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Lausana, la capital olímpica donde descansa Pierre de Coubertín

Desde Lausana, Suiza

Cuarenta minutos de tren separan a Ginebra de Lausana, la quinta ciudad más poblada de Suiza con 140.000 habitantes. Debe haber pocos lugares en el mundo en los que se respire olimpismo, pero eso no es casualidad. A esta ciudad se le llama «la capital olímpica» y, al igual que donde murió Jorge Luis Borges, está a orillas del lago Lemán, el más grande de Europa Occidental. En ambas ciudades se habla francés, uno de los cuatro idiomas oficiales de Suiza.

Además en Lausana hay más de diez sedes de Federaciones Internacionales deportivas: gimnasia, vóley, natación, hockey, esgrima, ecuestre, tenis de mesa, tiro con arco, canotaje y remo, entre otras. Sin dudas, esta pequeña ciudad es una suerte de capital olímpica del mundo. Pero lo más relevante e impactante es el edificio del Comité Olímpico Internacional y el Museo Olímpico que se puede disfrutar a orillas del lago.

El COI y el Museo Olímpico

Para llegar a las oficinas donde se toman las decisiones y donde día a día se trabaja para la trigésimo tercera edición de los Juegos Olímpicos que comenzará en menos de 45 días, hace falta tomarse un metro (subte) y un colectivo. El camino es corto y está rodeado de árboles, la línea 24 de buses se creó específicamente para este recorrido olímpico. Allí en la planta baja aparece una estatua de Pierre de Coubertin, el creador de los Juegos Olímpicos Modernos. El resto, un edificio renovado, organizado con salas de todo tipo para reuniones informales, ejecutivas, de comisión y una terraza con una vista imponente hacia el lago Lemán.

De allí para el museo, hay que tomar el colectivo de vuelta que llega a Ouchy Olympique, la parte más linda de Lausana y en donde ya está todo preparado para el Fan Fest de la Eurocopa que comienza este viernes por la noche europea con el partido entre Alemania y Escocia. A 600 metros, entonces, está el museo que a orillas del lago y con el ruido de las gaviotas solo transmite paz cuando aparece esa escalinata interminable. En cada escalón para llegar hasta la entrada se pueden leer todos los deportistas que encendieron el pebetero olímpico desde Berlín 1936 hasta Tokio 2020, incluidos los Juegos Olímpicos de invierno.

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Al ingresar el recorrido está dividido en tres partes: El Mundo Olímpico, Los Juegos Olímpicos y el Espíritu Olímpico.

En el Mundo Olímpico se pueden visualizar los orígenes de la Antigüedad, en donde se cuenta que los Juegos de Olimpia formaban parte de los Panhelénicos junto con los Píticos, los Nemeos y los Ístmicos. Además los Juegos Olímpicos siempre comenzaban en la segunda luna llena después del solsticio de verano. Pero lo más impactante de esta parte del museo es el espacio dedicado al creador que recuperó los Juegos Olímpicos en la Modernidad, Pierre Fredy Barón de Coubertin. Este educador francés que fundó el COI en París en 1894 fue el que estableció los anillos olímpicos como símbolo principal de este movimiento. Los cinco colores más el blanco de fondo están presentes en todas las banderas de las naciones participantes. ¿De dónde salió esta idea de los anillos como símbolo olímpico? Al parecer dos círculos entrelazados estaban presentes en los equipos deportivos franceses y ese fue el disparador para dejar esa huella imborrable. En lo expuesto en el museo, se pueden apreciar fotos del equipo francés de rugby con este emblema y también la carta en la que Coubertin dibujó los anillos por primera vez. Una parte imperdible a la hora de entender el origen de un símbolo indeleble.

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En la segunda parte del museo, se pueden visualizar los trajes de los atletas más importantes de toda la historia de los Juegos Olímpicos de la modernidad y también hay una parte interactiva en la que se cuentan grandes pequeñas historias que quedaron en la memoria, así como también una placa en la que se ven los cambios del programa olímpico según cada edición. Argentina tiene su representación con el traje que usó Santiago Lange en Río 2016 al ganar la medalla dorada.

En la última parte del museo se pueden apreciar todo lo vinculado al espíritu olímpico: las medallas, la villa olímpica y todo lo relacionado a los próximos Juegos Olímpicos que se desarrollarán en París.

Apartado especial para la parte en la que están exhibidas todas las antorchas y la particularidad de que está expuesta la icónica flecha del arquero Antonio Rebollo, con la que supuestamente encendió el pebetero en Barcelona `92.

Así es como a menos de 45 días de París 2024 la visita por la capital olímpica, donde están los restos y el corazón de Coubertin, se hizo imprescindible.

Fuente: Pagina12

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