Mejores restaurantes porteños para picotear y compartir platitos
¿Dónde quedaron aquellas épocas de pantagruélicos y suculentos platos que desbordaban? Lejos. Cinco lugares perfectos para indecisos y antojadizos
Por Silvina Reusmann
14/07/2023 – 21,36hs
Durante décadas, nos acostumbramos al exceso, a platos que desbordaban; más era sinónimo de mejor, nada de mesura. Pero en el último tiempo, la cosa fue cambiando de manera drástica: la comida se convirtió en un reflejo de cómo consumimos otro tipo de cosas. Nos cuesta más pensar en estar 2 horas sentados en un cine que en maratonear una serie durante 6 horas en el sillón de casa o perder el tiempo en el celular mirando cientos de videos de 2 minutos.
Paralelamente, en el último tiempo creció la propuesta gastronómica, todas las semanas abren nuevos restaurantes y la mayoría tiene una cosa en común: los enormes platos se transformaron en raciones y platitos. Como una suerte de tik tok de la gastronomía, ahora la mesa se llena de pequeñas porciones de varias comidas para no tener que elegir y poder probar un poco de todo. Las raciones desbancaron a los platos principales y le coparon la parada.
¿Está bien? ¿Está mal? A veces, cuando algo está muy bueno da un poco de bronca poder comer solo un bocado y quedarse con ganas de más. Por otra parte, esta modalidad es a prueba de indecisos, como no puedo elegir sin sentir que lo voy a hacer mal, traeme todo. Lo malo es que las porciones se achican pero los precios no lo hacen en la misma relación. Es verdad que de esta forma se puede gastar menos en comer pero eso no significa que nos vamos a ir satisfechos porque tal vez para hacerlo, haya que pedir mucho más.
Cada uno tendrá su opinión al respecto pero de todas formas, vamos con una lista de lugares de Buenos Aires que eligieron exitosamente este estilo y vale la pena conocer o revisitar.
Picarón
Lisa ahumada, krein y miso de poroto aduki en Picarón.
Un baluarte de Chacarita a cargo de Maxi Rossi, un chef que pasó por algunas de las mejores cocinas y cuya carta es para comer de punta a punta. Todo es sabroso en Picarón, desde los clásicos como el aguachile de melón con pesca del día y los picarones con nduja (un combo de dulce y picante explosivo) hasta cualquiera de los platos con bonito o la melena de león con salsa anticuchera, un hongo que afortunadamente llegó a varias cartas locales. Sus años al frente del restaurante vegano Sacro le dieron la habilidad de obtener del mundo vegetal su mejor expresión y sus platos rebozan de sabores, texturas y hermosos contrastes. Hoy, tal vez uno de los mejores restaurantes de Buenos Aires. Av. Dorrego 866, CABA.
Condarco
Zanahorias al horno con alcaparras fritas, ricota, huacatay y pangratto en Condarco.
Apenas cruzando la calle, en diagonal a Picarón abrió Condarco en lo que fuera un viejo café de barrio. Con el plus de una interesante carta de vinos de bodegas boutique, algunas rarezas y precios para todos los bolsillos, los platos cumplen la misma regla: todo se comparte y viene chiquito porque la idea es probar un poco de todo. La pesca curada es un must que se puede acompañar con una tortilla bien babé (no tan pequeña); unas zanahorias tricolor con alcaparras y queso sbrinz, o unas gírgolas a la plancha. Acá hay también platos semanales y algunos de tamaño mediano. Av. Dorrego 901, CABA.
Na Num
Plato nuevo de Na Num: ceviche de mejillones con leche de tigre.
A pocas cuadras de los anteriores (cualquier semejanza es pura casualidad, no una condición barrial), este moderno restaurante coreano retoma la tradición de muchos países asiáticos de proponer una mesa con varios platitos para que nadie se quede con las ganas. Entre los más sabrosos está el repollo a las brasas con puré de batata y aceite de maní chili; el tartare de bola lomo con salsa ssamjang y mostaza, quinoa crocante y manzana verde, y el Guksu que es una sopa de doenjang y bonito con fideos de trigo, huevo y zucchini. Sabores intensos, con distintos niveles de picor en un ambiente súper lindo y muy tranquilo. Rosetti 177, CABA.
Apu Nena
Uno de los baos de Apu Nena.
«Una más y no jodemos más!». Parece que no nos podemos ir de Chacarita, el nuevo polo gastronómico donde todo lo que pasa, por suerte, está bueno. Siguiendo en la línea asiática, Apu Nena propone una cocina de Filipinas y aledaños, deliciosa y donde también, se imponen los platitos. Muy recomendable el pollo pao, un bao de pollo frito con slaw de kimchi y mayonesa de umeboshi; los taquitos de adobo, y los bola bola de cerdo picado, langostinos y shitakes. Aquí Christina Sunae, alma mater de Apu Nena hace magia todos los días para combinar platos del otro lado del mundo con productos locales. El resultado: una maravilla. Aguirre 1600, CABA.
Gran Dabbang
Un bife de ciervo con membrillos en Gran Dabbang.
Ya fuera de circuito, en ese Palermo que está por los alrededores de Scalabrini Ortiz, ex Canning y no es tan trendy como el otro, desde 2014 reina este restaurante con corazón indio desde donde Mariano Ramón conquista corazones y paladares de quienes se sienten en su mesa. Todos los platos son una locura, desde el bife de ciervo con almendras, membrillos y ricota con limón encurtido hasta los grelos al horno, y las parathas. Es uno de los pocos lugares donde vale la pena esperar parado, con frío y hasta lluvia para conseguir una mesa. Vale el sacrificio. No toma reserva pero eso no amedrenta a los amantes del buen comer que van con amigos y piden toda la carta que es corta pero contundente. Scalabrini Ortiz 1543, CABA.