Los Raviolis celebran diez años de rock y humor para grandes y chicos
El grupo formado por Valeria Donati, Gabriel Wisznia, Esteban Ruiz Barrea, Bruno Delucchi, Brian Ayliffe y Juan Pablo Esmok Lew ofrecerá sendas «misas ravioleras» en las que repasará sus tres discos.
Mapadres al borde de un ataque de nervios. Hijes en su salsa. Los Raviolis cumplen 10 años poniéndole rock y mucho humor al desafío gigante de la crianza. El grupo que hace bailar a la familia entera, ofrecerá un show cumpleañero este sábado 18 de mayo con doble función a las 15 y a las 18 en el ND Teatro (Paraguay 918). El encuentro será la excusa perfecta para celebrar también la nominación a los Premios Gardel 2024 a la categoría Mejor Disco Infantil por su último disco Malos negocios(2023). Será una auténtica “misa raviolera”, como suelen llamar sus fans a los recitales de la banda que integran Valeria Donati, Gabriel Wisznia, Esteban Ruiz Barrea, Bruno Delucchi, Brian Ayliffe y Juan Pablo Esmok Lew. Y sonarán canciones de sus tres discos editados: ¿Porqué no te mandé al turno tarde? (2016),Hoy no vino la niñera (2019) y Malos negocios (2023), más su reciente single “Las Fieras”.
“Va a ser un espectáculo cargado de energía y emoción. Vamos a fusionar la música con la reflexión sobre la crianza y la vida familiar, y tendremos invitados, mucho rock, risas y un espacio de catarsis familiar para conectar con las verdades que muchas veces se esconden detrás de la romantización de la maternidad y la paternidad”, anticipa Juan Pablo Esmok Lew, guitarrista de Los Raviolis.
–¿Cómo surgió la idea de armar una banda que hablara del «lado B de la crianza»?
-Surgió de una necesidad personal y colectiva. Queríamos romper con los estereotipos y abordar temas que suelen ocultarse o idealizarse en la crianza. Esa desconexión profunda entre la realidad de la crianza cotidiana y los mandatos sostenidos en un marketing de romantización de las tareas de cuidado necesitaba ser puesto en tensión. Sentíamos que había un espacio vacío en la música infantil que necesitaba ser llenado con sinceridad y autenticidad. Los Raviolis cantamos verdades con las que todxs se identifican.
–Desromantizar las tareas de cuidado y dar cuenta de la dificultad que tiene el hecho de mapaternar es algo que ahora se da con mayor naturalidad. Pero, ¿qué sucedía cuando ustedes arrancaron? ¿Y cómo perciben que fue evolucionando en esta década ese debate?
-Cuando empezamos, desromantizar las tareas de cuidado, poner sobre la mesa lo que le sucede a lxs adultxs y hablar abiertamente sobre las dificultades de la crianza era algo muy poco común, y hecho con la crudeza de Raviolis era inesperado. Nos enfrentamos a resistencias y críticas, pero también encontramos un público ávido de escuchar nuestras historias y de sentirse reflejado en nuestras maneras. Con ese acompañamiento y la convicción de profundizar ese camino, fuimos corriendo los límites de lo que era posible decir y cantar. Y con el tiempo, este debate evolucionó hacia una mayor apertura y comprensión, donde se valora la honestidad y la diversidad de experiencias en la crianza y ya se rompió esa idealización. Eso nos da la posibilidad de seguir corriendo los límites aún más, que es algo que nos divierte mucho y además nos parece políticamente interesante. El humor y la incorrección en las infancias es un eje hermoso para trabajar.
–Los Raviolis interpelan tanto al público infantil como al público adulto. ¿Cuáles son los desafíos de hacer música que convoque a toda la familia?
-Los desafíos son muchos. Tenemos que encontrar un equilibrio entre el entretenimiento para lxs niñxs y el guiño para lxs adultxs, y caminar sobre esa cornisa delgada donde el mensaje que subyace, y que no comprenden lxs niñxs, es el guiño que sorprende e interpela a quienes los trajeron al show. Narrar algunas tensiones de la cotidianeidad con franqueza, con humor ácido y provocador, pero sin desubicarse, y hacer todo eso en una canción de tres minutos es algo complejo. También tratamos temas profundos desde la misma crudeza y honestidad pero siempre sin subestimar a lxs niñxs. Creemos que muchas veces el modo en que se les habla a las infancias, suele subestimarlxs y además es lo que genera mucha desconexión con lxs adultxs. Temas como “Valentín” o “Mi lugar” son ejemplo de nuestras maneras de interpelar.
–¿Cómo surgió el nombre de «Los Raviolis»?
-El nombre surgió gracias a Silvia Taboada, la directora del jardín público «Profesora Marina Margarita Ravioli» de la Ciudad de Buenos Aires. Silvia sabía que entre los padres había músicos profesionales y otros que producían contenido humorístico para niñxs. Así que nos convocó para el Día de las Maestras Jardineras, un 28 de mayo, a tocar algunas canciones y rendirles homenaje. Al principio, con un poco de desgano, Gabichu, Bruno, Tibi y yo nos reunimos para ensayar, y nos divertimos mucho. Tocamos para las familias en la escuela y nos dimos cuenta de que algo interesante había pasado. Así que decidimos seguir y acá estamos, diez años después.
–¿Qué balance hacen de estos años de trabajo?
-Hacer un balance de estos diez años es emocionante y gratificante. Crecimos muchísimo como músicos, como personas y como familia. Pudimos sostener un trabajo cultural colectivo en un país donde muchas veces se pone muy dificíl, y además ver cómo nuestras canciones tocaron los corazones de muchas personas y se transformaron en parte de la alegría cotidiana de muchísimas familias es una felicidad inmensa y un orgullo. Sentimos que en este tiempo pusimos nuestro buen grano de arena en este proceso de deconstrucción sobre los mandatos de la crianza que generaron -y todavía generan- mucha presión y angustia en nuestra sociedad.