Regreso a Buenos Aires
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Siempre es una sensación agradable volver a Buenos Aires. Excepto durante la dictadura, cuando había problemas de seguridad.
La familiaridad de estar en Corrientes, Florida, frente al impasible Obelisco. De las librerías, cines, calles y avenidas de la ciudad. Viendo a mi equipo, Huracán, de regreso en Parque Patricios.
Es difícil describir el encanto de la ciudad, la sensación de estar en Buenos Aires. Sólo los textos de Cortázar ayudan. Recuerdo, viajando con él en avión, de Cuba a Costa Rica, para ir de allí a Nicaragua, todavía bajo dictadura, lamentó no poder regresar a la ciudad, por riesgos de seguridad. Su madre partió hacia São Paulo, donde se conocieron.
Vuelven, con la nieve del tiempo, las nubes marchitas –si no recuerdo mal. Y ahí están todos los recuerdos de lo que viví en esa ciudad. De lo que queda y de lo que ya no está. Los paisajes permanecen, pero muchos seres queridos ya no están.
Pasear por estas calles es como volver a vivir, volver a convivir, tener la sensación de que el tiempo no ha pasado, ha pasado gente. En tantos momentos diferentes de la vida, estuve allí. La ciudad siempre me ha acogido con cariño y cuidado. Con recuerdos.
La primera vez que vas a Buenos Aires siempre es inolvidable. Fue como si estuviera redescubriendo todo lo que ya sabía. Por fin estar allí. Reconoce todos los rincones y edificios.
Ninguna ciudad es como Buenos Aires. Más feo, pero hermoso, pero ninguno igual. Ir a Argentina es. Ir a Buenos Aires. Los demás lugares son Argentina, pero nada es como Buenos Aires, ni allí ni en ningún otro lugar.
Hay lugares especiales en la ciudad, donde siempre he estado y donde siempre regreso. Siempre volvía. Estuve allí seis años seguidos, cuando dirigí Clacso. Aquellos fueron tiempos inolvidables. Despertarse cada día en la ciudad, tomar café, caminar por sus calles, ir a sus cines y librerías.
Extrañé la ciudad después de vivir allí durante estos años. Pero el regreso es siempre encontrar los mismos paisajes, la misma ciudad. Sigue siendo una referencia permanente en nuestras vidas.
El cine argentino –el mejor del mundo, en mi opinión– siempre re-presenta imágenes de la ciudad, de sus cafés, de sus restaurantes, de sus calles.
Regresando a Buenos Aires, por primera vez en el tiempo indecente de Milei, temiendo por la degradación de la ciudad, por todo lo que pueda haber cerrado. Es difícil imaginar que el país seguirá en manos de quienes más lo odian durante tres años.
Pero el país, Buenos Aires y el país entero, también sobrevivirá a esto. Sobrevivieron a la dictadura más salvaje, a tantas crisis, que cada vez que regresaba temía lo que encontraría.
Regresar a Buenos Aires es siempre una gran sensación, un gran reencuentro. Y siempre lo será.