Espectáculos

«Elda y los monstruos», entre la búsqueda y el cuestionamiento de la identidad

La cámara sigue al joven profesor Diego Detona, que por las noches sube a un escenario para cantar transformada en Elda. La ambigüedad como parte constitutiva de la vida.

6 – ELDA Y LOS MONSTRUOS
(Argentina, 2023)
Dirección y guion: Nicolás Herzog
Duración: 73 minutos
Con las participaciones de Diego Detona, Natalia Curcho, Calypso Summer, Anul Orbie y Fran Dacunda.
Estreno en salas

En mayo de 2020, cuando la pandemia obligó a mudar los lanzamientos nacionales al terreno del streaming, la sala virtual de la plataforma Puentesdecine estrenó Canela, un documental sobre quien hasta sus 48 años había sido Áyax Grandi, un arquitecto rosarino a cargo de la empresa constructora familiar, con tres hijos adolescentes llenos de futuro y una reputada trayectoria como docente universitario. A esa edad se puso la ropa de su madre y empezó a ser Canela. La directora Cecilia del Valle la encontraba catorce años después, a sus 62, en pleno proceso de hormonización mientras continuaba trabajando, hipnotizando alumnos en sus clases sobre arquitectura orgánica y proyectando la posibilidad de hacerse una vaginoplastía. El problema era que Canela no sabía si ese era realmente su deseo o una obsesión, si valía la pena exponerse a una operación tan compleja y correr el riesgo de no ver crecer a sus nietos. Detalle nada menor, tampoco podía darse el gusto de estar los largos meses de reposo absoluto posquirúrgico sin laburar.

Dudas de una misma índole, aunque de consecuencias menos irreversibles que las que podía dejar el paso del bisturí, se plantea en Elda y los monstruos el joven profesor entrerriano Diego Detona, el mismo que por las noches sube a un escenario para cantar transformada en Elda, siempre y cuando se considere que lo que le ocurre es apenas una transformación pasajera. Porque Diego, en realidad, “es” Elda. O así lo siente, pero no siempre, como él/ella reconoce al momento responderle a un periodista radial que lo entrevista cómo quiere que lo llame. La búsqueda y el cuestionamiento de la identidad, los ripiosos caminos hacia la felicidad y la relación entre una disciplina artística y quien la practica son algunos de los tópicos que sobrevuelan el último trabajo del director de Orquesta roja (2009) y Vuelo nocturno (2016).

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Estrenada, igual que esas dos, en la Competencia Argentina del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Elda y los monstruos hace de la cámara una compañera constante de su protagonista, a quien sigue a sol y sombra durante una serie de situaciones que plantean el corpus de inquietudes que lo arrecian. Nicolás Herzog se aproxima a Diego/Elda con cariño y respeto, escuchando sus charlas con amigxs y registrando sus shows, las preparaciones, las visitas familiares y alguna escapada ocasional al campo. Aquí no hay una cirugía ni nada funcione como chispa que encienda el fuego de sus dudas, sino que parece ir descubriéndolas a medida que, sin estridencias, avanza el relato.

De sus diálogos casuales y su visita al santuario de una mujer trans asesinada devenida en mártir van desprendiéndose las preguntas sobre hasta qué punto es Diego y cuándo empieza Elda. O si son las dos caras de una misma moneda. Bañada por la tonalidad anaranjada ribereña de la costa este de Entre Ríos, Elda y los monstruos es de esas películas que rehúye a las respuestas sencillas y explicitadas, aceptando en su lugar la ambigüedad como parte constitutiva de la vida.

Fuente: Pagina12

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