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Tras las denuncias de fraude y su alianza con Macri, así llega LLA a los comicios

Foto: Osvaldo Fanton.

Tras protagonizar una campaña marcada por excentricidades, contradicciones y un apurado pacto con Mauricio Macri, el candidato a presidente de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, enfrenta el balotaje de este domingo con la esperanza de captar el grueso del electorado de Juntos por el Cambio y alzarse así con la Presidencia de la Nación.

Recluido en el porteño Hotel Libertador -donde permanece desde su derrota en la primera vuelta electoral frente a Sergio Massa (Unión por la Patria) y que volverá a ser su búnker de campaña-, Milei concentró sus últimos esfuerzos en seducir a los electores que optaron por Patricia Bullrich en los comicios del 22 de octubre, mutando su tono discursivo y desandando algunos ejes centrales de su propuesta.

Herido tras el debate del último domingo en la Facultad de Derecho de la UBA -que según una mayoría de analistas políticos estuvo dominado por Massa-, Milei buscó contrarrestar ese escenario agitando esta semana el fantasma de un posible fraude en los comicios, aún sin presentar pruebas, ni denuncias concretas ante la justicia electoral.

El libertario, en los medios, dio marcha atrás con muchas de las propuestas sostenidas en el primer tramo del proceso electoral: negó tener intenciones de privatizar la salud y la educación públicas, impulsar la libre portación de armas y la venta de órganos, entre otras iniciativas.

El dirigente de extrema derecha sufrió un fuerte impacto cuando, luego de su sorpresiva y contundente victoria en las PASO, en las que fue el candidato más votado del país con el 30% de los votos, cayó en la primera vuelta frente al actual ministro de Economía, quien lo superó por casi siete puntos porcentuales.

El traspié electoral y el cambio de escenario obligaron a Milei a reconfigurar su estrategia y, en ese camino, consiguió el auxilio de Mauricio Macri, con quien selló un apurado pacto que incluyó la promesa del expresidente de aportarle un ejército de fiscales para controlar el balotaje.

Ese acuerdo provocó un sismo en Juntos por el Cambio (JxC), incluso en el PRO y en la propia LLA, donde un considerable número de dirigentes y legisladores electos marcaron distancia y denunciaron un intercambio de apoyos a cambio de un repartija anticipada de «cargos» en un eventual gobierno libertario.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón.

Como resultado de ese entendimiento, alcanzado menos de 48 horas después de la primera vuelta en la casa de líder del PRO, en la localidad de Acassuso, en el norte del conurbano bonaerense, en medio de un fuerte hermetismo, la excandidata a presidenta Patricia Bullrich y su excompañero de fórmula, el radical Luis Petri, se plantaron frente a la prensa para anunciar el apoyo a Milei y ofrendarle el 23,81% que consiguió el binomio cambiemita el 22 de octubre.

«La patria está en peligro», dijo la exministra de Seguridad en aquella conferencia de prensa para justificar su respaldo a Milei, a quien antes había adjudicado tener «ideas malas y peligrosas» para el país.

En la competencia por captar el mismo perfil del electorado, ambos venían de tener fuertes cruces a lo largo de la campaña, a tal punto que el ultraderechista -que lleva como candidata a vicepresidenta a Victoria Villarruel, señalada como negacionista y apologista de la dictadura- llamó a Bullrich «montonera asesina» y la acusó de haber puesto «una bomba en un jardín de infantes».

Con todo, el libertario, al igual que Massa, parece no tener nada asegurado.

En el tramo final hacia el balotaje, el libertario insistió en agitar la idea de un «fraude» que sus apoderados nunca denunciaron formalmente en la justicia electoral.

Buena parte del radicalismo salió a militar la derrota del libertario a pesar de la postura de «neutralidad» que, al igual que la Coalición Cívica y otros socios menores en JxC, adoptó orgánicamente el centenario partido de cara al balotaje.

Por caso, el gobernador de Jujuy y titular del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales, prometió que haría «todo lo posible para que no gane Milei», una decisión que siguió buena parte de sus correligionarios.

Algo similar, aunque con menos ruido, ocurrió en el PRO, donde el excandidato a presidente y jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta rechazó la alianza sellada por su exjefe político Macri, acusando a Milei de «estar en los bordes de la democracia».

