Espectáculos

«La otra boda»: comedia romántica de bajo vuelo

Nicholas Stoller, uno de los máximos representantes de la Nueva Comedia Americana, dirige esta película que apenas se salva por el oficio de Will Ferrell y Reese Witherspoon.  

5 – LA OTRA BODA
(You’re Cordially Invited/Estados Unidos, 2025)
Dirección y guion: Nicholas Stoller
Duración: 109 minutos
Intérpretes: Reese Witherspoon, Will Ferrell, Geraldine Viswanathan, Meredith Hagner, Jimmy Tatro y Celia Weston
Estreno en Prime Video

Aquello que alguna vez fue la Nueva Comedia Americana tiene, lejos de la popularidad de sus títulos más rutilantes, un ala romántica de la que el realizador y guionista Nicholas Stoller es una de sus figuras clave. Tanto en ¿Cómo sobrevivir a mi ex? (2008) como en Eternamente comprometidos (2012) y, sobre todo, Bros (2022) Stoller embadurnó de contemporaneidad los caminos más transitados de las com-roms, ya sea a través del zarpe o de una precisa sensibilidad para entender las relaciones modernas.

Esa impronta brilla por su ausencia en La otra boda, en la que Will Ferrell y Reese Witherspoon –dos actores con amplia experiencia en el terreno cómico, aunque sus abordajes sean muy distintos– se ponen en la piel de dos personajes que empiezan mal y, claro, terminan bien. Lo contrario ocurre con la película, comprobación número mil de que la suma de un buen director con dos grandes comediantes no siempre es igual a una buena comedia. Puede alcanzar, a lo sumo, para aligerar los vicios de un guion cuya originalidad e inventiva no van mucho más allá de su premisa inicial.

Ya la traducción latinoamericana del título original, You’re Cordially Invited (“Usted está cordialmente invitado”, en referencia al encabezado de las invitaciones), da una idea de qué va el asunto. Una de las bodas es la de Jenni (Geraldine Viswanathan), una jovencita de veintipocos que es la razón de vivir de su padre Jim (Ferrell), viudo y con una pinta de tipazo bárbara. Ella ya no vive en casa, pero las vísperas de una visita lo encuentran alistando hasta el más mínimo detalle, como si en lugar de la hija viniera el Papa. Lo cierto es que Jenni anuncia que aceptó la propuesta de su novio de la universidad de casarse. La noticia no le gusta nada a Jim, pero igual acepta gustoso reservar todo el resort de una isla para un fiestón. El problema es que hay un error en el hotel y la fecha queda libre en la agenda, lista para que la ocupe la boda de la hermana de Margot (Witherspoon), una ejecutiva de un canal de TV tan resolutiva como refractaria a todo lo que huela a familia.

Como es de esperar, ambos se enteran de la situación apenas amarran. Margot hace valer su posición de ser la anotada para echar a Jim y los suyos, hasta que se entera de su viudez y decide “compartir” las instalaciones. Dado que las actividades se solapan y ninguno quiere que no salgan como las imaginaron, lo que comienza como un gesto de solidaridad desemboca en una para nada velada guerra por el protagonismo de la boda propia. O, mejor dicho, por arruinar la otra.

Una lástima que a la película le interese menos esa guerra en sí que usarla como vehículo para “reflexionar” sobre los lazos con la familia, la paternidad y los conflictos de Jim y Margot, hasta desbarrancar en un flechazo tan improbable como difícil de sostener en términos de guion. Los breves periodo de vuelo llegan gracias al aporte de algunos secundarios y el oficio de Witherspoon para cabecear cualquier centro que le tiren y, sobre todo, de Ferrell, que tiene una escena con un caimán para colgar en un cuadrito.       

Fuente: Pagina12

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