Milei sigue entre el FMI y el FBI
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Las revelaciones y sospechas firmes se acumulan de manera vertiginosa, y las consecuencias finales del Criptogate continúan siendo impredecibles. Pero ciertos indicios apuntan mucho más a las repercusiones externas y penales que al ámbito doméstico.
Las revelaciones y sospechas firmes se acumulan de manera vertiginosa, y las consecuencias finales del Criptogate continúan siendo impredecibles. Pero ciertos indicios apuntan mucho más a las repercusiones externas y penales que al ámbito doméstico.
Como siempre, aunque ésta es una de las veces en que debe hacérselo con mayor convicción aún, se requiere saber separar elementos principales y accesorios.
¿Hay algo de lo que se pueda estar completamente seguro, sin polémicas de naturaleza alguna?
Sí: al margen del escenario electoral, que hasta el momento no se modificó según todas las impresiones y encuestas relevadas, los Milei sufren una pérdida de credibilidad inédita en parte de su propia base de apoyo. Vaya si corresponde el empleo del plural, porque los señalamientos y denuncias afectan a la hermanísima de modo específico. Huelgan comentarios sobre lo que eso implica para el Presidente.
Sólo el tiempo, más mediano que corto, estipulará si las derivaciones del escándalo llevan a una crisis profunda del Gobierno o quedan en “anécdota”. Es una obviedad que deberían en tener en cuenta los exaltados por sacar conclusiones inmediatas.
Si la marcha de la economía sufre algún golpe dramático, el Criptogate se sumará con rayos y centellas en la bronca popular. De lo contrario, resultará demostrado que ni siquiera una estafa de inducción oficial, con proporciones descomunales, es capaz de alterar a la fibra más sensible del hombre. O a la falsa sensación de estabilidad. O a la memoria tan comprensible como manipulada en torno al gobierno anterior.
Adherido a eso, rige la pregunta que no se hace en voz alta por razones de pudor. De no exhibir criterios de ventajerismo.
¿Quién está en condiciones de aprovechar políticamente esta convulsión? La respuesta también es obvia, salvo por alguna sorpresa que, asimismo, tendría un volumen gigantesco: nadie.
En todo caso, bajo aquello de distinguir entre aspectos centrales y subalternos, en la semana pasaron casi de largo unos datos que explican los pies de barro del modelo.
El JP Morgan estimó en 21 mil millones de dólares lo gastado por el gobierno argentino, en 2024, con su intervención para evitar que se escape el tipo de cambio. Y se agrega una cifra similar gracias a lo despachado en el sostenimiento del dólar blend.
Las reservas brutas son ya las más bajas del último cuatrimestre y no hay forma de que esto pueda modificarse así hubiere acuerdo con el FMI, a menos que haga creer lo contrario la renovada sensiblería que Trump le sobreactuó a Milei. Por lo pronto, Kristalina Georgieva ya no se fotografía junto al segundo con los pulgares para arriba. Se verá en los meses próximos cuánta importancia estratégica le otorga el Fondo, y el Tesoro estadounidense, al experimento extremista de estas pampas lisérgicas.
En la City, según informes que no tienen nada de secreto, se calcula en unos 400 millones de dólares lo que Caputo Toto se reventó para “calmar al mercado” desde que estalló el escándalo. Apenas empezó la rueda del lunes pasado, el ministro atacó con compras masivas de acciones y bonos echando mano a la Anses… a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. ¿Perdón? ¿Con la plata de los jubilados? Sí, o sea digamos.
Y el mismo lunes, la agencia Standard & Poors, tan estimada por los gurús de la timba internacional, degradó la deuda en pesos que emite Toto a la categoría de default selectivo. Dice S&P que los cada vez más recurrentes canjes de títulos, a que apela el ministro, arrojan dudas sobre la capacidad de pago del gobierno de Milei.
¿Estas señales son secuela coyuntural del Criptogate? ¿O son resultado estructural de la película que terminará como todas las precedentes del mismo tipo? No hacen falta saberes especializados en economía para responder a ese interrogante.
Luego, en el capítulo de accesorios alrededor del sismo que se auto-infligieron los y “lo” Milei, surgen con mucha fuerza los episodios tragicómicos. A la cabeza, claro, está la “entrevista” que sólo tuvo de insólito el hecho de que su interrupción fue incluida en el crudo enviado por Presidencia a la señal TN.
