La candidatura de Trump y la elección en EEUU, en vilo por una decisión de la Corte
La Corte Suprema de Estados Unidos evaluará esta semana un fallo que impide a Donald Trump participar en las primarias de su Partido Republicano en Colorado y que podría replicarse en otros estados, en la primera vez en años que una candidatura -y posiblemente una elección-, se disputa en las urnas y los tribunales.
El caso se centra en un fallo de diciembre de la Corte Suprema de Colorado que hizo lugar a un pedido de republicanos no trumpistas de excluir al expresidente de la primaria estatal por sus esfuerzos para desconocer su derrota electoral de 2020 contra el presidente Joe Biden, culminando en un ataque de sus seguidores al Congreso.
La audiencia en Washington llegará con las primarias republicanas ya en marcha y con Trump como gran favorito a ganarlas, y es considerada la participación más directa de la Corte Suprema en una elección presidencial desde que dio el triunfo al republicano George W. Bush sobre su adversario demócrata Al Gore en los comicios de 2000.
Las primarias de Colorado son el 5 de marzo, el «Supermartes» de internas en más de 20 estados, y la única rival de Trump que sigue en carrera, Nikki Haley, apuesta todo a que un fallo de la Corte contra el expresidente desate un efecto dominó de inhabilitación en otros estados cruciales para las generales del 5 de noviembre contra Biden.
Después de haber pedido con Trump las dos primeras internas, «la idea de Haley es aguantar hasta las primarias del 24 de febrero en Carolina del Sur, que es su estado y donde ella supone que puede ganar», dijo a Télam el profesor Juan Luis Manfredi, de la Universidad de Georgetown, en Washington.
«Y sobre todo quiere aguantar hasta el Supermartes, para poder posicionarse como alternativa, decir: ‘Yo soy una alternativa, soy una oportunidad real'» de vencer al demócrata Biden si finalmente Trump no puede participar en Colorado y en otros estados donde también se ha pedido inhabilitarlo por insurrección.
El jueves, la Corte Suprema empezará a escuchar argumentos a favor y en contra del fallo de la Corte de Colorado y del artículo constitucional en que se basó, la Sección 3 de la Enmienda 14, que fue adoptada después de la Guerra de Secesión (1861-65) y prohíbe ocupar cargos públicos a personas involucradas en una «insurrección».
Los denunciantes sostienen que Trump participó de una insurrección porque opinan que alentó a sus seguidores a que tomaran por asalto el Capitolio, el edificio del Congreso, el 6 de enero de 2021 para impedir que los legisladores certificasen que Biden había ganado la elección de 2020 y, por tanto, lo proclamasen presidente.
Los problemas legales de Trump exceden la cuestión de Colorado. Desde el 4 de marzo enfrenta un juicio penal por interferencia en las elecciones de 2020, y el 25 de marzo comienza otro proceso en su contra por fraude contable relativo a pagos no registrados a una estrella porno para ocultar un affaire que mantuvo con ella en 2016.
Según el profesor Manfredi, la estrategia de Trump descansa en acelerar su nominación y evitar los potenciales escollos a su retorno a la Casa Blanca derivados de esta convergencia de los calendarios judicial y político que marca este año electoral en Estados Unidos un cuarto de siglo después del histórico fallo de la corte en el caso Bush vs. Gore.
«A partir del 8 de febrero, Trump va a tener muchos problemas para hacer campaña en los distintos estados. Va a tener problemas para asistir a actos y por eso quiere ganar pronto, rápido y fuerte para que no haya ninguna duda, para poder enfocarse» en los casos judiciales y en la revancha con Biden, explicó.
Para el catedrático, es «muy poco probable» que la Corte Suprema, de nueve integrantes -tres de ellos nombrados por Trump- prohíban la candidatura del magnate republicano, algo que en la cultura política norteamericana sería prácticamente inviable.
«No es solo porque los jueces conservadores controlen la Corte Suprema con una mayoría seis-tres, sino porque esa idea de que el presidente Trump estaba implicado en una insurrección es muy difícil de avalar, de demostrar», apuntó.
El abogado especializado estadounidense Erik Sperling coincidió y apuntó, además, que por «la composición de tendencia conservadora de la Corte Suprema, y la teoría jurídica inestable y muy cuestionable en la que se basaba la prohibición, lo más probable es que la anule, y Trump esté en la boleta electoral de Colorado».
Incluso aunque la Corte Suprema expulsase a Trump de la carrera en Colorado y en Maine, donde también hubo presentaciones judiciales para excluirlo de la boleta, habría tiempo para realizar varias apelaciones, y no habría una sentencia antes del 5 de noviembre, el día de las elecciones generales. Ahora, si la Corte Suprema efectivamente decidiera descalificarlo como candidato, Manfredi consideró que sí habría consecuencias.
Primero, empezaría otra carrera judicial distinta para estar en la boleta en suficientes estados como para poder ser electo el 5 de noviembre, puesto que otros 14 estados, como Michigan, Minnesota, Oregon, Virginia, Nuevo México y Nueva York aguardan esa decisión de la Corte para decidir si también lo inhabilitan, dijo.
La segunda consecuencia sería la encrucijada en la que se verá el Partido Republicano sobre si seguir adelante con un candidato que no podrá competir con Biden en unos 15 de los 50 estados, agregó.
Ahí es donde descansan las chances de Haley, que espera hacerse fuerte en su natal Carolina del Sur, de donde fue gobernadora, en la primaria del 24 de febrero.
«Su opción es intentar un buen resultado en Carolina del Sur. No sé si ganar, pero un buen resultado que justifique aguantar» y le permita mantener las donaciones de fondos para su campaña hasta el Supermartes del 5 de marzo, dijo Manfredi.
Para Sperling, el esfuerzo por remover a Trump de las papeletas y de socavar su apoyo al presentarlo como un criminal que no debería ser visto como una opción legítima para los votantes es una apuesta fuerte de varios activistas ligados al Partido Demócrata.
Se arriesgan «a fomentar la narrativa de la derecha de que hay un esfuerzo para evitar que los votantes opten por el principal oponente del actual presidente, lo que podría endurecer o reforzar su apoyo», advirtió.
Trump ha dedicado gran parte de su vida a esquivar y esquivar problemas judiciales y a desarrollar estrategias de defensa que empantanan a los tribunales, según Manfredi.
La semana pasada, una corte sentenció que tendrá que pagar 83,5 millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll por difamación.
Pero también se enfrenta desde el 8 de febrero a la acusación por interferencia electoral en el estado de Georgia, por la que, el pasado agosto, debió entregarse a la Policía del condado de Fulton y se convirtió en el primer expresidente en ser fichado y tener un prontuario policial.
A pesar de todo, ambos analistas coinciden en que finalmente Trump aparecerá en las papeletas de los estados de todo el país.
«La única cuestión es si el esfuerzo por eliminarlo de la papeleta perjudica sus posibilidades, si le ayuda inadvertidamente o si no ha tenido ningún impacto perceptible», dijo Sperling.
La Constitución de los Estados Unidos no exige para ser presidente otra cosa que ser mayor de 35 años y nacido en país
«La única posibilidad de que Trump no sea presidente es que esté en la cárcel. Y entonces sí se le puede hacer un juicio político porque no puede ejercer su presidencia. Pero insisto, conociendo el modelo judicial norteamericano, es imposible que esto suceda antes del 5 de noviembre», concluyó Manfredi.