Daryna Butryk, de la serie de Fito a la película de mayor cartel en Uruguay
Julio, felices por siempre fue la película uruguaya que estuvo más semanas en cartel en 2022 en Uruguay, comedia que el último jueves recaló en salas de la Argentina con el protagónico de Daryna Butryk, la actriz argentino-ucraniana que encarnó a Cecilia Roth en la serie El amor después del amor.
En la película de Juan Manuel Solé, Butryk le da vida a Claire, una profesora de literatura estadounidense que en un breve paso por Colonia del Sacramento se enamora de Julio (Chepe Iristy), un joven de izquierda, perdido en la vida y con el único anhelo de encontrar el verdadero amor tras varias relaciones frustradas.
En esas casi 24 horas que comparten, se suceden una serie de hechos entre cómicos y policiales que los deja enganchados, pese a los 14.000 kilómetros que los separarán cuando ella deba partir de regreso a su hogar.
«Hay algo de la comedia que me fascina, me encanta», explicó Butryk en diálogo con Télam, y detalló: «Me gustaría trabajar más comedia. Tengo algún gen cómico, me pasa en el cotidiano, que siempre estoy payaseando. No podría estar en pareja con alguien con el que no me puedo reír. Hasta los rodajes son distintos. Pasaba que en algunas escenas nos teníamos que controlar porque ya arrancábamos llorando de risa«.
«Y de este guion -agregó- me pasó que me podía imaginar dónde estaba el chiste y dónde no, mientras lo leía, y eso no es algo sencillo que pase».
Luego de que Claire regresa a Estados Unidos, ambos jóvenes se mantienen en contacto a través de videollamdas y mensajes. El amor empieza a crecer en la misma medida en la que Julio se desespera por no poder estar juntos. Y este detalle de las videollamdas, fue impulsado porque los ensayos, un poco obligados por la pandemia, debieron realizarse de esa forma, lo cual le dio un giro de veracidad aún mayor a la historia.
«En ese sentido, fue casi hasta visionario. Luego, mucha gente supo que se podían mantener relaciones a través de videollamadas. En ese momento, esa herramienta era la más importante. Es verdad que no se reemplaza con el cuerpo a cuerpo, que genera un vínculo mucho más sensible y lindo», afirmó Butryk.
A su vez, recordó: «Luego tuvimos uno o dos encuentros presenciales en Colonia. Paseamos, pasamos textos y trabajamos la química. Eso estuvo buenísimo, conocernos en persona fue bárbaro. Nos conocimos y nos llevamos muy bien en seguida. Luego, antes de grabar, que se pospuso el rodaje por pandemia y pude viajar con permiso, tuvimos dos semanas de ensayos presenciales».
Tras varios meses de relación a distancia y de que se le negara la visa a Estados Unidos a Julio, Claire decide viajar por un mes a Montevideo para el reencuentro. A partir de allí, una seguidilla de situaciones desopilantes, agrandadas por la irascible escena de la trokista abuela de Julio y su odio a los «yankies», condimentan a una historia que, a fin de cuentas, no deja de ser sobre el amor y la ilusión.
– Vos te viniste a vivir a Buenos Aires a los seis años. Si bien es diferente, ¿acudiste a tu experiencia para componer el personaje?
– Creo que tomé algunas cosas de la migración en general. Uno tiene la idea medio romántica de vivir en el extranjero. La peli toma eso y lo rompe. Una cosa es viajar, que es muy lindo, y otra es alejarte de tus afectos, tu red y empezar de cero. No es tan fácil, hay una serie de cosas que te van aislando o que al menos implican un proceso profundo y más bien largo de adaptación. No digo que sea la mayor parte de los casos, quizá hay gente con herramientas para hacerlo de manera veloz. En cuanto a la película, hay algo del vínculo sobrecargado con demasiados roles por parte de ambos por el desarraigo de ella, es algo difícil de poder cumplir.
– Vos tenés una relación muy cercana con tu abuela, al igual que el personaje de Julio. ¿Pensaste en eso en la trágica escena del cumpleaños?
– Puede ser que me esté dando cuenta ahora (risas). Hay algo del rol de abuelo/abuela que a mí me conmueve mucho, sobre todo mi experiencia con la mía. Mi infancia estuvo cargadísima de amor. Tengo una abuela que se llama Luva, que es «amor» en ruso, y literalmente es una persona llena de amor. Cuando el personaje de Julio me hablaba de la abuela, mi personaje se conmovía muchísimo. Y desde la falta, por que las amo y las extraño.
– Película independiente, chiquita, pero con un éxito tremendo en salas. ¿Lo imaginaste mientras filmaban?
– Siempre creí mucho en la peli porque desde el vamos estaba muy escrito y la dirección fue muy grata. Juan Manuel es un gran director de actores, algo que no muy común. Y no, no me esperaba este éxito. Esperaba que fuera bien recibida porque es hermosa y muy graciosa. La gente se muere risa, eso lo vimos en las salas. La verdad esperaba eso, pero no me imaginaba la popularidad y el alcance. Un dato de color: compitió en rating con «Gran Hermano» cuando estuvo en la televisión. Igual, entiendo que el mercado argentino es mucho más grande y complejo.