a qué temen los inversores
«Vendé ya; no esperes a ver el resultado. No vale la pena correr más riesgos». La recomendación fue lineal, terminante, sin lugar a segundas lecturas. El analista de uno de los bancos de líderes de Wall Street en inversiones en activos argentinos le dice a iProfesional que no recuerda un momento en la historia de las últimas tres décadas en las que recibe tanta demanda de parte de sus clientes.
El analista de Wall Street -un argentino que lleva casi 30 años trabajando en Nueva York- comenta que los inversores siguen en «estado de shock» desde el triunfo de Javier Milei en las PASO. Que nadie tenía en carpeta esa posibilidad, basados en encuestas que volvieron a errar en los cálculos.
La confusión en la plaza financiera es total. Tal vez, potenciada por la distancia. Nadie se atreve a pronosticar el ganador de las próximas elecciones, y mucho menos cuál será el plan económico que se ponga en marcha el 11 de diciembre. Para ese lunes quedan apenas 75 días, pero en términos relativos, en la Argentina actual, pareciera que fueran 75 años.
En ese contexto de incertidumbre máxima, la fuente de iProfesional admite la recomendación extrema: «Vender ya«. Se refiere a bonos de la deuda pública y, en menor medida, de acciones de empresas que, en los papeles, parecen las más conservadoras. Pero no lo son bajo el actual escenario, que no da pistas de lo que viene en el plano político y, mucho menos, de la posible dinámica económica.
En el mercado bursátil ya se notan vestigios de un posible escenario fatalista. Los títulos de la deuda en dólares acumulan una caída del 15% en el mes.
Ayer, de hecho, las cotizaciones de los dólares financieros volvieron a subir, y el contado con liqui terminó en $776.
El «factor Milei» genera incertidumbre en Wall Street.
¿Pesimismo exagerado por la economía argentina?
Los últimos informes que llegan desde Wall Street dan cuenta de un empeoramiento de la macroeconomía para los próximos meses. El JP Morgan publicó hace algunas semanas que la inflación de este año trepará al 190%.
Moody’s también observa un final de año a los saltos, y un 2024 que podría tener una inflación cercana al 300%.
A esta altura de la crisis, ningún pronóstico puede sorprender, pero lo que sí transmiten es el grado de incertidumbre y de especulación bajo el escenario actual.
Hay dos cuestiones que condicionan la «mala onda» de los analistas de Wall Street. Por un lado, el deterioro de la macroeconomía, que se profundizó durante las últimas semanas.
Por el otro, la chance de que -finalmente- el balotaje sea entre Javier Milei y Sergio Massa y que el libertario sea el próximo Presidente a partir del 10 de diciembre.
Deterioro de la macroeconomía
Un registro que no pasa por alto a los inversores: hasta que Massa firmó el acuerdo con el FMI, el ministro se mostraba disciplinado. De acuerdo con los datos oficiales, el gasto público mostraba un recorte en relación al año pasado -más por el efecto de la licuación «real» que a otra cosa-, pero esa disciplina le permitió a Massa llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario.
Los activos argentinos, castigados por la desconfianza de los inversores.
La cuestión que ahora quedó bajo observación de los analistas refiere a lo que pasó en las últimas cuatro semanas: el gasto público se desbocó, ya que el ministro se transformó en el candidato presidencial más que en el guardián de las cuentas públicas.
Hubo anuncios para gran parte de la sociedad, en un intento por compensar el costo de la devaluación post PASO.
Lo que sucede es que los anuncios y las leyes que están en el Congreso impactan sobre el aquí y ahora, y también lo harán sobre la próxima administración.
Hoy, los candidatos hacen campaña con la promesa de un orden fiscal para 2024, pero en el mientras tanto, los desbalances son notables. ¿Cómo se hará el ajuste? ¿Quién lo hará? ¿Cuál será la magnitud? ¿Habrá gobernabilidad para llevarlo a cabo? Son algunas de las preguntas que hoy recorren las principales oficinas donde se toman decisiones de inversiones financieras.
La gobernabilidad, bajo la lupa
Asociado con el deterioro de la macro, y la necesidad de levantar anclas para una estabilización exitosa, la única manera de llevar adelante esa estrategia es con gobernabilidad. Y, la verdad, es que a esta altura luce imposible saber si el próximo gobierno podría tomar esas medidas ordenadoras. Más aun si Milei es quien gana las elecciones.
El líder libertario dio un paso hacia adelante en su idea de una dolarización. Fue el viernes último, en Parque Norte, cuando en público dijo que el presidente del Banco Central bajo un gobierno suyo sería Emilio Ocampo. «Lo va a cerrar», dijo Milei.
Una dolarización sin dólares suficientes en el Banco Central se presenta más como un idealismo que como un proyecto probable. Esa inconsistencia es la que juega en contra de las expectativas en el mercado.
Es lo que se empieza a tomar nota a medida que se acerca el 22-O.