Espectáculos

«Cuando Frank conoció a Carlitos»: un viaje en el tiempo para el cruce más inesperado

El musical escrito por Raúl López Rossi y Gustavo González narra el hipotético encuentro entre Sinatra y Gardel. Oscar Lajad y Alan Madanes se lucen encarnando a dos íconos de la cultura del siglo XX. 

Un vínculo imaginario, pero probable. Cuenta la leyenda que Frank Sinatra tuvo un encuentro fugaz con Carlos Gardel en un camarín de New York, en 1934. Gardel tenía en aquel momento 44 años, y Sinatra apenas 19, y esa condición de contemporáneos refuerza el verosímil de esta historia contada en clave musical que cosechó todos los elogios posibles.

Hacer coincidir a figuras públicas que jamás se conocieron en la realidad o cuyo encuentro no está comprobado, como en este caso, es un recurso bien explorado por las artes escénicas. El cruce entre realidad y ficción suele ser terreno fértil para potenciar el mundo de las ideas de personajes históricos. Y en esa fórmula -generalmente efectiva- se apoya el espectáculo escrito por Raúl López Rossi y Gustavo González y protagonizado por Oscar Lajad, Alan Madanes y Antonella Misenti, con dirección de Natalia del Castillo.

Desde su estreno en 2024, las repercusiones no se hicieron esperar, porque el musical, que fue adaptado al cine en 2023 y que puede verse en Disney+, fue visto por más de 50 mil espectadores, ganó 7 Premios Hugo 2024, incluido el de Mejor Musical del Año, y hasta fue declarado de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El éxito no es sorpresivo si se advierte que la puesta toca fibras identitarias ineludibles desde el instante en el que decide evocar a uno de los máximos mitos de la cultura popular local.

Según se reconstruye en escena, Gardel se encontraba actuando en la NBC de New York cuando esa misma noche, luego de su presentación, llegó a su camarín un admirador, que no es otro que Sinatra. El joven siente curiosidad por ese carismático barítono rioplatense y por el género que interpreta. ¿Cuál es la esencia del tango? ¿Qué explica que esa música sea capaz de cautivar a públicos de todas las latitudes sin importar las barreras del idioma y la cultura?

Precisamente, ambos personajes simbolizan esa identificación que se produce aun a pesar de todo aquello que los distancia. Sin ir más lejos, durante toda la obra, Sinatra hablará en inglés (con subtítulos mediante) y Gardel hablará español (con el esfuerzo simpático y rudimentario de incorporar algunos anglicismos). El magnetismo y la fluidez que sostienen es mérito de los protagonistas: Oscar Lajad y Alan Madanes, quienes conforman un tándem actoral que se complementa de manera inmejorable.

Lajad ofrece una interpretación a la altura del desafío que supone ponerse en la piel de un ícono universal. Su gestualidad, su decir y su registro vocal logran un retrato preciso y emotivo del Gardel ya consagrado y en la cúspide de su carrera. Es esa experiencia la que explica la convicción y seguridad con la que su personaje se mueve en escena frente a aquel fan inexperto y un tanto tímido que invade su espacio. Si Lajad, en este punto, corre con la ventaja de encarnar una personalidad largamente documentada, Madanes encara, por el contrario, el reto de interpretar a Sinatra en una faceta desconocida, y esa dificultad, paradójicamente, le abre la puerta a una actuación con mayor libertad de juego. Opuestos complementarios, ambos se lucen en esa inesperada relación de maestro y aprendiz.

Es usual que en las grandes producciones de este género haya cuadros musicales con elencos numerosos. Pero en este caso, la fortaleza de la puesta está en ese diálogo íntimo que transcurre entre cuatro paredes y al cual el espectador asiste como si observara a través del ojo de una cerradura. Carlitos le enseña a Frank las claves de un buen cantor, y el joven, como un diamante en bruto, se deja pulir. Las mujeres, los amigos, el barrio, el juego, el lunfardo, las buenas y las malas compañías son muchos de los temas que atraviesan ese encuentro donde juntos interpretan (cada uno en su idioma) clásicos de Gardel y Le Pera como “Mi Buenos Aires querido”, “Soledad”, “Arrabal amargo”, “Por una cabeza”, “Volver” y “El día que me quieras” e infaltables de Discépolo como “Cambalache” y “Yira yira”, entre otros.

Inevitablemente, surge la tentación de querer escuchar a Frank en canciones que hizo propias, como “Fly me to the moon”, “That´s life” o “My way”, pero hasta en eso la obra es rigurosa en la reconstrucción de la época y el joven Sinatra se limita a sumar su impronta al repertorio gardeliano (que no es poco). En ese marco, destaca la interpretación de “The day you say you love me” junto a su novia Nancy (Antonella Misenti). Y una orquesta en vivo y un cuerpo de bailarines, que se integran en algunos cuadros, completan la atmósfera tanguera. 

Cuando Frank conoció a Carlitos promete un viaje en el tiempo. Y cumple. Porque cada elemento -escenografía, vestuario, música y dramaturgia- está en el sitio adecuado para entregarse a ese trance. 

CUANDO FRANK CONOCIÓ A CARLITOS

Raúl López Rossi y Gustavo Manuel González

9 puntos

Intérpretes: Oscar Lajad, Alan Madanes y Antonella Misenti.

Bailarines: Victoria Galoto, Ale Andrian y Rodrigo Verón.

Ensamble: Carolina Carniglia, Nicolás Di Tondo, Lorenzo Giani, Daniela Gligora y Erika Morales.

Músicos: Nico Posse (teclados); Hernán Ian (guitarra); Luka Giangualani (piano); Patricia Szilagyi (piano suplente); Aureliano Mosquera y Martín Bogado (bandoneón); Ruth Gerez, Santiago Moore y Ariel Núñez (violín) y Shania Díaz (contrabajo); Supervisión Orquesta Aeropuertos Argentina Néstor Tedesco.

Dirección musical y arreglos musicales: Nico Posse.

Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez.

Vestuario: Analía Morales y Jorge López.

Coreografía: Verónica Pecollo.

Dirección: Natalia del Castillo.

Asistente de dirección: Iñaki Agustín.

Funciones: miércoles a domingos a las 20 y los sábados a las 20 y a las 22 en el Teatro Astral (Av. Corrientes 1639). Hasta el 2 de marzo. 

Fuente: Pagina12

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