Ni maniobra de Héctor Magnetto ya dispuesto para dejar al Gobierno en la banquina, ni manito del hoy exultante Mauricio Macri para cobrarse facturas por despecho. No. Lo lamentamos por los militantes conspiranoicos, pero ni Desde el Jardín ni Chance Gardiner en particular son sólo ficción.
Todos los formatos de interviú que concede el Presidente tienen las características de éste, ya histórico en su rango de hazmerreír mundial. Todos se arreglan con preguntas y repreguntas estrictamente pautadas y todos los edita Presidencia, o bien no hace falta porque los interlocutores son Lassie enferma.
Son y seguirán siendo elementales, de igual modo, los ardides con que el Gobierno redobla apuestas, sea porque corresponde a lo ínsito de su programa y modalidades, fuera porque debe mantener el comando de la conversación pública o fuere porque así se lo impone el requisito de contraatacar.
Hay medidas graves en esa lista, como el avance para privatizar el Banco Nación. Solamente otro negociado formidable puede estar detrás de convertir en sociedad anónima a una entidad que funciona con superávit, sin ningún problema orgánico y habiendo liderado, el año pasado, todos los rubros de financiación en pesos y moneda extranjera.
También es serio, pero harto previsible, que hayan logrado evitar la investigación parlamentaria del bochorno cripto. Lo Kueider consistió ahora en el voto decisivo de uno de los senadores que había impulsado conformar la pesquisa, para después votar contra su propio proyecto. Eduardo Vischi, presidente del bloque, correntino, ya se sitúa en los anales de las acciones más repugnantes del Congreso de la Nación. No fue en soledad. Auxiliaron los prestos a recomendaciones de gobernadores y acompañantes con peluca. Revista Barcelona lo tituló de forma insuperable. Piden sacar a los radicales entre las 19 y las 20.
El Gobierno consiguió además la suspensión de las Primarias, igualmente con la colaboración de un peronismo dividido que enfrenta algún arreglo -o no- de la interna entre Cristina y Axel Kicillof. No tienen la misma mirada sobre el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, se juega cómo se armarán las listas y, en definitiva, tampoco es un tema que le quite el sueño a la sociedad.
Al revés, todo indica que una amplia mayoría está de acuerdo con el levantamiento de las PASO porque “la gente” no quiere ir a votar cada dos por tres. No será por ese episodio que el peronismo resuelva su seria crisis de identidad.
El gobernador, a propósito, lanzó este sábado su línea interna con fuerte apoyo de numerosos intendentes, referentes parlamentarios y agrupaciones sociales. La declaración de principios del Movimiento Derecho al Futuro es impecable.
Kicillof remarcó que el rumbo es con CFK y jamás sin o contra ella. Habrá que ver andar a la criatura, pero está claro que es una muestra de vocación constructiva dentro del espacio. Si tal cosa redunda en confrontar porque no todos tienen ánimo de unidad, al peronismo le aguardan malas noticias y a la esfera progre en general otro tanto.
Y ocurrió, ya que estábamos con el marco de las reacciones actitudinales del Gobierno, otra represión policial en la manifestación de jubilados frente al Congreso. Pasó sin pena ni gloria política, ni mediática ni social. Esa indiferencia lastima más que los gases.
Mientras el arrastramiento mileísta llegó al extremo de la imagen indescriptible con Elon Musk, la motosierra y el Presidente haciéndole de Susano, en todos los ámbitos gubernamentales sí preocupa notablemente el efecto de las investigaciones judiciales en Estados Unidos.
Aquí, pese a denuncias y declaraciones crecientes de tantos involucrados, todavía no hay dimensión de lo que está en danza.
Es obligatorio recordar que, en la interpretación estadounidense, toda operatoria que comprenda a su divisa es considerada de jurisdicción propia. Funciona de esa manera y se potencia al tratarse de un acto criminal, que cierto Jamoncito evaluó como producto de su tecno-optimismo y de estimularse con el celular 24×7.
Avisado ya desde diferentes planos y no cual única causa, bastaría que se escape de los cálculos algún arrepentido para saber en verdad lo que es un auténtico terremoto.
Entonces habría de verse la verdadera magnitud de nuestro “líder mundial de la ultraderecha”, que hablaba de los econochantas y al que postularon para el Nobel de Economía.