La alianza para el pasado
En el acto central de la Exposición Rural, el domingo pasado, el presidente Javier Milei sostuvo que “el gran protagonista de la era dorada argentina y el motor económico fue el campo, a tal punto que durante décadas se calificó a ese período de gloria como la época del modelo agroexportador”.
En el acto central de la Exposición Rural, el domingo pasado, el presidente Javier Milei sostuvo que “el gran protagonista de la era dorada argentina y el motor económico fue el campo, a tal punto que durante décadas se calificó a ese período de gloria como la época del modelo agroexportador”.
Un enfoque similar expuso el Presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, cuando señaló que “los productores seguimos agobiados con las retenciones: son un impuesto distorsivo, confiscatorio y arcaico, aplicado intermitentemente en la Argentina desde el siglo XIX, que saquea a los productores”.
Se trata de una especie de “alianza para el pasado” sostenida en la reivindicación del modelo agroexportador que se desarrolló en el país en el período 1880-1929 y las consecuentes referencias al siglo XIX, cuando la Argentina se insertó en la economía internacional como proveedora de materias primas e importadora de productos industriales.
En ese escenario, la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) cuestionó las declaraciones de Milei y manifestó que el actual gobierno “busca instaurar un modelo de país donde no tienen lugar la industria nacional, el mercado interno, el trabajo argentino y por lo tanto el conjunto de las pequeñas y medianas empresas. En medio de una vergonzosa puja con los grandes especuladores agropecuarios sobre la quita de retenciones, el Presidente manifestó una vez más que su ideal es volver a las supuestas bonanzas del modelo agroexportador de la Argentina del Primer Centenario. Es decir, un modelo limitado a la extracción y exportación de riquezas naturales, sin valor agregado local, que sólo favorece a sectores concentrados y extranjerizados de la economía, calificados como «héroes»”.
Por otro lado, el presidente y CEO de Tenaris, Paolo Rocca, señaló: “probablemente todos fuimos demasiado optimistas al pensar que esto podría hacerse en el corto plazo” y agregó que “Argentina recuperará credibilidad y acceso al mercado, pero llevará un poco más de tiempo”. ¿Qué está diciendo Rocca con estas declaraciones? Que apoya totalmente las políticas que Milei está poniendo en práctica y que hay que darle más tiempo al gobierno para su implementación.
El expresidente Mauricio Macri, por su parte, se expresó en términos parecidos: “El PRO nunca dudó dónde debía estar porque las ideas económicas actuales son las mismas que hemos venido impulsando durante mucho tiempo”. “El presidente Milei tiene absoluta claridad en la dirección y las ideas pero hay una debilidad en la capacidad de implementarlas. Los cambios requieren una reingeniería que lleva tiempo y hoy el tiempo pesa. Los argentinos quieren más cambios y más rápido”, enfatizó.
Luego de casi ocho meses en los que se impulsó este modelo de país defendido por la mencionada “alianza para el pasado”, los resultados son claros. La industria no cesa de caer. Según el Índice de Producción Industrial manufacturero (IPI manufacturero) del INDEC, durante mayo hubo una retracción del 0,2% mensual para la serie sin estacionalidad. Se ubicó así un 11,3% por debajo del valor de noviembre de 2023 y alcanzó su menor desempeño desde julio del 2020, plena época de pandemia. De las 68 subdivisiones del IPI, 57 muestran contracción interanual.
También se observa un fuerte retroceso de la Industria en junio. Según las cifras que adelantó el Índice de Producción Industrial de la consultora O.J. Ferreres & Asociados, se verifica una fuerte caída del -11,2% al comparar con igual mes del año pasado. Tomando el mismo informe, Alimentos, Bebidas y Tabaco “registró durante el sexto mes del año un crecimiento anual de 9,4%”. El texto sostiene que esta suba se explica “por la producción oleaginosa (+29,6%), que más que compensó la caída en el resto de los sectores”, por lo cual la tendencia a la caída del total de la industria sería bastante mayor al número señalado anteriormente (-11,2%).
Según los datos recién conocidos de la Encuesta Permanente de Hogares, en el primer trimestre de 2024 la pobreza aumentó al 54,8%, desde el 38,7% de igual período de 2023, una suba de 16,1 puntos. Y la indigencia ascendió al 20,3% desde el 8,9%, una suba de 11,4 puntos, es decir, más que se duplicó. Si esos porcentajes se extienden a toda la población (la encuesta se realiza sólo en los centros urbanos), equivale a 25,5 millones de pobres, de los cuales más de 9 millones eran indigentes.
Adicionalmente, la desocupación avanza. Según datos oficiales, en los primeros 6 meses de este gobierno, el número de trabajadores independientes y en relación de dependencia aportantes a los regímenes de la Seguridad Social se redujo en 612.139, cifra que recoge tanto los despidos como otras desvinculaciones laborales o el pase a la informalidad. Esta reducción impacta de pleno en los aportes y contribuciones, desfinanciando al Sistema de Seguridad Social. Del total de la caída informada, casi el 50% corresponde a los trabajadores en relación de dependencia públicos y privados. El resto es de monotributistas y autónomos.
En cuanto a los salarios, según los datos del Indec, durante mayo se produjo una suba mensual del 4% en términos reales. Estos incrementos no logran compensar las fuertes bajas durante los meses previos: los salarios se ubican un 12,4% por debajo de los vigentes en noviembre pasado, y son un 16% inferior en la comparación interanual.
Acerca de los ingresos fiscales, esta semana ha habido dos temas en el candelero: el impuesto País y las retenciones sobre las exportaciones, tributos que son el sostén de la recaudación actual. En el acumulado de los primeros siete meses son los únicos que presentan una variación interanual real positiva. Los recursos tributarios totales cayeron un 7,0% en el acumulado y si no fuera por estos dos impuestos habrían caído algo más de un 13%.
Es difícil ver una salida. Si el proyecto que impulsa el gobierno se termina imponiendo, la mayoría de los argentinos/as seguirán pasándola mal.
La Argentina necesita otro modelo de país. Que priorice el desarrollo de su mercado interno y la sustitución de importaciones, mediante un conjunto de políticas que impulsen la actividad productiva. Un proyecto que agregue valor a sus producciones primarias para, de ese modo, aumentar el valor de las exportaciones. Un proyecto que favorezca el desarrollo del empleo local, con altos salarios y contrataciones de calidad. Un proyecto que asegure el crecimiento con inclusión y distribución del ingreso. Un proyecto que se sostenga en una alianza para el futuro y no en una alianza para el pasado.
* Diputado nacional Unión por la Patria y Presidente del Partido Solidario