A pesar del ruido interno, ese sector del PRO siguió adelante con su apoyo al libertario, tallando cada vez más fuerte en su campaña, tanto en el tono discursivo como en el contenido de sus propuestas, ahora más afines a las de Bullrich.

Foto Ramiro Gmez
Foto: Ramiro Gómez.

Así, Milei moderó el perfil disruptivo y confrontativo de su mensaje, privilegió la idea de «terminar con el kirchnerismo», antes que su proclama anticasta» y reemplazó la motosierra -que utilizó en buena parte de la campaña como símbolo del fuerte recorte fiscal que piensa ejecutar si llegara a la Rosada- por la bandera argentina.

El libertario también dio marcha atrás con muchas de las propuestas sostenidas en el primer tramo del proceso electoral: negó tener intenciones de privatizar la salud y la educación públicas, impulsar la libre portación de armas y la venta de órganos, entre otras iniciativas.

Aún así, durante el debate presidencial frente a Massa, Milei no pudo evitar admitir que arancelaría las universidades, aunque «no a corto plazo», volvió a elogiar la figura de la exprimera ministra Margaret Thacher y ratificó que rompería lazos «por ser comunistas» con China y Brasil, los dos principales socios comerciales de Argentina.

Como era de esperar por su alianza con Macri, el ultraderechista eligió cerrar el pasado jueves junto a Bullrich su campaña electoral en Córdoba, una provincia siempre amable al fundador del PRO y estratégicamente clave en su ecuación para lograr imponerse en el balotaje.

El viernes el apoderado de LLA, Santiago Viola, aclaró ante la justicia que esa fuerza no hizo ninguna denuncia por fraude o contra fuerzas de seguridad y que el escrito entregado al juzgado electoral se trató de una «presentación» para «que se extremen los recaudos».

Desde el escenario ubicado en el Paseo Olmos, Milei reiteró que la elección de este domingo es la «más importante de los últimos 100 años», para luego dar paso a Bullrich, quien llamó a apoyar «el cambio» que representa el candidato de LLA que, vaticinó, será «el próximo presidente».

Milei no se privó de tener un último traspié de los muchos que protagonizó en la campaña, cuando luego del cierre publicó en sus redes una foto -como si se tratara de su acto en Córdoba- de la multitudinaria Marcha del Orgullo, que reunió 16 mil personas, según reconocieron desde la propia LLA.

En el tramo final hacia el balotaje, el libertario insistió en agitar la idea de un «fraude» que sus apoderados nunca denunciaron formalmente en la justicia electoral e incurrió en contradicciones, cuando en una misma entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly, habló de supuestas irregularidades en la primera vuelta, llegó a anticipar que podría desconocer los resultados del balotaje, para luego aceptar su derrota en los pasados comicios del 22 de octubre ante Massa.

Foto Ramiro Gmez
Foto: Ramiro Gómez.

«No estábamos para ganar en primera vuelta», aseguró en aquel reportaje, en el que minutos antes había intentado sembrar dudas sobre la transparencia del sistema electoral argentino y, en consonancia con las posturas adoptadas por líderes de extrema derecha como Jair Bolsonaro y Donald Trump, dijo -sin brindar pruebas concretas- que «hubo irregularidades de semejante tamaño que ponen en duda el resultado».

Luego se sucedieron las marchas y contramarchas en las objeciones de sus apoderados sobre las condiciones trasparencia de los comicios a desarrollarse este domingo que generaron rápidas contundentes respuestas de la justicia electoral, puntualmente sobre la responsabilidad de las fuerzas políticas en la provisión y reposición de boletas en las mesas electorales, toda vez que LLA incumplió el número necesario sugerido para cada centro de votación.

Finalmente, el viernes el apoderado de LLA, Santiago Viola, aclaró ante la justicia que esa fuerza no hizo ninguna denuncia por fraude o contra fuerzas de seguridad y que el escrito entregado al juzgado electoral se trató de una «presentación» para «que se extremen los recaudos» en el traslado de urnas, al relativizar el contenido del texto presentado esta semana en el que aludían a Gendarmería Nacional.

Milei esperará el resultado de lo que -se prevé- un reñido balotaje en su bunker del porteño Hotel Libertador, de Córdoba al 600, el mismo sitio que eligió como comité de campaña para las PASO y la primera vuelta electoral.

Fuente: Telam

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