Espectáculos

El Mató a un Policía Motorizado le puso el moño al Festival REC

La segunda fecha volvió a exhibir una saludable diversidad estilística y buen nivel artístico: pudo verse desde la pura cepa pop de Cami y el reggae de Gondwana y UB40 a los históricos Congreso, el mestizaje de La Mano Ajena y el pospunk de Yakuza 3000.

Desde Concepción, Chile

«¿Qué hacemos? ¿Nos vamos, o quieren una más?», pregunta Santi Motorizado, y llega un rugido de 100 mil gargantas que deja claro el veredicto. Entonces El Mató a un Policía Motorizado vuelve a recordar a la «Chica de oro», y el Parque Bicentenario se convierte en un bloque de saltos y voces que le prometen a Jenny que sí, algún día todo será nuestro. Muchas cosas han pasado desde aquella Dinastía Scorpio de 2012, y lo del Festival REC de Concepción es un jalón más para una banda que paladea los frutos de tantos años de trabajo desde la independencia. El público chileno se los hace saber, porque también hubo coro instantáneo con «Medalla de oro», y con «Yoni B» y con «Más o menos bien» y sigue la lista. Y así se va armando el final de un festival de alto impacto, que deja sorprendido hasta al argentino conocedor, que apenas tenía idea de lo que se cocinaba en Conce.

(Imagen: Mariana Soledad)

La novena edición del REC quedará en la historia por su record de convocatoria, y abre la puerta para empezar a diluir ese desconocimiento. El sábado, el regreso de Los Bunkers a su ciudad hizo estallar las expectativas, con 150 mil personas casi empatando la convocatoria de las dos fechas de 2023. El domingo, otras 100 mil se acercaron a los cuatro escenarios -tres al aire libre, uno en el Teatro Regional BíoBío- donde volvió a expresarse una saludable combinación de diversidad estilística y buen nivel artístico. Y lo de «diversidad» no es eufemismo ni exageración: la segunda jornada permitió ir del filoso pospunk de Yakuza 3000 a la solvencia de años de Gondwana y UB40 en el cultivo del reggae, y de allí a la historia viva de Congreso -leyenda de la Nueva Canción chilena- y la pura cepa pop de Cami, que no necesitó más que una base disparada y un dúo de cuerdas para conquistarlo todo a fuerza de una garganta privilegiada y sin manipulaciones.

El día de cierre, además, no tuvo las preocupaciones de la jornada anterior: desde temprano, el sol denunció su presencia y favoreció que el Parque se fuera llenando no solo de los jóvenes universitarios que son norma en la ciudad, sino también de familias enteras que repartieron el ocio dominguero entre la música, la feria de productores regionales y los stands con diversas iniciativas concientizadoras sobre el reciclaje y el cambio climático, la donación de órganos, los derechos de las mujeres. El espíritu relajado era idéntico al del sábado, que dejó un dato bien ilustrativo: en una concentración de miles y miles y aun teniendo en cuenta lo sensibles que son los pacos a encontrar excusas para utilizar la fuerza, apenas hubo 6 detenidos y una decena de hospitalizados, todos por causas menores.

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(Imagen: Mariana Soledad)

Lo que hubo, entonces, fue fiesta. Sobre todo en momentos como el del escenario Vans con los santiaguinos de La Mano Ajena, que atestó el lugar y lo llenó de onda con su mixtura de músicas balcánicas, jazz, klezmer y rock. La andanada reggae tuvo su correspondiente nube dulce flotando entre el público, pero tampoco fue necesario alterarse los sentidos para dejarse llevar por la cadencia de expertos en la materia. En el escenario Escudo, Masquemusica dio una monumental lección de soul en el siglo XXI, con una performance arrebatadora de la extraordinaria cantante Macarena Campos. Inmediatamente después, los históricos Sergio «Tilo» González y Francisco Sazo condensaron los tiempos con un Congreso que ha sabido tributar a la música chilena de raíz con arranques de prog rock. Y en una fecha de alta sensibilidad para los argentinos presentes, tuvo especial resonancia su versión de «El derecho de vivir en paz», canción publicada por Víctor Jara en 1971 como forma de apoyo al gobierno popular de Salvador Allende.

Difícil no entusiasmarse, entonces, con las perspectivas a futuro de un festival que dio certificaciones del importante caldo cultural que se cuece en Concepción. En la fiesta de cierre no había más que caras de satisfacción entre los integrantes de una producción que no registró el más mínimo contratiempo, haciendo rodar un encuentro masivo cuya gratuidad hace que no se le encuentre un émulo ni siquiera en Argentina. Corrió el pisco y se multiplicaron los brindis: haciendo honor a su sigla, el noveno REC quedará grabado en la memoria de muchos.

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Francisco Sazo, de Congreso (Imagen: Brian Sáez).

La memoria de Santi Motorizado

Pocos minutos después de liquidar la impecable faena de El Mató y cerrar la grilla de 43 artistas, Santi Motorizado se asomó a la carpa de prensa, respondió a múltiples consultas de medios chilenos, bromeó con rebautizarse El Mató a un Paco Motorizado y terminó saliendo a saludar y sacarse fotos con decenas de fans que no dejaban de cantar «Olé, olé olé olé, Mató, Mató» en la calle. El bajista y cantante, además, respondió a una consulta puntual sobre el 24 de marzo, el provocador video de la cuenta presidencial y el significado de la marea de gente que copó las calles argentinas.

«Este es un gobierno nuevo pero que en muy poco tiempo lo empeoró todo. Porque el gobierno anterior también fue malo, y este llegó prometiendo que iba a resolver cosas pero lo único que hizo fue hacerlas peores», señaló. «Vi ese video, quizá por morbo, pero me parece muy grave que se niegue la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Lamentablemente es una tendencia que se está dando en muchos lados, personajes que son poco serios… pero es el presidente, y eso es serio, y es muy serio lo que está sucediendo. Pero está en nosotros mantener esa lucha, sostener esos reclamos, y es importante que nuevas generaciones que empiezan a ver todo eso como algo lejano sigan sosteniendo una bandera de memoria que no podemos abandonar».

Fuente: Pagina12

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