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En ‘Los médicos de Nietzsche’, Esteban Rubinstein aplica la filosofía en su consultorio

Foto: Prensa

El documental «Los médicos de Nietzsche», dirigido por Jorge Colás, muestra la tarea diaria del afable médico de familia Esteban Rubinstein en el Hospital Italiano, donde genera un espacio de reflexión con sus pacientes y colegas acerca del cuerpo, la salud y la enfermedad basándose en la obra del filósofo Friedrich Nietzsche.

«Los médicos de Nietzsche»

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El largometraje tiene aptitudes como la calidez, el humor involuntario que surge de diálogos médicos y el tratamiento humano de las situaciones de salud dramáticas que atraviesan los tres pacientes que se animaron a participar del documental.

La cinta tuvo su estreno en el último Bafici, festival en el que se llevó un premio por sus labores de edición, y se podrá ver hasta el próximo miércoles en el Cine Gaumont en las funciones de las 13, 14.45 y 20.45 y en el Municipal Select de La Plata a las 18.30.

La idea del trabajo, una iniciativa que Rubinstein busca promover desde hace tiempo, es aplicar la medicina familiar desde una mirada «extramoral» para contrastar el paradigma más preponderante.

En ese sentido, se relativiza que sea adecuado el juicio personal de determinado profesional de la salud porque, por más que el médico tenga conocimientos científicos en los que funda sus recomendaciones, su subjetividad teñirá la indicación que decida formular y, como se subraya en un pasaje del documental, «el criterio no se enseña en la facultad».

El filme también se permite recursos más surrealistas o experimentales con un par de secuencias en las que Rubinstein se pone a bailar, incluso junto a sus pacientes hacia el final, y es registrado a través de elaborados planos en cámara lenta para hacer una pausa con las temáticas del documental e insertar una dosis de new age, aproximación que predomina a lo largo de los 78 minutos que dura el documental.

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«No es una película que coloque a los pacientes como víctimas: solo les pasa lo que les pasa. Siempre nos ponen a los médicos como si ayudáramos a las personas y no es así: trabajamos de eso y la labor consiste en resolver problemas cuando podemos, en escuchar», resaltó Rubinstein en una entrevista con Télam en su consultorio del Hospital Italiano.

Sobre ese punto, agregó: «Ahí es donde Nietzsche me sirve como un basamento filosófico: una mirada extramoral es poder mirar las cosas sin juzgarlas, sin pensar que algo está bien o está mal. No creo que la medicina sea un acto moral, empático ni de compasión; es otra cosa lo que sucede en la medicina y la película transmite eso».

«Estudié a Nietzsche y después me metí a full con Martin Heidegger y escribí otro libro, ‘Heidegger y la medicina’, y hace unos años que estoy con Baruch Spinoza. La filosofía es muy grande y amplia, pero Nietzsche, Heidegger y Spinoza están dentro de una mirada ‘vitalista’, en términos filosóficos, es decir, corren del centro al etnocentrismo, al humanismo, al hombre, la razón y la lógica», contó sobre sus otras fuentes.

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Consultado sobre lecturas del posmodernista francés Michel Foucault, uno de los pensadores más influyentes en cuanto a temas médicos, Rubinstein sostuvo que aunque estuvo «siempre cerca de él porque todo el espectro ‘psi’ y ‘socio’ en Argentina lo tiene muy metido», decidió no indagar en ese filósofo «justamente porque hay cierta postura en relación con la salud y la biopolítica»

«Ese concepto de ‘médico hegemónico’ surge de ahí, de una mirada que está enojada con la medicina. Entonces, ¿para qué voy a leer a los que están enojados con la medicina? Prefiero leer a tipos que aman a la medicina, como a Nietzsche y Spinoza, que claramente lo expresan en sus textos, y que me aporten a lo que yo amo desde otra mirada, no desde una cuestión crítica y nada más. ‘Destruyamos a la medicina’… está bien… ¿y quién atiende a los enfermos?», apuntó.

Al respecto, subrayó: «Nietzsche me ayudó mucho con lo que dice sobre las personas que quieren cambiar el mundo. No quiero cambiar el mundo, eso lo tengo muy claro. El mundo es como es y lo que está bueno es que las personas que podamos hacer cosas que nos gustan, las hagamos«.

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– ¿De qué se trata esa discusión interna dentro del mundo sanitario sobre el denominado «modelo médico hegemónico»?
– Es como cuando te hablan de la grieta, pero no todos estamos tomados por la grieta: yo no lo estoy, no vivo mi cotidianidad así. Me parece que el «modelo médico hegemónico» es un concepto que muchos quieren que exista. No me parece que sea el problema de la medicina. Honestamente, no es un tema que me interese, que me parezca importante. Hay gente a la que sí le parece y tiene todo el derecho. Lo que es complejo es que cuando se publique esta nota alguien que sí cree en eso va a decir »pero lo dice porque es médico»… yo qué sé. Tendría que hablar sobre el tema alguien que lo tenga más trabajado, o que lo haya sufrido; yo soy médico y no siento que trabaje desde ese modelo ni que tampoco luche contra eso.

– ¿Cuál es la búsqueda de la película y qué es lo mejor que tiene?
– Yo tuve la idea del documental, pero después todo lo hizo Colás, es su película. Lo más lindo que tiene la cinta es poner en juego eso de que hay algo que está bien o mal. Y que deja sentado que no hay modo de salir de nuestro cuerpo e irnos, por más que estemos con la tecnología, la inteligencia artificial y los celulares en la mano. Está presente todo el tiempo y la medicina está muy relacionada con el cuerpo. Los bailarines, actores, cineastas, artistas y personas que trabajamos con el cuerpo en forma directa como los médicos no podemos dejar de pensar en el cuerpo.

Fuente: Telam

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