El país que Milei se niega a ver
Cuatro de cada diez trabajadores en relación de dependencia no están registrados por sus patrones en la seguridad social, según un informe de la UBA. La tasa de informalidad de los asalariados es del 36,4 por ciento. La mayoría de ellos son jóvenes y los porcentajes son mayores en el caso de las mujeres. En su caso, la tasa de informalidad asciende a un 37,2 por ciento. Los hombres tienen menores niveles comparativos de informalidad, aunque Javier Milei suele negar la existencia de la brecha de género en salarios. Todo indica que también existe en niveles de trabajo registrado. Pero el dato más duro es cómo impacta la informalidad en los jóvenes: si se toma solo ese grupo, seis de cada diez jóvenes no están registrados.
Cuatro de cada diez trabajadores en relación de dependencia no están registrados por sus patrones en la seguridad social, según un informe de la UBA. La tasa de informalidad de los asalariados es del 36,4 por ciento. La mayoría de ellos son jóvenes y los porcentajes son mayores en el caso de las mujeres. En su caso, la tasa de informalidad asciende a un 37,2 por ciento. Los hombres tienen menores niveles comparativos de informalidad, aunque Javier Milei suele negar la existencia de la brecha de género en salarios. Todo indica que también existe en niveles de trabajo registrado. Pero el dato más duro es cómo impacta la informalidad en los jóvenes: si se toma solo ese grupo, seis de cada diez jóvenes no están registrados.
El informe fue elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL),
perteneciente al Instituto Interdisciplinario de Economía Política
(IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, que coordinan Roxana Maurizio y Luis Beccaria.
Según señala el informe, en una comparación interanual con 2023 existe una leve (muy leve) reducción de la informalidad de un 0,4 por ciento. Hubo valores levemente inferiores al 36 por ciento en el tercer y cuarto
trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024. Pero con esas pequeñas variaciones, en sustancia, la informalidad se sostiene en los mismos valores.
Si se sigue la serie histórica de tasa de trabajadores y trabajadora no registradas desde 2003 en adelante, la tasa actual es similar a la de 2008 o 2010. En líneas generales, hasta la pandemia de 2020 la informalidad estaba entre 32 y el 35,7 por ciento. Son porcentajes que ni las políticas de mayor empleo del kirchnerismo logró perforar. «La tasa de informalidad se ha mantenido relativamente constante y en un valor muy elevado, desde hace 15 años», indica el informe.
Hay, pese a que el actual presidente lo niegue, una marcada brecha de género que plantea el estudio. En el primer trimestre de 2024 -últimos microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares disponibles- la tasa de informalidad asalariada total fue 35,6 por ciento, pero para los hombres representó el 34,2 mientras que para las mujeres fue del 37,2 por ciento. Por lo tanto, en promedio, la tasa de informalidad femenina a comienzos de 2024 fue 3 puntos porcentuales más elevada que la tasa masculina. Sin embargo, dada la mayor proporción de hombres en el total del empleo asalariado (54 por ciento), éstos dan cuenta del 52 por ciento de la informalidad asalariada total.
El otro resultado que arrojó el estudio es que los jóvenes experimentan una tasa de informalidad significativamente más elevada que otros grupos etarios. En el primer trimestre de 2024, ésta era de casi 58 por ciento, 23 puntos porcentuales más elevada que la tasa global. Casi 6 de cada 10 jóvenes trabajadores en relación de dependencia no está cubierto por la normativa laboral y la seguridad social. «La elevada tasa de informalidad juvenil es una de las variadas manifestaciones de las dificultades que este grupo etario experimenta en el mercado de trabajo argentino», señala el informe.
En contraposición, los trabajadores asalariados de entre 45 y 64 años (60 años en el caso de las mujeres) son quienes experimentan la tasa de informalidad más baja (26,4 por ciento). Le sigue en incidencia el grupo de entre 25 y 44 años (35,3 por ciento) y el de 65 años (60 años en las mujeres) y más (43 por ciento). Los asalariados en edades centrales (entre 25 y 44 años) dan cuenta de la mitad de la informalidad total.
En un momento en que se discute el financiamiento de las universidades, el informe de la UBA advierte que «a mayor nivel educativo alcanzado menor es la incidencia de la informalidad». Así lo muestran los datos: la tasa entre los asalariados con nivel educativo universitario completo en el primer trimestre de 2024 fue del 15 por ciento; algo más de 20 puntos porcentuales adicionales (36 por ciento) fue la tasa entre los asalariados con nivel educativo intermedio (secundario completo o universitario incompleto), para alcanzar el 54 por ciento entre los asalariados que no completaron la educación media.
Sin educación es cuatro veces más probable que una persona tenga un trabajo no registrado.
Las mayores tasas de informalidad se encuentran en los sectores de la construcción (70 por ciento) y el servicio doméstico (76 por ciento), este último, un rubro altamente feminizado. No obstante, es el comercio el que tiene la mayor proporción del empleo informal total. Esto tiene dos motivos: por un lado, que tiene una incidencia
mayor al promedio (45 por ciento); por otro, que concentra un porcentaje importante del empleo asalariado total (20 por ciento).