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‘Una parte del electorado que votó a Milei en las PASO es volátil’

Morresi es profesor asociado de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigador adjunto del Conicet.

El politólogo Sergio Morresi consideró este domingo que si bien el resultado de las próximas elecciones nacionales «está abierto» permanecerá vigente en la sociedad, al margen de quien se consagre ganador, un «activismo de derecha radicalizado» que en esta oportunidad encuentra como una opción en las urnas al aspirante de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, pero que en el futuro podría respaldar a otro dirigente.

En declaraciones a Télam, Morresi, que es profesor asociado de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigador adjunto del Conicet, opinó que hay entre quienes apoyaron a Milei en las urnas un votante «volátil» que no está convencido de la totalidad de las propuestas del candidato de LLA, pero «sí de que hay una casta política responsable» de la situación que atraviesa el país.

Sin embargo, evaluó que por el momento no avizora un posible acuerdo entre Unión por la Patria (UP) y Juntos por el Cambio (JxC) para disputarle ese electorado a Milei.

-Télam: ¿Cómo considera que está compuesto el electorado que en las primarias respaldó a Milei en las urnas? ¿Son votantes con una férrea afinidad ideológica o pueden modificar su opinión en las elecciones nacionales?

-Sergio Morresi: En Argentina había un activismo de derecha muy radicalizado antes de que Milei dejara lo que llama la «batalla cultural» para dedicarse a la «batalla electoral». Esto es que había una demanda que encontró su oferta. Me parece que, en ese sentido, más allá del resultado que se produzca en las elecciones, que yo creo que está abierto, ese activismo de derecha radical llegó para quedarse. Está bastante instalado. Dicho esto también creo que el caudal de votos conseguido en las PASO, que estuvo por encima de las predicciones mismas de LLA, tiene una volatilidad más grande. No es que toda esa gente esté convencida de determinadas ideas o perspectivas sobre la política que tiene Milei, pero hay una parte de los votantes que sí. No sé cómo mensurar, pero hay un porcentaje importante de esos votantes que están convencidos de las propuestas de Milei porque, en algún punto, eran demandas que ellos tenían inclusive antes de que él se volcara a la política. Tiene que ver con cuestiones culturales: se oponen a la «ideología de género», al aborto legal, proponen una «memoria alternativa» sobre la década del 70, las jerarquías sociales, la igualdad y la desigualdad a nivel socioeconómico. Eso fue creciendo una vez que Milei se instaló y puso en la agenda pública estos temas. Las chances de que eso continúe están vigentes porque buena parte de las ideas y demandas de ese electorado de Milei están instaladas. Eso me parece que es lo relevante y lo que debe ser afrontado además de una situación económica muy delicada.

-T: ¿El complicado panorama económico del país propicia este tipo de ideas?

-SM: Yo creo que lo que ven en una crisis económica continuada es la corporización de lo que venían advirtiendo. «¡Vieron que teníamos razón, que esto iba a terminar mal!». No sé si los exacerba, pero sí me parece que el crecimiento exponencial que tuvieron en el último año, más allá de ese activismo, sólo puede comprenderse en el contexto de crisis económica.

-T: En los últimos días el dirigente social y ex precandidato presidencial de Unión por la Patria, Juan Grabois, dijo que referentes de la agrupación política de ultraderecha Revolución Federal se transformaron en militantes activos de LLA. ¿Ve posible que pueda darse un vínculo de ese tipo?

-SM: Hay una visión común del mundo para los sectores de ultraderecha que están en contra de la democracia, que actúan dentro de marcos de violencia y que son muy minoritarios. En este caso, no veo ningún elemento para adherir a esa narrativa que expresó Grabois. No creo que pueda decirse que todos los que pertenecen a LLA comulguen con esa violencia. Sin embargo, me parecería hasta lógico que en un escenario electoral como el actual esos sectores de ultraderecha vieran en una candidatura de LLA algo muy cercano a lo que ellos prefieren. No porque Milei sea su candidato ni haya una especie de complots generalizado, sino porque es lo que más se acerca dentro de la oferta electoral a su su visión del mundo.

-T: ¿Dónde se encontraba este núcleo social con ideas de derecha radicalizada antes de la llegada de Milei al escenario político argentino?

-SM: La mayoría se hallaba en sectores cercanos a Juntos por el Cambio (JxC) que estaban desilusionados con la marcha del gobierno de Mauricio Macri. Durante la gestión macrista veíamos cómo se reproducían discursos de desilusión en las redes sociales acerca de un «socialismo amarillo», un «kirchnerismo de buenos modales» o «globoludos». Se lo criticaba porque no eran suficientemente derechista para lo que ellos habían esperado. Con posterioridad al triunfo de Alberto Fernández, se empezó a ver que esos mismos grupos empezaban a ingresar a las conversaciones sobre las marchas anti-cuarentena, en las que había, inclusive, votantes que se habían desilusionado muy rápido con el gobierno del Frente de Todos (FdT). Gente que decía venir de una cercanía con la izquierda, pero que se sumaba a estos grupos de activistas de derecha radicalizada. Acá hago una salvedad: no son grupos de ultraderecha, que no vienen de una acción política previa sino que tienen un desprecio por la política mucho más fuerte. Son grupos sociales culturalmente distintos. Eso no quiere decir que terminen votando todos los mismos. No es lo mismo «Revolución Federal», por ejemplo, que los grupos que se fueron sumando a LLA.

