WeWork va a la quiebra
La empresa fue protagonista del auge de las startups y alcanzó una valoración de 47.000 millones de dólares. Hoy, está cerca de su fin
Por Marcelo Mussi
31/10/2023 – 18,47hs
WeWork planea declararse en quiebra la próxima semana, informó este martes el Wall Street Journal. La empresa tuvo una de las trayectorias más dramáticas del último auge de las startups: alcanzó una valoración de 47 mil millones de dólares antes de un desastroso intento de oferta pública inicial y desafíos a su modelo de coworking durante la pandemia.
En una declaración presentada previamente este martes, la empresa afirmó que había mantenido conversaciones con sus acreedores para «mejorar su balance» y tomar medidas para «racionalizar su huella inmobiliaria». El lunes, había firmado un acuerdo de indulgencia con sus acreedores que finalizará en siete días. Ahora, se estima que podría presentar su petición del Capítulo 11 en Nueva Jersey.
La compañía respaldada por el Grupo SoftBank lucha con una enorme deuda y pérdidas significativas. Las acciones del proveedor de espacios de trabajo flexibles cayeron un 32% en las operaciones extendidas después de que el Wall Street Journal informara primero la noticia. Este año, cayeron aproximadamente un 96%.
La empresa tenía una deuda a largo plazo neta de 2.900 millones de dólares a finales de junio y más de 13.000 millones de dólares en contratos de arrendamiento a largo plazo, en un momento en que los crecientes costos de endeudamiento están afectando al sector de bienes raíces comerciales.
La presentación de quiebra de WeWork marcaría un giro sorprendente de la fortuna para la empresa que fue valorada en privado en 47.000 millones de dólares en 2019 y un punto negro para el inversor SoftBank, que invirtió miles de millones.
WeWork: las razones de derrumbe
La caída de WeWork no tiene que ver tanto con el cambio de modelo del trabajo, sino con la finalización del tiempo que los stakeholders de la compañía le dieron para probar un modelo de negocio sostenible.
La compañía respaldada por el Grupo SoftBank lucha con una enorme deuda y pérdidas significativas
Además, se suman, entre otras razones:
- La sobrevaloración de la empresa, de su potencial y de su liderazgo, además de su mala prensa por los excesos cometidos en épocas de sobrada liquidez
- Las startups, proyectos innovadores o divisiones específicas de compañías tradicionales ajustaron su esquema de costos como respuesta a la falta de liquidez y no pudieron acompañar la propuesta de WeWork
- Los compromisos que se tomaron en base al crecimiento proyectado, que no están a la altura de los números inmobiliarios actuales, lo que precipita un ajuste inevitable
Gustavo Neffa, economista y director de Research for Traders, aseguró a iProUP que la caída de WeWork «es la crónica de una muerte anunciada». En su visión, la compañía se convirtió con el tiempo en una mezcla de conflictos de intereses de Neumann con su propia empresa:
- Grandes pérdidas, que el año pasado se tradujeron en u$s2 por cada u$s1 que ingresaba a la compañía
- La pandemia arrasó contra el negocio de alquiler de oficinas
- Una estrategia de bajar precios y establecer contratos por un valor inferior de mercado para alquilar los edificios que compraba y ganar market share
«Lo que sucede es una mezcla de shock exógeno y desaciertos internos. Así es como una empresa que supo valer más de u$s20.000 millones apenas representa hoy un valor de recupero de u$s274 millones», asevera Neffa.
En la misma línea, Gonzalo Agüero, cofundador y CEO de Worknmates, resaltó que «la pregunta no es por qué va a pasar sino cuándo va a pasar«. Para el ejecutivo, el tema no tiene mucha ciencia y compara la situación de WeWork con la de su competidor Regus, que no tiene problemas porque básicamente sus costos están más controlados.
«Sus oficinas son muy lindas, pero no extravagantes como las de WeWork, que paga por metro cuadrado un precio mucho más alto que la media para conseguir lugares más exclusivos y céntricos. Supo lograr una marca impresionante y una calidad en sus oficinas que nadie ofrece, pero en algún momento hay que pagarlo», añade.
Según Agüero, las firmas están buscando flexibilidad, porque muchas «ya no necesitan lugares para una gran cantidad de gente ni todos los días de la semana. Tampoco están dispuestas a pagar precios más caros para un espacio de mucha calidad, cuando existen opciones más económicas».