‘Espejarse en el éxito es difícil en una sociedad que nos caga a piñas todos los días’
El realizador y conductor radial Sebastián De Caro sostuvo que «en las autodenominaciones que hace la gente subyace algún efecto colateral no tan deseado» al referirse al actual panorama artístico y la influencia de las redes sociales en el mundo audiovisual al disertar en una charla organizada por el primer Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires (Ficpba).
El director de «Matrimillas» (2022) y «Claudia» (2019) estuvo a cargo de una actividad en el Teatro Argentino de La Plata en el marco de la primera edición del festival de cine bonaerense, donde expresó su antipatía por quienes utilizan el rótulo de «filmmaker» (en español «cineasta») en Instagram a pesar de no haber hecho ninguna película.
«Últimamente, me duele muchísimo cuando veo compartida esa publicación de Quentin Tarantino en la que dice que no fue a la escuela de cine sino al cine, generalmente compartida por gente que pone en su biografía de Instagram ‘Filmmaker’, y que no ha filmado nunca nada, curiosamente. Porque lamentablemente, y creo que corresponde a una serie de circunstancias en las que vivimos, la autodenominación -salvo ‘millonario’ que uno no se puede autodenominar-, todo lo demás es autodenominable», criticó.
Para ilustrar ese punto, De Caro citó a uno de sus referentes, el teórico del cine Ángel Faretta, quien señaló que el barrio porteño de «Palermo tiene más poetas que la Florencia del Siglo XVII».
«¿De qué labura? ¿Por qué es poeta? Porque dice que lo es. Cuando la gente la gente se autodenomina, me parece que esconde o subyace, algún efecto colateral no tan deseado«, completó.
En cuanto al caso de Tarantino, aclaró que el aclamado director «dice eso siendo un genio y viendo películas todos los días, habiendo estudiado cine, no de un modo académico o formal».
«Entonces, podríamos decir, y quizá suene un tanto binario y no tenga tanta prensa pero es una convicción que tengo, hay dos opciones muy básicas y en el medio no hay nada: genialidad o estudio, que puede ser más formal o informal pero necesita tiempo, lectura, análisis, revisión y tránsito y quizá sea la opción más cercana que tenemos los que no somos genios», agregó.
Integrante de una fructífera dupla radial con Andy Kusnetzoff en la primera formación de «Perros de la calle» entre 2002 y 2008, De Caro reflexionó que «en un mundo de hiperconectividad como el que transitamos hoy, con una dieta audiovisual de historias de Instagram, las versiones de trascendencia son muy difíciles y es sordo el desplazamiento de trascendencia que vivimos cotidianamente en relación a las imágenes, porque nos informamos de la existencia de otras personas, enamoramos y vinculamos de esa manera audiovisual».
«Entonces no tomar en cuenta cuál es nuestra dieta audiovisual cotidiana de hoy, empieza a ser ingenuo para el lugar que puede convocar a cualquier docente que procure acercarse a compartir inquietudes o plantear un escenario de reflexión audiovisual», señaló.
Respecto del comportamiento del público joven en las salas de cine, mencionó que «empieza a ser algo más antinatural que nos priven de estar comunicados con nuestro celular que la norma que en algún momento era tácita (en el sentido de que) en el cine no hay teléfonos».
«Una persona está en la cita de su vida o está naciendo su hijo y está con el teléfono. El escenario más preocupante en el que no pueda parar de verlo es en una película. ¿Cómo le explico a mi sobrina, que tiene 5 años, cuando tenga 20 que ahora nos callamos dos horas, miramos para adelante, no vemos el teléfono y no hablamos con nadie? No sé si lo va a entender o si tiene que entenderlo, porque la mayor parte de las horas de nuestra vida no nos vinculamos así con la realidad, el afecto, la angustia o el dolor. Entonces, se vuelve muy difícil el vínculo con el ver, qué busco en una película, con qué postura la veo», lamentó.
Conductor de «Un mundo feliz» por Radio Sí, el exintegrante de la telecomedia de los noventa «Montaña rusa» consideró que «la mayoría de los casos de éxito que nos rodean están sostenidos en una idea sorda de instantaneidad», ya que «siempre los arquetipos contemporáneos tienen al lado de su mito de origen la idea de instantaneidad» porque «la idea del esfuerzo no es algo que esté circulando mucho, ni la del trabajo o la paciencia», lo que «genera una especie de procrastinación ansiosa; la idea de querer todo ya».
«Espejarse en el éxito es muy difícil en una sociedad que nos caga a piñas todos los días. La gente no entiende en el tren que primero salimos los de adentro del vagón y después entran los otros. Es un detalle, pero es donde empieza el apocalipsis: las nociones de otredad con las que convivimos», concluyó.
Otras actividades en el Ficpba
Más temprano, la actividad «Cine de la identidad en tiempos de plataformas» dispuso un panel conformado por los productores y realizadores Marcelo Schapces, Melanie Schapiro, Oriana Castro y Jerónimo Quevedo, que tuvo una charla debate con estudiantes de cine que discutió la inserción laboral.
«Hay un contexto, que ya no es tan nuevo, de desembarco de las plataformas como modalidad de distribución, y también en algunos casos de producción, que vino a establecerse como un nuevo jugador bastante importante en la industria y en un momento de crisis del Incaa. El cine es un oficio y es interesante reflexionar sobre cómo seguir haciendo esto que nos gusta, independientemente que nos den los recursos, para que los proyectos se vean y encuentren su público», evaluó Castro.
En el caso de Quevedo, contó que su productora «empezó haciendo películas de una forma muy artesanal e independiente y, a lo largo de estos años, fue acoplando su sistema de producción con financiación estatal nacional a también trabajar con producciones internacionales y otros países, con entidades que fortalecieron las posibilidades a la hora de hacer sus películas».