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En ‘Caminemos Valentina’, Alberto Lecchi recrea un caso real de abuso a jóvenes religiosas

«Caminemos Valentina» se estrenó comercialmente este jueves / Foto: Prensa.

El veterano realizador Alberto Lecchi estrena «Caminemos Valentina», una ficción que recrea la historia de Sandra Migliore y Valentina Rojas, dos mujeres que fueron abusadas por una religiosa a cargo de su formación cuando eran adolescentes.

La película, basada en el libro «Raza de víboras» de la exmonja Sandra Migliore -además de una extensa entrevista a la autora junto a Valentina Rojas-, relata los abusos sexuales que sufrió de parte de la religiosa Leopoldina Fleitas (se hacía llamar Bibiana) cuando era novicia de la congregación Hermanas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey, en la ciudad santafesina de San Lorenzo.

Luego de denunciar la situación Migliore colgó los hábitos, pero siguió vinculada a la Iglesia trabajando como administrativa en un colegio de la localidad bonaerense de Lanús, en donde conoció a otra víctima de Fleitas, Valentina Rojas, con quien entabló una relación amorosa que continúa hasta hoy.

Lecchi Me encantara que la pelcula sea un vehculo efectivo para poner en agenda los abusos que se producen Foto Prensa
Lecchi: «Me encantaría que la película sea un vehículo efectivo para poner en agenda los abusos que se producen» / Foto: Prensa.

«Me encontré con una historia de amor muy profunda, muy hermosa, con dos mujeres que no se victimizaban a pesar del dolor y el sufrimiento que habían tenido cuando eran adolescentes y fueron abusadas por la madre formadora», cuenta a Télam Alberto Lecchi, con una dilatada carrera que incluye películas destacadas como «Operación Fangio» (1999), «Nueces para el amor» (2000) y «El juego de Arcibel» (2003) y en televisión ciclos como «Epitafios», «Mujeres asesinas» (2006-2008) y «En terapia» (2014), entre otros.

«Caminemos Valentina» se estrenó comercialmente este jueves y está protagonizada por Paula Sartor (Hermana Valentina), Sara Margot (Valentina adolescente), Gabriela Robledo Azócar (Sandra adulta), Jacinta Torres Molina (Sandra adolescente), Roxana Naranjo Robles (Hermana Bibiana) y las participaciones especiales de Ana Celentano, Valentina Frione y Víctor Laplace.

Foto Prensa
Foto: Prensa.

– ¿Qué lo motivó a contar la historia de Sandra Migliore y Valentina Rojas?
– Cuando leí «Raza de víboras», de Sandra Migliore, que es un libro de denuncia, sentí que ahí había una historia muy potente, pero cuando la conocí y luego también a Valentina Rojas, me encontré con una historia de amor muy profunda, muy hermosa, con dos mujeres que no se victimizaban a pesar del dolor y el sufrimiento que habían tenido cuando eran adolescentes y fueron abusadas por la madre formadora, pelearon para vencer eso y por construir una relación de amor preciosa. Pensé que era una gran película, una historia que no tenía que quedar en el olvido, que se supiera esta historia para que esos abusos no vuelvan a repetirse.

– ¿En algún momento evaluó tomar el camino del documental? ¿Qué le aporta la ficción a la historia?
– No, en ningún momento. No soy un buen documentalista, nunca me especialicé en eso y me parece que es un formato distinto, que hay que saber hacerlo para hacerlo interesante. Además, porque vi una película cuando conocí a las protagonistas. Creo que la ficción da la posibilidad de reconstruir esos momentos en la adolescencia; haciendo un documental no podríamos haber entrado a un convento para mostrar cómo se vive adentro de ese lugar, hubiesen sido solo ellas contando lo que les pasó allí. Y me parece que es mucho más potente que se pueda visualizar y sentir el sufrimiento a partir del trabajo que hacen las actrices que protagonizan una película, que fue exactamente el sufrimiento que tuvieron las verdaderas Sandra y Valentina.

– ¿Cómo fue el trabajo con las verdaderas protagonistas al momento de documentarse sobre la historia que iba a contar?
– Fue muy impresionante. Además de mis indicaciones, les pedí a las actrices que hablaran con Sandra y Valentina, así que ellas estuvieron muy cerca, de las protagonistas y de mí, para contar en profundidad lo que sentían en esos años, lo que vivían y cómo lo vivían. Fue un trabajo muy difícil y también muy respetuoso, que se desarrolló en un clima muy hermoso durante la filmación, en donde Sandra y Valentina venían bastante y se creaban unos silencios que eran realmente impresionantes cuando las actrices hacían de ellas cuando eran adolescentes y querían ser monjas.

– ¿Cree que la película puede ser un vehículo efectivo para poner en agenda los abusos que se producen en el seno de la Iglesia católica?
– Me encantaría que la película sea un vehículo efectivo para poner en agenda los abusos que se producen; digo, yo que soy católico, cuando sé de estos abusos y veo que no se hace nada en contra de ellos y no se protege a las víctimas, me alejo más de la Iglesia. Si realmente se apartara a estos personajes o se actuara para sacar a la luz y separar a quienes protegen a estos personajes, me acercaría mucho más. De hecho, en estos momentos tengo una gran expectativa con el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva. Siento que es un sacerdote muy progresista. Pero es importante decir que no es una película contra la Iglesia, es una película contra la hipocresía de cierto sector y de ciertos personajes de la Iglesia.

Foto Prensa
Foto: Prensa.

Fuente: Telam

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