-T: ¿Cuánto influyeron las restricciones sanitarias establecidas con motivo de la pandemia de Covid-19 en que expandiera este fenómeno?

-SM: Muchísimo. La pandemia fue el momento de explosión. Si hasta ese instante se veían grupos muy activos en las redes, en presentaciones de libros y en actos en particular, con la pandemia eso explotó en varios sentidos. Primero, provocó un alejamiento definitivo de muchos adherentes a JxC, especialmente cuando al comienzo se hacían las conferencias de prensa conjuntas entre el presidente Alberto Fernández; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Los llamaban despectivamente «el trío pandemia». En las marchas anti-cuarentena también vimos cada vez más virulencia simbólica en la forma de expresarse. No solo se oponían a medidas concretas, sino que impugnaban a un gobierno que había sido elegido hacía poco tiempo. Lo que también se hizo más claro fue el apoyo de sectores sociales que no eran, en ese momento, los que más uno esperaba encontrar: gente muy joven, de sectores de ingresos más bajos y muy activa. Este fenómeno aumentó cuando se dio aquel episodio que el periodismo llamó «Vacunatorio VIP», que corporizó todas la denuncias sobre la casta de los políticos que se hacían en las redes sociales. Efectivamente fue un momento de mucha ebullición.

Telam SE

-T: Al comienzo de la entrevista mencionó que hay una parte del voto de Milei que es volátil. ¿Podría explicar las razones de esa volatilidad?

-SM: Hay una parte de los votos que está desde antes de que Milei fuera candidato. Es un voto de derecha duro que antes votaba a Juntos por el Cambio o al peronismo en algunas provincias. Ese núcleo no es volátil. Hay un segundo círculo que se fue ampliando alrededor del fracaso del macrismo y de los primeros meses de la pandemia y que, a esta altura, me cuesta creer que sea volátil. Y hay un tercer grupo que es el más amplio, que se fue conformando con la opción política de LLA, que sí es un voto más volátil en el sentido que expresa disconformidad con la oferta electoral actual, una cierta esperanza en el romper para que salga algo nuevo y un castigo efectivo a los que entienden que son responsables de una situación que consideran inaceptable. Ese voto es más volátil porque no está convencido de todas las propuestas de Milei, pero sí de que hay una casta política responsable de una situación muy compleja. Me cuesta pensar que ese voto desaparezca de un día para el otro. Es volátil, pero quizá recién de acá a dos años. No se lo convence explicándole alguna situación en dos minutos.

-T: ¿Entonces ese grupo más amplio podría encontrar en el futuro una figura que no fuera Milei?

-SM: Efectivamente. Y también si la situación económica y social mejorara o si se avizorara un horizonte. Hay mucho de esto: no solo una denuncia de la situación actual, sino una falta de perspectiva a futuro, que no es mejor sino tan oscura como el presente. Si eso se pudiera encauzar de otra manera, creo que ese círculo de votantes más volátil podría tomar alguna otra opción.

-T: ¿Imagina que Unión por la Patria y Juntos por el Cambio se planteen y puedan llegar a un tipo de acuerdo para convencer a ese electorado más volátil de alejarse de Milei?

-SM: Sinceramente no lo veo posible porque hay una dinámica lanzada desde el momento de la pandemia. Muchos de los llamados halcones de JxC fueron agitando, dando espacio y coqueteando con las ideas y la figura de Milei. Los únicos candidatos que no condenaron el atentado a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fueron Patricia Bullrich y Milei. Me parece, además, que la parte de JxC que resultó ganadora en las PASO representa a un antikirchnerismo acérrimo.

-T: ¿Cómo analiza el llamado a un gobierno de unidad nacional que hizo Sergio Massa días atrás en un acto que compartió con dos gobernadores de signo político contrario como los radicales Gerardo Morales, de Jujuy, y Gustavo Valdés, de Corrientes?

-SM: No lo leo como un llamado para esta elección, sino que busca abrir opciones ante el hipotético caso de que el balotaje sea entre Massa y Milei y Massa termine ganando. Aun al frente del gobierno, Massa enfrentaría a una sociedad que en las PASO eligió como primeras opciones a representantes de una derecha radical a LLA y Bullrich. En ese hipotético caso, me parece totalmente razonable que busque aliados.

Fuente: Telam

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