Espectáculos

La enfermedad y la transformación

El nuevo largometraje de Tomás Sánchez, Chocolate para tres, una comedia dramática basada en hechos reales, aborda la problemática de los trastornos de la conducta alimenticia. La película se estrena este jueves. 

El nuevo largometraje de Tomás Sánchez, Chocolate para tres, una comedia dramática basada en hechos reales, aborda la dolorosa problemática de los trastornos de la conducta alimenticia, los viajes y la transformación. El personaje principal, Julia, tiene que decidir entre la oportunidad de un rol protagónico en un musical, su pasión, y el deber de hacerse cargo de un hotel familiar que está a punto de venderse. Julia, intepretada por Florencia Torrente, padece anorexia nerviosa y viaja al norte del país, donde el personaje de Romina Gaetani tiene una hostería en Purmamarca. Ella se conecta con Julia por haber tenido una hermana que murió de esa enfermedad.  Y es quien, de algún modo, advierte a su familia. Chocolate para tres se estrena este jueves y fue filmada en Jujuy, con las actuaciones -además de las de Torrente y Gaetani- de Andrea Pietra y Gastón Soffritti, junto a la presencia de Arturo Puig, Elena Roger, Beatriz Spelzini, Antonio Birabent, Romina Fernández y Marta Mediavilla. 

«Me pareció importante la historia, contar acerca de esta enfermedad y del proceso de una persona en transitar una emoción», cuenta Torrente sobre el motivo que la llevó a aceptar ser la protagonista de Chocolate para tres. La actriz considera que «son cosas que no se hablan mucho y está bueno ponerlas en la pantalla grande porque eso hace que pierda oscuridad y que podamos entender que estas cosas pasan y que hay que abordarlas y que cuanto antes las abordemos, mejor». 

Gaetani, por su parte, comparte la opinión de su colega. «Es un tema que nos interpela. No les pasa solo a las mujeres, a los hombres también y muchísimo. He tenido un caso en mi adolescencia de mi mejor amiga, con quien me tuve que preparar ya que era de su círculo cercano para poder hacer un buen acompañamiento». Gaetani también cuenta que ella misma tuvo desorden alimenticio en su adolescencia. «Es una enfermedad que lleva a la muerte, y está muy bueno darle visibilidad en todas sus formas y siempre desde el arte tan transformador, con un elencazo», sostiene Gaetani.

-¿Qué conexión tuvieron con sus personajes?

Florencia Torrente:-En mi caso, no sé si tuve conexión directa con mi personaje. No siento que muchas características de mi personaje se alineen con la Florencia real, pero estaba transitando un proceso con una persona muy cercana, por esta enfermedad. Y para mí también eso fue muy importante a la hora de elegir hacer esta historia porque entendí que había algo que yo tenía que aprender de esto, ya que fue muy difícil acompañar a esa persona. Y hay algo que tiene esta película a la hora de contar esta historia: muchas veces estando adentro de la situación, teniendo un familiar, un amigo, una amiga, un hermano, un primo que padezca esta enfermedad es difícil de reconocerla y de verla. Y sentí mucha culpa en ese momento por no haberme dado cuenta de que una persona que quería mucho estaba transitando esta enfermedad. Entonces, hacerlo fue un desafío donde poder trascender lo que yo sentía y poder compartir lo que había vivido con esta persona que quiero mucho. Y a mi personaje traté de hacerlo lo más verosímil posible.

Romina Gaetani:– Lo mismo yo. A los 16 años, en la secundaria, tuve que acompañar a mi amiga, hablar con profesionales para saber cómo se acompaña. Y haber tenido también este desorden alimenticio a los 16, 17, hizo que estuviera muy sumergida en el tema.

-¿Creen que el cine puede llegar a concientizar sobre los riesgos que implica un trastorno de este tipo?

F.T.:-Yo creo que el cine es bárbaro para esto (también para millones de cosas). Digo, contar historias donde nos sentimos reflejados nos hace transmutar y trascender nuestras propias dolencias y emociones. El cine es transformador, no solo para quienes lo hacen, sino para quienes lo ven. ¿Cuántas películas nos marcan para toda la vida? ¿Cuántas películas son un antes y un después en nuestras vidas? Entonces, está buenísimo que se puedan contar estas cosas porque va a ayudar a un montón de personas, porque va a visibilizar una problemática y porque está bueno que haya cine.

-Cosa difícil en este momento…

R.G.:-Sí, por eso me parece muy importante que hoy estemos acá reunidos acompañando el estreno por cómo está la industria hoy, y por todo lo que estamos hablando de lo importante que es la cultura, como visibilizar este tema en el cine, en el teatro, desde la música, desde un libro, desde la danza. Siempre el arte es transformador en todas sus formas.

-En relación con lo que vienen diciendo, esta es una película que pueden ver muchas y muchos adolescentes. ¿Qué esperan que les deje la película?

R.G.:-La película está atravesada desde el amor. El personaje de Flor no solo decide sanar por enamorarse y encontrar el amor en todas sus formas, no solo con un compañero, sino también desde la familia. Por eso me parece que es una película que puede ver todo tipo de público porque habla de un conflicto familiar que se empieza a resolver «a partir de». Es un conflicto de intereses que ocurre en todas las familias. Y lo que hace el amor. El amor en todas sus formas hace milagros y mucho más si hay una enfermedad en el medio.

F.T.:-También hay un eje muy importante en la peli que es la aceptación, como la aceptación de las cosas que suceden, te gusten o no te gusten, las elijas o no las elijas. Y esa aceptación, obviamente acompañada del amor, hace que las cosas puedan trascender y evolucionar. Ojalá les pueda dejar eso, la importancia de aceptar las circunstancias dadas, a pesar de lo dolorosas y difíciles que sean.

-En la sociedad está el imperativo de que hay que estar siempre linda, flaca, es lo que se impone en la tele, la sobreexposición. ¿De qué manera vivieron ustedes esta presión en su profesión?

F.T.:-En lo personal, ahora me importa muy poco, pero cuando era más chica la pasé muy mal. De hecho, tuve una situación bastante violenta ya que me quitaron un trabajo por estar gorda, directamente, así de explícito. Y fue muy fuerte porque también la prensa es muy cruel cuando quiere. Y yo era muy chica, tenía 17, 18 años. Pero siempre tuve a mi familia acompañándome y apoyándome. Y eso me hizo salir adelante, así que es muy importante el acompañamiento de la familia en todos los aspectos de la vida, no solo en una enfermedad, sino en la salud mental, porque la salud mental es muy importante. Pero si no tenés a tu familia acompañándote, ¿cómo hacés en relación con toda esa gente que no sabe nada de tu vida y está opinando como si supiera, y vos estás transitando algo internamente en un proceso difícil? Pero va más allá de que te digan «gorda» o que no te lo digan, que estés o no estés. Pasa por los procesos de las personas. 

Fuente: Pagina12

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