Siria: el día que cayó Bashar Al Assad
El presidente de Siria, Bashar Al Assad, arribó a Moscú este domingo, luego de perder el control del país y verse forzado a abandonar Damasco. Las fuerzas de una coalición rebelde, liderada por la Organización de Liberación del Levante (HTS por sus siglas en árabe) tomaron el poder tras doce días de ofensiva. Celebraciones callejeras, tomas de edificios y liberación de rehenes marcaron la jornada en la capital siria, previo a la instauración de un toque de queda en todo el territorio.
«Una nueva historia»
Por la madrugada, la alianza rebelde anunció que Damasco había sido liberada del «tirano» Al Assad, lo que causó que multitudes de sirios salieran a la calle en celebración. Desde entonces, la capital se encuentra sumergida en el caos, lo que obligó al mando militar en control de la ciudad a imponer un toque de queda para «preservar las propiedades públicas y privadas en la capital».
«¡Siria es nuestra, no es de la familia Assad!», gritaban combatientes en las calles de la capital, donde fueron vistos derribando estatuas de Al Assad. En la plaza de los Omeyas, se podían escuchar disparos como señal de alegría.
Ahmed al Charaa, que encabeza el HTS a cargo de la capital, visitó la Mezquita de los Omeyas, donde aseguró que el derrocamiento de Al Assad supone «una nueva historia para toda la región», ante una multitud de ciudadanos y combatientes.
Tras la toma de Damasco, Hadi Al Bahra, el presidente del máximo órgano político de la oposición siria en el exilio, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), afirmó que la capital siria «estará asegurada en dos o tres días», cuando la situación se estabilice en la ciudad.
Asilo político
Al Assad, quien sucedió a su padre Hafez como máxima autoridad siria hace 24 años, fue forzado a abandonar el país, y fue recibido por Rusia por «motivos humanitarios», según reportaron medios rusos. El depuesto mandatario tiene una muy buena relación con su homólogo Vladimir Putin, quien lo ayudó con recursos bélicos durante más de una década de guerra civil.
«Assad salió de Siria a través del Aeropuerto Internacional de Damasco antes de que los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad abandonaran el lugar», detalló el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.
Su huida no sólo significa el fin de su mandato, sino el de toda su familia, a la cabeza del país desde hace 53 años. La casa del mandatario, proveniente del clan alauita, fue saqueada poco después del anuncio de la HTS, y otras partes del palacio presidencial fueron incendiadas por multitudes enardecidas.
Turquía, que incluso respaldó a algunos de los grupos rebeldes que protagonizaron la invasión, pidió por una «transición pacífica» en el país y afirmó estar en contacto con los rebeldes para garantizar la seguridad. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos indicó en un comunicado que las fuerzas turcas bombardearon posiciones controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias en Hasaka, al noreste del país, el mismo domingo.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el derrocamiento de Al Assad como un «día histórico» y describió al mandatario como un «eslabón central del eje del mal» dirigido por Irán. El dirigente ordenó a su ejército «tomar» una zona de distensión desmilitarizada en los Altos del Golán, un territorio sirio ocupado y anexado por Israel.
El saliente presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, calificó la caída de Al Assad como una «oportunidad histórica» y afirmó que el dirigente deberá rendir cuentas. El Mando Central del Ejército de Estados Unidos, por su parte, anunció una ola de ataques contra 75 objetivos del Estado Islámico en el centro de Siria.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró el fin del «régimen dictatorial» de Siria. El enviado de la ONU en el país, Geir Pedersen, calificó la toma del poder de los rebeldes como un «punto de inflexión» que dará inicio a un nuevo capítulo de «paz, reconciliación, dignidad e inclusión para todos los sirios», declaró.
Diplomáticos de Irán, país aliado de Al Assad, abandonaron la embajada en Damasco antes de que esta fuese asaltada por «individuos desconocidos» este domingo, según reportó la televisión estatal iraní.
El Hezbolá libanés, un apoyo clave del régimen depuesto, retiró sus fuerzas de las afueras de Damasco y de la región de Homs, en el oeste, según fuentes internas.