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El Luna Park sigue dando pelea y la demolición perdió por nocaut 

Cuando en la semana se anunció que la Comisión Nacional de Monumentos Históricos había aprobado en un sorprendente trámite express la demolición del Luna Park, una bandada de recuerdos y emociones aleteó el sentimiento de dos o tres generaciones de argentinos. Parecía que la piqueta iba a ensañarse sobre una de las marcas registradas de la cultura nacional y popular del país. Y que ni el polvo de los ladrillos iba a quedar del mítico estadio donde alguna vez pelearon Justo Suárez, Luis Angel Firpo, José María Gatica, Alfredo Prada, Pascual Pérez, Eduardo Lausse, Ringo Bonavena, Nicolino Locche, Carlos Monzón y Víctor Galíndez, cantaron Frank Sinatra, Sandro, Mercedes Sosa, Serrat, el Potro Rodrigo y Oasis, dijo adios Sui Generis, Astor Piazzolla y Horacio Ferrer estrenaron en 1969 su Balada para un Loco y el Papa Juan Pablo II le habló al país y al mundo. 

En el Luna además bailaron Rudolph Nureyev, Maia Plissetskaia, Jorge Donn y Julio Bocca, el básquet argentino ganó su primer y único título del mundo en 1950, lucharon los titanes de Martín Karadagian, miles de familias disfrutaron de los tradicionales espectáculos de la empresa como el patinaje sobre hielo, el Circo de Moscú, los Globetrotters y los Seis Días en Bicicleta. Y como si todo esto no fuera suficiente, velaron a Carlos Gardel, se conocieron Perón y Evita y Diego Maradona y Claudia Villafañe celebraron su boda en una versión porteña y afiebrada de las Mil y Una Noches.

Frank Sinatra y su presentación histórica en el Luna Park.

Pero parece que todo quedará en pie. La propia empresa Luna Park, Lectoure y Lectoure S.R.L. desmintió la noticia de la posible demolición del estadio Luna Park y reafirmó su compromiso con la preservación del valor histórico y cultural del recinto. La firma, legada en 2013 por Ernestina Devecchi de Lectoure a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y al Arzobispado de Buenos Aires en representación de Cáritas Argentina, ratificó en un comunicado de prensa que finalizó recientemente un proceso de selección del futuro operador del estadio, con la participación de actores del mercado nacional e internacional. Según la empresa, dicho procedimiento se llevó a cabo respetando los protocolos de transparencia y con la asesoría de una consultora internacional.

Desde el fin de la pandemia en 2021, el estadio, en las últimas tres décadas más un teatro que un estadio deportivo, venía operando a pérdida y el arzobispado porteño decidió dejar de afrontarlas. Por esa razón, adjudicó su gerenciamiento artístico y comercial por veinte años, prorrogables por otros veinte más, a DF Entertainment, acaso la firma más poderosa en la producción de shows en la Argentina, propiedad en un setenta por ciento de Live Nation, la productora de espectáculos más importante de los Estados Unidos y en el treinta restante del magnate local Diego Finkelstein. 

DF es toda una potencia. Montó en la Argentina los diez conciertos de Coldplay y los gigantescos shows de los Rolling Stones, Taylor Swift, Harry Styles, Dua Lipa, Rosalía, Maroon 5 y al festival Lollapalooza en el hipódromo de San Isidro. Para gerenciar el Luna Park, le ofreció al Arzobispado un millón de dólares por año de concesión en concepto de canon, un plus por cada espectáculo, garantizó una ganancia operativa no menor a otro millón de dólares y comprometió 34 millones más para una remodelación interna y externa del viejo estadio de Corrientes y Bouchard con el próposito de llevarlo de 8400 a 14.030 espectadores. Con la construcción de una segunda bandeja, dos pisos de estacionamiento subterráneo y locales de venta. Según DF, el estadio será rentable sólo con ese aumento del aforo y la explotación de los locales y el estacionamiento, de otra manera seguirá siendo deficitario. 

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Bonavena-Peralta, pelea récord en el mítico escenario de Corrientes y Bouchard.

En la cuarta página del acuerdo, el Arzobispado dejó en manos de Live Nation y DF la responsabilidad de conseguir la aprobación de las obras por parte de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos. Llamó la atención entonces que el 6 de enero pasado, cuando la mayoría de los organismos oficiales están de receso y sin ninguna observación, esta comisión que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación y del Ministerio de Capital Humano, en aplicación del decreto 123/07 firmado por Néstor Kirchner que declaró al estadio Monumento Histórico Nacional, haya aprobado con trámite exprés el dictamen para posibilitar todas esas reformas edilicias, incluyendo la tradicional fachada.

La refacción incluso ya tenia nombre y apellido: el del arquitecto Enrique Lombardi, prestigioso profesional de La Plata, responsable de la construcción nuevo estadio de Estudiantes de esa ciudad y del Madre de Ciudades de Santiago del Estero. Pero la política se entrometió y antes del dictámen de la Comisión, apareció en el pliego el estudio BMA de los arqutectos Martín Bodas, Rodolfo Miani y Alex Anger, que, durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y la actual de Jorge Macri al frente de la ciudad de Buenos Aires, obtuvo importantes excepciones al Código Edilicio. Quedó la sensación de que sin la inclusión de BMA, que tuvo a su cargo entre otras obras importantes, la remodelación del Aeroparque Jorge Newbery y la Estación Constitución, la resolución no se hubiera aprobado.

De todas formas, la misma no es vinculante. Debe expedirse el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por encontrarse el Luna Park en un área de protección histórica y también se requiere la opinión del propio Papa Francisco que alguna vez recomendó «dejar todo tal cual está». El delicado estado de salud del Sumo Pontifice anticipa que cualquier definición por si o por no del tema, demorará en salir si es que alguna vez sale.

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El estadio Luna Park cumplirá 93 años el 5 de marzo

Recién cuando se alcen esos tres pulgares, los de la Comisión, el gobierno de CABA y el Vaticano, se podrá dar comienzo a la remodelación del mítico estadio. Por el momento, Live Nation y DF no presentaron pedidos formales para iniciar la obra. Sin embargo, ya ha habido tanteos informales. Y las reacciones han sido negativas. Desde la Secretaría de Desarrollo Urbano respondieron que por el momento  no se podría hacer lo que se plantea, entre otras cosas porque es patrimonio histórico. 

Según el gobierno de Jorge Macri la única alternativa sería que sacar una ley específica de la Ciudad que lo permitiera. Pero en medio de la pelea política entre Karina Milei y el macrismo, ese plan no está contemplado en los planes de nadie ni tiene que ver con lo que se trató en la Legislatura sobre el catálogo permanente de inmuebles protegidos del que en su momento fue excluída la mismísima Bombonera boquense. Algunos entendidos creen ver en estas idas y vueltas que ya llevan casi cinco años, los intereses de los dueños de la Arena de Villa Crespo, propiedad del diario La Nación y la productora australiana ASM Global, que presentó una oferta desechada para quedarse también con el Luna Park

Por todas estas trabas es que resulta prematuro aventurar cuando van a comenzar las obras en el Luna Park si es que alguna vez comienzan. La supuesta demolición ha quedado momentáneamente parada y no se sabe si a DF Entertainment le cierran los números con el estadio en estas condiciones. El viejo, querido y simbolico Luna Park, con sus 93 años de vida que se cumplirán el próximo 5 de marzo, sigue dando pelea. Conociendo su extraordinaria historia, no podia ser de otra manera.  

Fuente: Pagina12

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