Objetivo 2024: desbloquear la nueva era de la inteligencia artificial
El 2023 quedará grabado en la historia como el año en que la inteligencia artificial (IA), en especial la generativa, fue la protagonista indiscutible. Se volvió el centro de nuestras conversaciones cotidianas, y también desencadenó una revolución tecnológica y creativa sin precedentes.
Con su capacidad transformadora, la inteligencia artificial está reconfigurando sectores fundamentales como la educación, la salud y el gobierno. Se posiciona como una solución potencial a desafíos sociales, y también como un agente clave para promover un futuro más inclusivo, seguro y accesible.
Para este año 2024, tenemos una prioridad bien marcada, llevar la inteligencia artificial a todas partes. La adopción de esta tecnología va a seguir acelerándose a medida que continúa madurando y se volverá la aliada perfecta.
En este incipiente escenario, existe un elemento de la naturaleza que cobrará un protagonismo inusitado: el silicio, un material que mantiene y habilita economías y estilos de vida modernos.
Se estima que para 2030 la inteligencia artificial contribuirá con el 14 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Además de mejorar la eficiencia de diversos sectores de la economía, genera un abanico de nuevas oportunidades laborales claves, como la ingeniería de aprendizajes automático y profundo, entrenamiento de robots y ciberseguridad especializada en IA.
El 2024 marca el inicio de una era revolucionaria en el ámbito de la computación, impulsada por la inteligencia artificial. Esta tecnología desempeña un papel fundamental en la ampliación de nuestro conocimiento al proporcionar una capacidad sin igual de procesar información a velocidades y escalas extraordinarias. Sin dudas, el conocimiento demanda un gran poder de procesamiento.
El 2024 marca el inicio de una era revolucionaria en el ámbito de la computación, impulsada por la inteligencia artificial.
Desafíos críticos de la inteligencia artificial
Por lo tanto, es esencial contar con hardware capaz de hacerle frente a estas demandas emergentes con capacidades excepcionales de cálculo y procesamiento. Además, debe ser eficiente en energía y poseer una adaptabilidad dinámica para responder eficazmente a las cambiantes necesidades del entorno.
En este contexto, las PC habilitadas para IA jugarán un papel central. Se espera que su adopción se acelere a partir de 2025, representando alrededor del 80% de todas las PC enviadas en 2027. Estas máquinas con chips avanzados permitirán ejecutar modelos y aplicaciones directamente en el dispositivo, impulsando un futuro más sostenible e inclusivo.
Sin embargo, este avance tecnológico también plantea desafíos críticos, y la seguridad de la información es una preocupación fundamental. Incidentes como la introducción de datos confidenciales en herramientas de IA destacan la necesidad de establecer políticas corporativas que regulen el uso adecuado de estas tecnologías.
Según la revista Fortune, la urgencia de profesionales capacitados en ciberseguridad es cada vez más intensa. Entre 2021 y 2031, se espera un crecimiento del 35% en la demanda de expertos en este campo, convirtiéndose en el sector de mayor demanda en la industria tecnológica.
La implementación de prácticas confiables y responsables en inteligencia artificial se correlaciona directamente con el avance y la madurez de esta tecnología. A medida que nos concentramos en el desarrollo de redes neuronales para el procesamiento del lenguaje, es imperativo definir y consolidar buenas prácticas que aseguren la autenticidad continua.
Este nuevo año apunta a ser el inicio de un salto exponencial en la tecnología informática, promoviendo una expansión económica impulsada por un poder computacional sostenible, abierto y seguro.
Adrián De Grazia.
Ética en la inteligencia artificial
En este contexto, emerge un importante diálogo sobre ética en el campo de la inteligencia artificial. Estas conversaciones son esenciales, ya que se enfocan en asegurar que el desarrollo, implementación y uso de la IA sean transparentes.
Con la creciente adopción de la inteligencia artificial en diversos sectores, se vuelve imperativo desarrollar políticas y regulaciones que garanticen su uso de manera responsable.
Establecer y seguir buenas prácticas resguardará la seguridad de la información, y también contribuirá al progreso y a la madurez sostenible de la tecnología de la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial llegó para quedarse, y depende de nosotros, como sociedad, aprender a ser resilientes, adaptarnos y reinventarnos para aprovechar plenamente esta herramienta transformadora.
El futuro está en nuestras manos, y es el momento de tomar medidas decisivas hacia una era donde la inteligencia artificial se integre de manera segura y beneficiosa en nuestra vida.
(*) Director de ventas digitales para las Américas de Intel y «Country Lead» de Intel en la Argentina.