Chaka Khan: «No me revuelco en el barro, no me arrepiento de nada»
Conoció el éxito de la mano de Stevie Wonder y desarrolló una exitosa carrera solista, pero la fama se cobró su precio. Ahora intercambia duetos con la nueva generación y prepara un nuevo disco.
Se supone que al llegar a la edad dorada hay que tomarae las cosas con calma, pero nadie se lo dijo a Chaka Khan. La cantante de 71 años es un tornado de actividad: cuenta la historia de su vida, prepara una gira europea de seis semanas y se enoja por uno de los eventos en los que actuará y que la anuncian como «la Reina del Funk». «¡Es ridículo!», gruñe mientras coloca cuidadosamente otra fabulosa prenda en su valija en su casa de Georgia. «Llevo intentando dejar eso del ‘funk’ desde siempre. ¡PARA SIEMPRE! Odio estar encajonada, ¿sabés?».
Se sabe. Durante el último medio siglo, Khan siguió su propia estrella y sometió el funk, el soul, la música disco, el rock y el jazz a su formidable voluntad, superando y sobreviviendo a sus contemporáneos y triunfando sobre la drogadicción, el alcoholismo y los peores impulsos de una industria mendaz. La única constante ha sido esa voz, que eleva himnos atemporales como «I’m Every Woman», «Ain’t Nobody» y «I Feel for You», y se adueña de cortes más profundos como «Roll Me Through the Rushes», «Sweet Thing» y su asombrosa versión de «Love Has Fallen on Me». La voz de Khan es una fuerza absoluta de la naturaleza, y en esos momentos en los que rompe con la melodía, perdida en la emoción, y alcanza lo sublime, se siente… «Como cuando las ruedas de un avión abandonan la pista, como si despegara», dice. «Es como si me elevara». Hace una pausa y sonríe. «La música me equilibra. Hace que todo vaya bien. Me hace saber que estoy en el lugar correcto. Es donde encajo, donde vivo. Es para lo que vivo».
La música siempre lo fue todo para Khan. Criada por unos padres bohemios en una casa del sur de Chicago donde siempre sonaban discos, dice que «cantaba y bailaba en cuanto podía andar». En el primer ciclo de secundaria, se unió a su hermana pequeña Bonnie y a dos amigas en su primer grupo, The Crystallettes. «Éramos las protegidas de mi madre: nos hacía los vestidos, nos peinaba y nos maquillaba y nos dejaba como muñecas de porcelana».
Pero no fue hasta una visita al club nocturno Burning Spear -cuando una adolescente Khan se unió a la banda de la casa para una versión improvisada de Aretha Franklin y los demás clientes empezaron a tirar dinero al escenario- cuando se planteó la música como carrera. Empezó cantando versiones en clubes de la turística Rush Street de Chicago y se hizo amiga del grupo de funk-rock Ask Rufus, que tocaba enfrente. Cuando la cantante del grupo, Paulette McWilliams, se cansó de la rutina, sugirió a Khan que aceptara el trabajo. La decisión fue obvia: Ask Rufus componía su propio material. Poco después de unirse, el grupo firmó con ABC Records (eliminando el «Ask» de su apodo). «Fue como el destino», dice Khan.
Aunque el éxito se tomó su tiempo, a Rufus no le importó. «Éramos todos hippies», sonríe. «Siete de nosotros viviendo en el mismo departamento, todos con ayudas sociales… Lo manejamos. Sobrevivimos. Nos encantaba». Su primer LP de 1973 pasó casi desapercibido, salvo por una vaporosa versión de «Maybe Your Baby» de Stevie Wonder que exhibía la inextinguible voz de Khan. El propio Wonder se pasó por el estudio mientras el grupo trabajaba en la continuación y les ofreció una canción suya no grabada, «Come and Get This Stuff». «Le dije a Stevie: ‘No me gusta, ¿qué más tenés?'», cuenta Khan. Wonder, ¿la mayor estrella del soul en 1973? ¿Quizás el mayor genio del pop, y punto? ¿Cuántas veces cree que Stevie escuchó «No me gusta tu canción, ¿qué más tenés?»
«No creo que lo haya oído nunca», sonríe. «Pero no pensaba en eso. Digo la verdad todo el tiempo y no puedo evitarlo. A veces molesta a la gente. Pero diablos, si la verdad te molesta, no puedo evitarlo». Y Wonder no se enojó. «Stevie dijo: ‘¿Cuál es tu signo de nacimiento?’ Aries. ‘Oh, tengo la canción para ti…’ Y entonces empezó a tocar ese ‘wakka-wakka’ en el teclado, y ahí estaba eso».
«Eso» era «Tell Me Something Good», el primer éxito del grupo escrito por Stevie, que alcanzó el Top 3 de Billboard en 1974. Para aprovechar este impulso, Rufus se trasladó a Los Ángeles, pero el éxito trajo consigo el primero de una serie de bruscos despertares. «La compañía discográfica nos rebautizó como ‘Rufus y Chaka Khan'», suspira. «Aquello provocó una gran ruptura en lo que la banda sentía por mí. Yo estaba totalmente en contra y lo dejé muy claro. Pero la discográfica dijo: ‘Lo aceptás o te olvidás’. Por supuesto, tuve que montar en el pony, por el bien de todos. Pero me rompió el corazón que se sintieran… secundarios para mí. Todos habíamos sido iguales. Pero algo hermoso murió durante ese segundo álbum, Rags to Rufus, y la gente todavía se está recuperando de lo que pasó. Amo a esos tipos. Pero ya no podemos hablar claro como antes».
