«Moana 2»: una travesía muy previsible
La continuación de Moana: Un mar de aventuras, que en 2016 recaudó 645 millones de dólares en todo el mundo y cortó 1.500.000 de entradas en la Argentina, es un objeto regido por el realismo mágico y con un trabajo visualmente fulgurante, pero espiritualmente vacío.
4 – MOANA 2
(Estados Unidos/2024)
Dirección: David G. Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller
Guion: Jared Bush y Dana Ledoux Mille
Duración: 100 minutos
Con las voces originales de Auli’I Cravalho, Dwayne Johnson, Temuera Morrison y Nicole Scherzinger
Estreno en salas
Unos días atrás, el periodista Pablo Planovsky publicó un posteo en la red social X en el que dio cuenta de una situación inédita en la historia del cine: nunca antes había ocurrido que las diez películas más taquilleras del año, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, fueran secuelas o formaran parte de sagas ya instaladas en el público. Es, pues, un síntoma de la conversión definitiva de Hollywood, alguna vez llamado la “fábrica de sueños”, en una “fábrica de hacer chorizos”. Un vistazo al cronograma de lanzamientos 2025 muestra que difícilmente el panorama cambie a mediano plazo. Habrá que acostumbrarse, entonces, a películas creadas en una línea de montaje, como si fueran los Ford T de las primeras décadas del siglo pasado: todas iguales, sin rasgos personales, fácilmente intercambiables entre sí. Moana 2 pertenece a estas últimas, y no es descabellado proyectar que estará codeándose con el Top 10 de la taquilla cuando el almanaque deje caer la última hoja de diciembre.
La continuación de Moana: Un mar de aventuras, que en 2016 recaudó 645 millones de dólares en todo el mundo y cortó 1.500.000 de entradas en la Argentina, es un objeto regido por el realismo mágico y con un trabajo visualmente fulgurante, pero espiritualmente vacío, como si en los ocho años que pasaron desde la primera entrega hubiera vendido su alma. Dirigida por David G. Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller –pocas cosas salen bien cuando hay tantas manos involucradas–, la película encuentra a la jovencita (con la voz original de Auli’I Cravalho) muy a gusto y tranquila con su vida, cantando y bailando en tono celebratorio sobre las bondades que la rodean. Todo eso dura hasta que recibe un llamado de sus ancestros, que se ve que confían muchísimo en ella, para romper una maldición impuesta por el dios de las tormentas y lograr que todas las comunidades isleñas puedan vivir nuevamente en armonía.
Dado que no puede desoír semejante pedido, y que si lo hiciera no habría película, Moana se embarca en una travesía por el Océano Índico con destino a la isla de Motufetu junto a una tripulación integrada por tres descastados, un cerdito y un gallo. Dos animales que tranquilamente podrían no estar, pero que aportan las miraditas tiernas y las payasadas necesarias para enternecer a los sub-10 y darle un hálito de vida a una película que no tiene mejor idea que pedir prestada la idea de un portal mágico a sus vecinos de Marvel. El asunto sigue con un ingreso a ese inframundo lleno de diseños cavernosos y diversos peligros y obstáculos que la heroína irá sorteando con canciones a tono con las circunstancias y mucha buena onda. La inestimable ayuda de Maui, el portentoso semidiós al que vuelve a ponerle voz Dwayne “The Rock” Johnson, es otro componente clave en un recorrido –el de Moana y el de la película– que de aventura tiene poco y nada. Es, más bien, un viaje por terrenos que, aunque se presenten como desconocidos, ya los sabemos de memoria.