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Ortega Peña. Del Método de análisis a la Praxis 

En estos días, signados por la ferocidad y la indolencia, la vida militante de Rodolfo Ortega Peña nos convoca a revisitar, nuevamente, su praxis como militante integral. Praxis que transitó por diversos escenarios de luchas populares, producción intelectual desde las bases y la defensa inclaudicable de presas y presos políticos. En ese transitar, merecen destacarse tanto el buen humor que lo caracterizaba como la rigurosidad del método utilizado al ocuparse del análisis de la realidad y la historia. Método que, sorteando las interpretaciones facilistas -perdidas entre datos estadísticos aislados y noticias falseadas-, reivindicó la importancia de un conocimiento teórico encaminado a desarrollar estrategias adecuadas a los fines perseguidos. Perspectiva esta que operó, desde ese lugar, como guía de una acción transformadora.

En estos días, signados por la ferocidad y la indolencia, la vida militante de Rodolfo Ortega Peña nos convoca a revisitar, nuevamente, su praxis como militante integral. Praxis que transitó por diversos escenarios de luchas populares, producción intelectual desde las bases y la defensa inclaudicable de presas y presos políticos. En ese transitar, merecen destacarse tanto el buen humor que lo caracterizaba como la rigurosidad del método utilizado al ocuparse del análisis de la realidad y la historia. Método que, sorteando las interpretaciones facilistas -perdidas entre datos estadísticos aislados y noticias falseadas-, reivindicó la importancia de un conocimiento teórico encaminado a desarrollar estrategias adecuadas a los fines perseguidos. Perspectiva esta que operó, desde ese lugar, como guía de una acción transformadora.

1. Contextos. La economía occidental de los años `70 se desenvolvió en el marco de la expansión del ideario neoliberal (corporizado en las figuras de Milton Friedman, von Hayek, y Margaret Thatcher) y del embargo petrolero árabe de 1974. Al tiempo que, tras el fallecimiento de Juan Domingo Perón, asumía la conducción del estado argentino el binomio: Isabel Perón-José López Rega (fundador del grupo parapolicial “Triple A”). Oscuros personajes estos que abrieron los cauces de una bárbara represión contra militantes obreros, políticos y de la cultura.

2. Momentos. De mis encuentros con “el pelado” y su inseparable compañero Eduardo Duhalde, me vienen a la memoria: “el Juicio a Mitre” celebrado -con activa participación de estudiantes y docentes- en la Facultad de Derecho de la UBA; la publicación en la Revista Militancia de un informe sobre las multinacionales Bunge & Born y Deltec Internacional (que habíamos elaborado en el seno del Instituto de Estudios Políticos

Argentinos-IEPA) y los enriquecedores, intensos y siempre acalorados debates en el ámbito de los “Equipos Político Técnicos” en los años 1972/1973.

3. La barbarie. Luego de diferentes amenazas y de una nota del diario “Argentinisches Tageblatt” (propiedad de los hermanos Roberto y Juan Alemann), reclamando la represión sobre militantes populares, en la fría noche del 31 de julio de 1974 y a pocas cuadras del obelisco porteño, Ortega Peña fue ejecutado por un comando de la “Triple A”. En esas circunstancias, entre otras expresiones de repudio, la Revista literaria “El Escarabajo de oro” publica (poco antes de su clausura), un editorial de Abelardo Castillo acerca de las características de la dependencia cultural, en tanto manifestación de la dependencia económica, a la vez que destaca la figura de militantes como Ortega Peña que dedicaron su vida a sumarse a la “sublevada historia del país y el continente”.

4. Método para la praxis. Ortega Peña participó, al igual que Cooke, Puigross, Hernández Arregui y tantas/os otros de sus contemporáneos, en el proceso de confluencia entre distintas trayectorias político-ideológicas, que provenían del cristianismo, la resistencia, el forjismo o el marxismo. En ese camino, su labor teórica se centró en la tarea de articular el método de análisis marxista con los principios y acciones de la clase obrera y el peronismo. Así, en libros como “El manifiesto de Felipe Varela” y múltiples artículos, procuró aportar al rescate del revisionismo histórico en tanto instante “cultural de la conciencia nacional” a la par de contribuir a superar la falta de “vertebración teórica del peronismo”. Desde esta mirada, Rodolfo rescata la idea de Cooke respecto a que el conocimiento teórico

e histórico es fundamental para emprender las luchas sociales. Ello a los efectos de evitar que los análisis superficiales, mimetizados con las noticias periodísticas del sistema, sumados a la falta de voluntad y coraje políticos, terminen por agotar al movimiento peronista, desarticulándolo como sujeto

histórico de modo de integrarlo entonces, trágicamente, al sistema de un neoliberalismo totalitario resguardado entre los “pliegues de la democracia formal”.

* Carlos Cruz, Presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas de Buenos Aires (2011-2013)

Fuente: Pagina12

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