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Tute: «Todos los autores dejan entrever su ideología a través de su laburo»

El volumen, «Lo mejor de Tute», es tanto un balance de sus treinta años de trayectoria como una foto de su madurez artística actual. «Trato de hacer un humor lo más atemporal posible, pero también es cierto que los tiempos cambian, el perfil del humor cambia socialmente», señala. 

“Me imagino que si fuera escultor verías una escultura de algún modo existencialista y romántica”, sonríe Tute. El humorista gráfico habla de su flamante libro (Lo mejor de Tute), pero también del guión de una película que acaba de terminar y de los muchos otros proyectos que siempre tiene entre manos. Hay un modo “Tute” de hacer y, sobre todo, de ser que se trasluce en toda su obra. El nuevo libro es muestra de ello y es tanto un balance de sus treinta años plumín en mano (25 de ellos en La Nación) como una foto de su madurez artística actual, ya hace rato planteado en un estilo bien distinto del de Caloi, su padre.

“No es un balance, ¿pero sabés qué pensé? En cuando los escritores arman como las obras completas. Porque las obras completas nunca son completas de verdad. Siempre hay cosas que se dejan afuera, olvidos voluntarios, correcciones, Esto por supuesto no es lo mismo, no son las obras completas, pero la sensación debe ser parecida porque para mí este es un libro importante”, comenta. Lo mejor de Tute no es un libro más. Están ahí sus viñetas más exitosas y otras que no tuvieron tanto rebote, pero que para él representan mucho. 

“Si a todo el mundo le gusta, ese dibujo tiene ‘algo’”, considera. “Por ahí el humor más complejo no tiene una aprobación masiva, pero si un chiste simple tiene una aprobación masiva quiere decir que hay un acierto en ese dibujo y merece estar en este volumen”, plantea. “Al mismo tiempo, otros no pegaron tanto y para mí son fundamentales, fueron goles de media cancha”.

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Hay mayoría de material reciente, ¿cómo te sentís respecto a tu material de hace 15, 20 años?

-El material que es muy antiguo me gusta menos, entonces hay una tendencia natural a que haya mucho material nuevo, de los últimos cinco años, seis años, siete años, y no tanto de los primeros años. Y pasó otra cosa, que los que me gustaban mucho de aquella época los redibujé. Uno va cambiando el dibujo con el tiempo, pero las ideas a veces son buenas, entonces las vuelvo a dibujar. Mi viejo que decía que un buen chiste merece siempre ser vuelto a publicar. Bueno, parafraseándolo podemos decir que un buen chiste merece ser vuelto a dibujar.

-¿Y qué cosas ves viejas o vetustas, como decís vos, en tu dibujo que te lleva a redibujarlo?

-En el año 2000, 1999, todavía estaba buscando mi estilo, aún tenía mucha influencia de mi viejo. Recién por el 2005 recuerdo ya haber encontrado algo más propio no solo en el dibujo sino también en el universo de las ideas. A partir de ahí ya hubo un despegue que se fue afianzando y que puedo decir que fue total a partir del 2008, que lo tengo muy claro porque compartimos la única muestra que yo hice con mi viejo en España y era claramente diferenciable mi material del suyo. Me acuerdo que cuando llegué a la muestra me resultó muy gratificante: había llegado a un lugar diferente al de mi viejo y al mismo tiempo podíamos compartir una muestra que fuera interesante.

-Este libro es un buen muestrario de tu posición política y social.

-Así lo espero, creo que todos los autores dejan entrever su ideología, sus ideas políticas, a través de su laburo. Espero que esté.

-El impacto en redes sociales pesó en el armado del libro, Ahí muchos se sorprenden con tus ideas políticas. ¿Cómo te llevás con eso?

Es extraordinario, a mí hasta me divierte porque habla de la conducta humana. Me doy cuenta de que hay gente a la que le encanta lo que hago, pero me odia por mis ideas, que me maltrata como dibujante porque en realidad lo que no le gustan son mis ideas políticas, porque los chistes curiosamente sí le gustan a muchos de esos que se ofenden. Después hay otra porción de la gente que se siente genuinamente traicionada, porque lo que dice es, “puta, yo a este tipo con lo que lo quiero, y resulta que admira a Cristina Fernández de Kirchner, ¿cómo me puede hacer esto?” ¡Como si fuera una traición! También hay otros que me escriben y me dicen, mirá, no coincido en nada con vos, pero no voy a dejar de seguirte y de seguir disfrutando de tu humor. Y después están los que ya me odian sin haberme leído nunca, solamente porque se enteraron de que soy peronista y entonces ya entran a leer mi laburo con malos ojos, decididamente, para que no les guste.

-Volviendo a lo de redibujar los chistes. ¿Es eso lo que genera también la sensación de actualidad del libro?

-Mirá, hay muchos redibujos, pero a lo largo de 30 años o de 25 años. No es que yo para este libro redibujé 100 chistes de las 400 páginas. Es una actividad habitual en mi laburo. Cada tanto me cruzo con algún dibujo que por algún motivo me parece que necesita ser actualizado, porque la idea me sigue pareciendo interesante o incluso tiene más sentido hoy que en aquel entonces. Hay redibujos que tienen ya 10 años. De todas formas, lo que vos decís es cierto, porque vos no ves una especie de retrospectiva. No ves cómo era mi dibujo hace 25 años y cómo terminó siendo por estos tiempos. Es más bien un material que tiene más o menos una misma estética actual.

¿Alguna idea te quedó vieja de tus primeros años como humorista?

-Sí, siempre hay ideas que quedan viejas. Trato de hacer un humor lo más atemporal posible, pero también es cierto que los tiempos cambian, el perfil del humor cambia socialmente, y una idea de hace 30 años sobre la homosexualidad o sobre el transvestismo hoy no causa el mismo efecto, cambiaron nuestras cabezas.

Tus temas centrales siguen siendo los mismos: cierto existencialismo, una forma de poesía, el amor romántico, el psicoanálisis…

-Sí, las conductas humanas, que es el gran tema de mi laburo. Después son los grandes temas, las cosas que nos preguntamos todos. Igual van cambiando con el tiempo, porque mi humor era uno cuando yo no era padre y pasó a ser otro a partir de serlo y vivir en carne propia algunas preocupaciones o algunas felicidades. Y lo mismo con las pérdidas. Uno va modificando o va agregando sustancia a su trabajo en función del avance en la vida. Es muy difícil hacer humor profundamente sin haber vivido algo de eso en carne propia.

Aunque no todo sea gracioso.

-Creo que en general hay una distinción muy clara entre humor y comicidad o chiste, son cosas muy distintas. El humor viene de un lugar profundo. Después vos con eso podés hacer algo etéreo, algo sencillo, simple, pero el origen del humor es profundo. No es como el chiste, no es la gracia que se repite y que da lo mismo que lo digas vos o que lo diga yo y después lo repite otro. Eso es el chiste. El humor no, el humor es personal, es de autor. Y la cantera del humor es profunda.

Fuente: Pagina12

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