Flores Negras, un sonido distinto para el tango
Cecilia Bonardi, Laura Esses, Florencia García Casabal y Alejandra Cañoni adelantarán temas de su próximo disco antes de su gira europea.
Todos hablan de Julio. Pero Francisco de Caro, uno de sus once hermanos, también fue un genio. No solo fue un excelso pianista, fiel exponente del llamado tango romanza, sino también la existencia de hermosas piezas del género. Entre ellas, “Loca bohemia”, “Luciérnaga”, “Sueño azul” y “Flores negras”. Y aquí entran las integrantes del cuarteto coral femenino Flores Negras, que nacieron cuando colapsaba el milenio anterior y no hubo contrariedad que las marchite. “Es cierto que hubo tiempos de impasses, a veces por razones en las vidas personales, otros porque algún proyecto artístico personal ocupó con más intensidad la energía de alguna de nosotras, pero lo interesante es que hoy podemos hacer una lectura de tiempo en perspectiva porque el grupo atravesó todas esas instancias y siempre volvimos a reunirnos”, señala la mezzosoprano Cecilia Bonardi, en las gateras de un nuevo concierto, a suceder el domingo 5 de mayo a las 20:30, en Café Berlín (Avenida San Martín 6656).
Allí, Flores Negras volverá sobre temas de Maldito tango –último disco a la fecha- y además estrenará nuevas piezas secundado por Edgardo Acuña en guitarra, Maxi Votta en percusión y Gerardo Demónaco en contrabajo. Entre las novedades, varias de Astor Piazzolla que serán parte de su próximo disco. En especial, la intrépida versión a ensamble de voces de “Balada para un loco”. “La decisión de avanzar con un tema tan emblemático, mundialmente tan conocido y con tantas interpretaciones maravillosas, entre ellas realizadas por artistas muy admirados, fue animarnos a un desafío”, asegura Bonardi, y da paso a las palabras Laura Esses, la contralto: “Sentimos que teníamos la posibilidad de ofrecer una versión muy diferente y pudimos hacerlo de la mano del arreglo que escribió para nosotras Diego Vila, que nos permitió desplegar la profunda emoción que nos despierta la interpretación de este tango. Incluso, las repercusiones que tuvo sobrepasaron lo que podíamos imaginar. En fin, será parte de este recital que prevemos como una fiesta musical”.
Una fiesta “despedida”, además, porque fruto de un “algo habrán hecho”, las espera luego una gira por Europa que comenzará el 18 de mayo en el Teatro Matrix de Rotterdam, seguirá por Bruselas, por el “Festival Internacional de Tango” en Chiclana de la Frontera de Cádiz, Sevilla, Barcelona y Madrid. “Las expectativas son las de siempre: compartir nuestra música con el mundo, y darnos a conocer con este formato a voces femeninas que nos encanta, ya que somos el único cuarteto femenino de tango, y tenemos un repertorio y arreglos maravillosos”, se florea la soprano Florencia García Casabal.
“El tango es un idioma universal que une y apasiona, que invita y que se entrega, es de todos, carece de fronteras, y eso nos sucedió desde nuestra primera gira allá por 1998 por Portugal, pasando por cada viaje y sin excepciones”, se pliega la otra mezzosoprano del cuarteto, Alejandra Cañoni, recordando además que en uno de los viajes el grupo fue recibido por Jacqueline Pons, aquella anfitriona que supo acoger en su casa de París a Roberto Goyeneche, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Jairo, Piazzolla y Eduardo Falú, entre otros y otras artistas argentinos.
En lo estético, Flores Negras sigue firme en su propósito de sumar un sonido distinto a la música ciudadana, por supuesto a partir de voces femeninas en roles protagónicos que buscan “volver a decir” textos y poesías de grandes letristas de Buenos Aires. “Estamos en línea con lo que fueron Buenos Aires 8, el Grupo Vocal Argentino y Músicos Populares Argentinos, en otros tiempos”, aseguran a unísono.
-¿Qué las tentó del tango de Francisco De Caro para que el grupo se llame así?
Alejandra Cañoni: -Que algo de la delicadeza de una flor –que se suele asociar con lo femenino- y la fuerza del ritmo ciudadano estaban en sus notas, sin dudas. Porque en ellas se mezcla algo de la melancolía rioplatense, que nos caracteriza, la tristeza por lo que se va, y la elegancia que se puede asociar al color negro, que se usa tanto para el luto como para una ocasión muy especial.