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«Libros para aprender»: ni los chicos se salvan del ajuste

En un comunicado conjunto la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) y la Cámara Argentina del Libro (CAL) afirman que la compra de 14.000.000 de libros escolares es «un proceso firme y transparente». Teresita Valdettaro, directora editorial de Estación Mandioca, dice que es «un error» discontinuar el plan. «Vamos a hacer todo lo posible para que lleguen libros de calidad a las escuelas», agrega la editora. 

Cada organismo o plan que el gobierno cierra lo justifica argumentando que “no hay plata” o que tiene un funcionamiento “altamente ineficiente y corrompido”. La Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) y la Cámara Argentina del Libro (CAL) afirman que la compra de 14.000.000 de libros escolares pertenecientes al plan “Libros para aprender” por parte de la Secretaría de Educación de la Nación es “un proceso firme y transparente”. En un comunicado conjunto las dos entidades explicaron cómo es el procedimiento de compra de libros escolares porque las noticias que se publicaron en diferentes medios “podrían haber generado confusión en la opinión pública”.

El Estado Nacional convoca a las editoriales a presentar sus libros. Esos materiales tendrán dos instancias de evaluación: una nacional y otra provincial. La Comisión Asesora Nacional realiza una primera selección y envía los libros elegidos a las Comisiones Asesoras Provinciales que dependen de los respectivos ministerios, y que seleccionan aquellos materiales que satisfacen los requerimientos pedagógicos y curriculares de su jurisdicción. Finalmente, la Secretaría de Educación de la Nación consolida esas elecciones y, de acuerdo con la matrícula de cada provincia, realiza la compra en conjunto. “Este es un proceso consolidado por su transparencia que ha sido usado desde el año 2003 por todos los gobiernos”, plantea desde la CAP y la CAL

¿Por qué se hacen contrataciones directas? “La contratación directa se explica porque cada editorial es propietaria exclusiva de los derechos de los libros que presenta. Por ese motivo, no es posible adquirir un mismo título a distintos proveedores: inevitablemente deben comprarlo a la editorial que lo publicó”, argumentan en el comunicado conjunto. “Si bien una licitación tradicional prioriza la variable precio, en el caso de los libros educativos la variable preponderante es la calidad pedagógica y, fundamentalmente, su adecuación a los diseños curriculares y al contexto en el que se insertan. En resumen, el valor mayor de estos libros no está en el producto físico (papel y tinta), sino en su esencia: el contenido. Pero la variable precio también está contemplada dado que las editoriales se comprometen a ofrecer sus libros a un valor máximo establecido en conjunto con la Secretaría de Educación, lo que garantiza que no haya precios fuera de los de mercado”.

En la compra que estaba prevista para este año iban a participar 16 editoriales referentes de la edición de material educativo en el país: Aique, Arte Gráfico Editorial Argentino, AZ Editora, Ediba Libros S.A., Ediciones Colihue, Ediciones Santillana, Editorial Del Árbol, Editorial Estrada, Eggers Brass Teresa, Estación Mandioca, Fundación Edelvives, Hola Chicos, Kapelusz Editora, Letra Impresa, Longseller y Nazhira. La compra incluía 195 títulos, elegidos por las distintas provincias, para asegurar la diversidad en la oferta. “Los libros de texto son un recurso muy económico. En noviembre de 2023, durante la gestión del gobierno anterior, se acordó un precio de entre $5000 y $7000 por ejemplar. Desde entonces, los precios de los insumos y de las imprentas crecieron de modo exponencial, precisamente en el período en el que se imprimen los libros. Esos precios quedaron desactualizados. Pero, dado el recorte presupuestario, la Secretaría de Educación informó que el presupuesto disponible era de $5000 por libro. Aun así, el sector editorial decidió continuar con el proceso y acordó con la SEN el precio de compra en $5.000. Para lograrlo, se negociaron costos con la cadena de producción y, en algunos casos, se resignó la rentabilidad”, advierten en el comunicado y puntualizan que esos mismos libros se compran en las librerías del país a un precio entre 15.000 y 16.000 pesos.

“Los libros de texto son el material más accesible y probado para acompañar los procesos de aprendizaje. Constituyen la fuente más adecuada para llegar al conocimiento ya que están producidos por profesionales de alto nivel académico y cuentan con un fuerte andamiaje pedagógico”, expresan la CAL y la CAP y agregan que “la misión de las editoriales es hacer los mejores libros para que esa herramienta insustituible llegue a manos de cada uno de los niños y jóvenes argentinos con calidad óptima”.

Teresita Valdettaro, directora editorial de Estación Mandioca, manifiesta la sorpresa que le generó enterarse de que no se hacía la compra de libros. “Hay una resolución firmada el 31 de enero porque accedimos a bajar los precios, a acelerar los tiempos de impresión y nos comprometimos a cumplir con las fechas una vez que estuviera pago el anticipo. Y nos enteramos por medio de la prensa de que la compra se cayó”, cuenta a Página/12 y precisa que el secretario de Educación, Carlos Torrendell, “siempre se mostró partidario de llevar libros a las escuelas y de mantener esta política”. No saben las editoras y editores por qué se decidió dar de baja la compra. “No fue por falta de transparencia porque el proceso es transparente. Hace 20 años que se usa el mismo procedimiento para la compra de libros en la Argentina y jamás se le atribuyó falta de transparencia”, aclara Valdettaro.

La decisión del gobierno de no comprar libros afecta a Hola Chicos, confirma Patricia Barrera, directora editorial, porque se trataba de una compra “muy importante” para este sello especializado en textos escolares. “Hola Chicos compró papel, cartulina y otros insumos para poder imprimir rápidamente los libros para cuando se recibiera la orden de compra y acelerar la entrega del material, con el objetivo de no demorar la distribución de los libros a los alumnos de todo el país que se encuentran en una situación socioeconómica muy difícil y que no pueden acceder a la compra de los libros que necesitan para estudiar. Lamentamos muchísimo que este año no puedan tenerlos”, admite Barrera. “Esta compra, además, nos iba a permitir abocarnos al proyecto y desarrollo de nuevos libros educativos, sin la ayuda de esta compra y en el contexto económico que estamos atravesando se hace imposible llevar a cabo el proyecto, porque para desarrollar nuevos libros de texto escolar se requieren importantes inversiones y contratar a mucha gente, autores, diseñadores, ilustradores, especialistas curriculares, y muchos más que intervienen en nuestro proceso”.

“El libro de texto es una valiosa guía para docentes y alumnos y promueve aprendizajes de calidad porque están escritos y editados por expertos en educación y garantizan una secuencia didáctica graduada y acorde a los diseños curriculares vigentes”, detallan en el comunicado y añaden que desde los libros de texto “se organiza el aprendizaje de los niños tanto en la casa como en el aula y se puede dejar allí un registro de lo aprendido que se va acumulando y permite evaluar fehacientemente los progresos del alumno”. La CAP y la CAL subrayan que “un libro de texto debe ser un derecho básico de cada estudiante, porque está comprobado su impacto en el aprendizaje en diversos entornos sociales, económicos y geográficos”.

Valdettaro dice que es “un error” discontinuar el plan “Libros para aprender”, que hizo mucho por la educación. “Como editores vamos a hacer todo lo posible, como estuvimos haciendo hasta ahora, para asegurar que lleguen libros de calidad a las escuelas”, concluye la editora.

Fuente: Pagina12

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