Rufus siguió adelante con una serie de álbumes sólidos y éxitos como «Sweet Thing» y «Stay». Pero en 1978 Khan lanzó su debut solista, que fue un éxito, y Rufus grabó un álbum sin Chaka, que no lo fue. Khan volvió a Rufus para Masterjam, de 1979, producido por Quincy Jones, y luego volvió a dejarlo, regresó, volvió a dejarlo y regresó para un último álbum en vivo, Stompin’ at the Savoy, de 1983.
Para entonces, Khan ya era una estrella consolidada, aunque el papel no le resultó fácil. «Lo pasé muy mal, sobre todo en concierto. Estaba tan acostumbrada a tener al guitarrista Tony Maiden a un lado y al bajista Bobby Watson del otro». En Rufus, ella había sido simplemente la voz. Ahora era la estrella, el centro de atención. «De repente estaba sola. Tenía que dar un paso adelante, ser lo que estaba pasando, y no sabía cómo hacerlo. Y la compañía discográfica estaba jodiendo a Rufus, jodiéndome a mí. Y yo estaba empezando a perder mi amor por lo que me gusta hacer. Y eso me asustó muchísimo. Porque si lo perdía… no estaría aquí. Tendría que irme. ¿Se entiende? Así que encontré maneras de aferrarme. Abuso de sustancias, y todo tipo de otras mierdas».
El punto brillante en medio de toda esta miseria fue su relación de trabajo con el legendario productor Arif Mardin, que dirigió sus seis primeros discos. «Arif me ayudó mucho con mis problemas de autoestima», dice. «Me metió en su familia, y yo los quería a todos: a su mujer, Latife, y a sus hijos. Todos estábamos muy unidos, vivíamos a una manzana de distancia en el Upper West Side de Nueva York. Volver a tener una familia así me hizo más fuerte». Mardin empujó a Khan más allá de sus zonas de confort, instándola a reinterpretar la emblemática composición de Dizzy Gillespie «A Night in Tunisia» como «And the Melody Still Lingers On». «Me dijo (con marcado acento turco): ‘Querida, vamos a hacer esta canción, podés hacerlo!’ Me hizo centrarme en lo que era real. Me retaba todo el tiempo. Y teníamos peleas en el estudio. Yo estaba sobregrabando mis coros, y él me interrumpía diciendo: ‘Estoy mirando las partituras y eso no es correcto’. No tengo partituras, no sé leer música. ‘Pero querida, no es correcto’. Bueno, si no suena bien… ‘¡Suena precioso!’ ¿Entonces de qué demonios estamos hablando?»
Khan describe estas peleas como «meras rencillas», aunque una disputa fue más profunda que la mayoría: cuando grabó el que quizá sea su mayor himno, su versión de «I Feel for You» de Prince, en 1984. «Me gustaba la canción, la grabé y me fui a casa», cuenta. «Esa noche, Arif llamó al rapero Grandmaster Melle Mel. Fue su decisión, no la mía. Llegué al día siguiente y oí la presentación del rapero y… me quedé destrozada. Este tipo, diciendo mi nombre una y otra vez, y lo que quiere hacerme… ‘No te preocupes querida, será un éxito.’ Entonces me callé, porque como siempre le he dicho a Arif, no sé distinguir un éxito de lo que no lo es (me encantan todas mis canciones), pero él estaba entrenado para eso. Y ese tema cumplió su función, me mantuvo al día. Pero nunca me acostumbraré a que el rapero diga mi nombre una y otra vez».
El tema dio lugar a varias colaboraciones fructíferas y a una larga amistad con Prince. Su muerte en 2016 aún la atormenta. «He perdido a tanta gente a la que quería», dice. «He perdido a Whitney (Houston, amiga íntima desde que prestó coros al segundo álbum de Khan, Naughty). He perdido a Miles (Davis, que tocó su álbum de 1988 CK). Así que, a mi edad, estoy reuniendo a toda mi gente joven». Entre esos nuevos amigos está la cantante, compositora y productora Sia, cuyo nuevo single «Immortal Queen» es a la vez un dueto y un homenaje a Khan. La pareja acaba de terminar de trabajar en un nuevo álbum de Khan, que ella espera que vea la luz antes de que termine el año.
«Esa mujer es increíble», sonríe Khan. «¿Conocés ‘Killing Me Softly’? Esa es ella, eso es lo que me hace. Está en mi cabeza y en mi corazón, dice lo que quiero decir. Lleva escuchándome desde que era pequeña, así que siente que ha crecido conmigo. Es como si hubiera estado esperando a que creciera y viniera a verme, para poder hacer esto. Estuve en su casa hace un par de semanas y Willow Smith (hija de Will y Jada Pinkett Smith) vino a cenar, y también pude conocerla. Es un gran ser humano, una gran escritora y una gran cantante. Puede que hagamos algo juntos en el futuro. Así que todas estas cosas maravillosas me están llegando ahora. Es como un renacimiento o algo así».
Khan está de buen humor, casi desbordante, pero con los pies en la tierra. Sobre los años que pasó luchando contra la drogadicción y el alcoholismo, dice: «Mi viaje era necesario, tenía que ocurrir para poder salir como soy ahora. No tendría la profundidad de sentimientos que tengo si no hubiera pasado por lo que pasé. Hay cosas que nunca volveré a hacer. Esas fueron mis lecciones de vida. Y aprendí la lección. Eso es lo importante. La entendí. Lo mío es el ahora y lo que viene después, no me revuelco en el barro». Coloca otro deslumbrante vestido en la valija y la cierra, lista para su próxima aventura. «Y no me arrepiento de nada».
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.