‘George Pal, un marciano de Hollywood en Argentina’ redescubre al pionero de los FX
El documental independiente «George Pal, un marciano de Hollywood en Argentina» tendrá su recorrido por festivales y una distribución no comercial y volcada a instituciones educativas con la idea de dar a conocer a las nuevas generaciones aficionadas al cine a uno de los pioneros más relevantes en materia de efectos visuales y ciencia ficción.
Dirigido por Ramiro San Honorio, el filme consigue contar con el cineasta Andy Muschietti, como narrador y, además, reúne voces de la talla de Guillermo Del Toro, Juan José Campanella, Axel Kuschevatzky, y Phil Tippet (responsable de efectos visuales de películas de la saga «Star Wars», «Robocop» y «Jurassic Park»).
Participan también en las entrevistas que ayudan a dimensionar la figura de Pal, el coleccionista, investigador y divulgador Fernando Martín Peña; Darío Lavia, director de la revista «CineFicción»; Claudio Aboy, ilustrador de «Star Wars», y Luis Grané, que trabajó en producciones como «El príncipe de Egipto», «Shrek 2» y «Ratatouille».
Pal, quien nació en 1908 en Hungría y falleció 72 años más tarde en Beverly Hills (Estados Unidos) fue productor, director y animador que abrió rumbos con la animación y los efectos especiales.
Director de hitos de la ciencia ficción inicial como «La máquina del tiempo» (1960), «Atlántida, el continente perdido» (1961) y «El maravilloso mundo de los hermanos Grimm» (1962), Pal y su vinculación con Argentina a través de familiares es objeto del documental sin fines de lucro, con participación en los Festivales Audiovisual Neuquén, Hacelo Corto y los Internacionales Fantasmagoria (Colombia), Curtas (España), Los Ángeles (Estados Unidos).
El trabajo que registra el paso por Argentina del director húngaro y narra episodios poco conocidos de la historia del cine y de su vida.
«Pal es uno de los referentes hollywoodenses hasta hoy en día. Desde Tim Burton, Steven Spielberg, George Lucas hasta Quentin Tarantino lo reconocen como uno de los más importantes productores del cine fantástico de la ciencia ficción. Peter Jackson decía que no podrían haber existido las producciones de fantasía y de animación sin él», dijo en diálogo con Télam el director del proyecto.
San Honorio agregó: «Inventó una marca, un estilo de animación que hoy en día se utiliza. Wes Anderson, por ejemplo. Un referente que en la década del 50 explotó con la animación y en la década del 60 y 70 con la ciencia ficción. Se había posicionado en Hollywood como hoy en día sería un (George) Lucas o un (Steven) Spielberg.
«Este personaje vino a la Argentina y nadie lo sabía. Y lo que nadie sabe es que tiene familiares argentinos, sus sobrinos. Su historia ha sido contada en un montón de documentales, pero esto cierra una etapa de su biografía: su historia familiar. Una vez vino de visita con una valija llena de cosas, como películas, folletos, cartas, fotogramas originales afiches, quedó como una cápsula en el tiempo», contó el realizador sobre el punto de partida de su trabajo.
-¿Cuál es el objetivo del documental?
-El primero era acercar esta figura a nuestro tiempo y a nuestro territorio, adoptarlo nuevamente. Traerlo del tiempo, porque es un tipo que inventó tanto en esa década que hoy los jóvenes que estudian cine o que les interesa la ciencia ficción no lo tienen en el radar. Acá está la documentación y acá está el testimonio vivo de familiares, ambas cosas inéditas, que eso hace que el documental tenga otro tipo de fuerza narrativa.
T: ¿Cómo se da que Andy Muschietti sea quien lleve la película con su voz en off?
-Él tuvo un tropezón industrial bastante importante con «Flash» y ahora está súper contento con el documental. Nunca habría pensado que mi documental lo iba a poner feliz a Andy Muschietti y no su propia película. Cuando le propuse participar lo primero que hizo fue mostrarme una remera con la imagen de «La máquina del tiempo», no con el afiche, sino con la máquina sola, y me dice que a él le habían propuesto dirigir una remake y me cuenta que es fan. Me mandó una foto con un velador con la forma de la nave de «La guerra de los mundos», entonces ya ahí me cayó la ficha. Digo: «no es un fanático, es un enfermo, o sea, es un tipo que sabe un montón de este cine a pesar de que no es de esa época». Pero resultó que él tenía una agenda muy complicada y me quedé pensando… alguien que es tan fan y que es director, me gustaría tenerlo como narrador más que como entrevistado. Alguien que pueda narrar, un director que te está contando la historia, un director que sabe contar. Y se lo propuse. Nunca antes lo había hecho y es muy bueno narrando. Le dije que lo grabara con el iPhone y después me fijaba la calidad del audio, pero él me dijo que la locución en los docus tiene que estar perfecta, así que me pidió que lo esperara 10 días así lo podía grabar en los estudios de Warner, porque tenía que ir allí con Michael Keaton por unos doblajes de «Batman» y lo quería meter ahí. O sea que este es un documental 100 por ciento independiente pero con la calidad de grabación de Warner y sin poner un peso. Hizo como tres o cuatro versiones de cada cosa porque es un perfeccionista. En la industria lo quiere todo el mundo y tenerlo a él para mí era algo para que abre puertas. De hecho me abrió la puerta a Guillermo del Toro.
-¿Por qué la elección particular de no estrenar comercialmente?
-La distribución en principio fue porque tenía la necesidad de que las figuras se conozcan en universidades y en la escuela. Una de las cosas que está pasando en estos últimos años es que los chicos que vienen del secundario no tienen referentes: carecen de faros. Hoy ven contenido, escuchan música y no saben qué hay detrás, carecen de ese criterio. Para mí esa es la premisa que tuve desde el documental: tiene que servir educativamente contar la historia. Entonces ese referente tenía que llegar a las aulas, era el objetivo. Tal es así que la sobrina de Pal, Susana, tenía un trípode que dejó él y me dijo que como tenía un montón de alumnos que hacen cine, lo podían usar. «Que usen las herramientas, que les sirva para aprender», dijo. Y yo tomé esa posta. A los alumnos de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) que están usando el trípode les digo «cuídenlo que es de un estudio de Hollywood, del año 50».