prosperar. Si con los debidos controles y salvaguardas, las programaciones profesionales empiezan a tener cierta continuidad en Cuba, otro será el futuro para las nuevas generaciones de pugilistas. Y habrá más atracciones para un público que ama el buen boxeo y supo vibrar con los grandes campeones que les dió la historia.