Tecnología

Crearon startup que usa abejas e imágenes satelitales para hacer negocios más sustentables

La pérdida de biodiversidad es uno de los mayores desafíos globales. En los últimos 50 años, la cantidad de especies en el planeta se redujo un 68%, según datos del Informe Planeta Vivo de la Fundación Vida Silvestre Internacional (World Wildlife Fund). Para enfrentar esta compleja problemática, científicos argentinos fundaron Eirú (abeja, en guaraní), una startup que utiliza ciencia y tecnología como internet de las cosas (IOT), análisis de imágenes satelitales y biosensores para monitorear y restaurar ecosistemas.

¿Cómo lo hacen?

A partir de bioindicadores, como son las abejas y determinadas plantas nativas, cuya presencia marca la salud y la diversidad biológica en un territorio. Esto permite realizar un diagnóstico y seguimiento de acciones de restauración ambiental, y acceder a un incipiente mercado de Bonos de Biodiversidad para financiar estos proyectos a nivel internacional.

La idea surgió en 2023, cuando el ingeniero agrónomo e investigador del Conicet Lucas Garibaldi estaba dirigiendo la tesis de la geógrafa Fernanda Santibañez, enfocada en utilizar a las abejas como indicadoras de biodiversidad. En base a este trabajo, juntos decidieron crear un sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV) para evaluar el estado actual de la biodiversidad, proyectar su evolución en el tiempo y verificar el impacto real de las prácticas regenerativas.

«Las abejas son un gran semáforo de la salud ambiental, y existen unas 20.000 especies de ellas en el mundo y más de 1.000 en la Argentina», comenta Garibaldi. «Desarrollamos sensores acústicos y a través del sonido de las abejas e imágenes satelitales para recopilar datos, generamos un modelo de simulación y procesamiento de la información que predice el potencial impacto de distintas medidas de restauración de la biodiversidad. Esto permite saber qué práctica tendrá menor o mayor impacto positivo y así reducimos tiempos y costos. A partir de algoritmos de análisis de datos, simplificamos la complejidad de la naturaleza, ayudando a tomar decisiones más informadas para regenerar los ecosistemas», explica el científico emprendedor.

Eirú es una startup que utiliza ciencia y tecnología para monitorear y restaurar ecosistemas

El sistema también genera reportes de información sobre la diversidad biológica en un territorio, que es algo que hoy se necesita (y a futuro más) para obtener Bonos de Biodiversidad. De forma similar a lo que sucede en el mercado de bonos de carbono, estos instrumentos (que por ahora son voluntarios y no están regulados por los Estados) permiten acceder a financiamiento verde internacional.

Corredores de biodiversidad

Actualmente Eirú cuenta con un equipo de 6 personas y 10 colaboradores externos, en su mayoría con formación científico tecnológica. La compañía recibió una inversión inicial de u$s250.000 por parte de la aceleradora de empresas SF-500, con capitales privados y de la provincia de Santa Fe, y actualmente participa de una ronda de inversión por unos u$s100.000 adicionales para escalar el negocio.

La firma también fue seleccionada en distintos programas de aceleración como Emprendé ConCiencia (de Fundación INVAP) en Argentina y CONVERGE en Uruguay.

Con más de 20 años de trabajo en el campo de la Ecología y la conservación de ecosistemas, a fines de 2024 Garibaldi, quien actualmente dirige el Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD), perteneciente a la Universidad Nacional de Río Negro y el CONICET, fue uno de los expositores en la COP16 (Conferencia de las Partes) sobre Biodiversidad en Cali, Colombia. Allí presentó su proyecto a nivel internacional. «Hoy existen pocos emprendimientos en el mundo que se abocan a esta problemática. Nuestra idea es desarrollar una solución que se pueda aplicar en todo en todo el mundo», destaca el co-fundador de Eirú.

La empresa buscar obtener financiación en el mercado de Bonos de Biodiversidad

La empresa buscar obtener financiación en el mercado de Bonos de Biodiversidad

Su desarrollo está siendo probado en un campo productivo de la provincia de Córdoba, para medir la eficacia de los «corredores biológicos». Se trata de una serie de «parches» conectados con franjas de terreno de entre 20 y 50 metros de longitud, donde crecen plantas y vegetación nativa, que son usados como estrategia de restauración ambiental. Gracias a este monitoreo se podrá verificar el impacto real de esta práctica.

En algunos países como Alemania, la implementación de corredores biológicos es obligatoria para compensar la pérdida de biodiversidad que implican los cultivos extensivos. En Argentina no existen regulaciones al respecto, pero muchos productores están incorporando estas prácticas para certificar sus producciones con sellos ambientales y acceder a mercados que las exigen.

En principio, el sistema fue diseñado para aplicarse en campos productivos, pero la firma está en conversaciones con organizaciones locales e internacionales de conservación para implementarlo en distintos proyectos de regeneración.

Según datos recientes, más del 50% del PBI mundial depende de los recursos naturales, y solo en América Latina se estima que la biodiversidad ha disminuido un 94% debido a prácticas insostenibles.

En los últimos 50 años, la cantidad de especies en el planeta se redujo un 68%

En los últimos 50 años, la cantidad de especies en el planeta se redujo un 68%

En la próxima década, a partir de un acuerdo internacional de Biodiversidad (el protocolo de Biodiversidad Kunming-Montreal de 2022), los países firmantes (entre ellos la Argentina), se comprometieron a preservar la diversidad biológica en al menos un 30% de sus ecosistemas terrestres y marítimos para 2030. En este camino, soluciones científico-tecnológicas como las desarrolladas por Eirú para monitorear y mejorar esa preservación, serán cada vez más demandadas.

Fuente: iprofesional.com

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