5 vinos sorprendentes de El Esteco que tenés que probar
Se trata de una de las bodegas más tradicionales y con más historia de los Valles Calchaquíes, pero no por eso El Esteco descansa en sus laureles. Por el contrario, en los últimos años ha venido alumbrando etiquetas que suman diversidad a los vinos del Norte Argentino y que provienen de terroirs con un enorme potencial, más allá de Cafayate, Salta, donde se emplaza originalmente la bodega.
Un ejemplo claro es el trabajo que están realizando en Chañar Punco, un viñedo de unas 260 hectáreas que comenzaron a plantar en el año 1998 y que se ubica a 2.000 metros sobre el nivel del mar, en la localidad de Santa María, en la provincia de Catamarca, donde también han construido una bodega de última tecnología con capacidad de 5,5 millones de litros.
Claudio Maza, enólogo de El Esteco, explicó que «Chañar Punco está en la parte sur del Valle Calchaquí. En clima es parecido a Cafayate, pero es un poquito más radical: las temperaturas altas son un poquito más altas y las mínimas son un poquito más bajas«.
Claudio Maza, enólogo de bodega El Esteco
En cuanto a los suelos, Maza explica que son mayormente pedregosos, con componentes calcáreos, muy poco limo y baja retención de agua. A esto se suma que el viento sopla un poquito más fuerte que en Cafayate, «lo que permite que el lugar tenga una sanidad impresionante«.
La bodega además está trabajando una finca en Cafayate, cerca de la bodega, a poco más de 2.000 metros sobre el nivel del mar y que es realmente singular: fue bautizada como «La Turbina» (más adelante explicaremos por qué) y está construida sobre terrazas en una zona bien húmeda, poco frecuente en el valle y donde el sol de la tarde casi no pega, garantizando una frescura natural difícil de encontrar en la zona.
De ese camino exploratorio que viene llevando adelante la bodega, resaltamos cinco vinos fuera de lo común y que seguramente te van a sorprender:
Partida Limitada Chañar Punco Chardonnay 2020
De las 260 hectáreas que tienen plantadas en Chañar Punco, menos de 1 está destinada a dos variedades blancas: Sauvignon Blanc y Chardonnay, del cual proviene este vino, que se fermenta en huevos de concreto, donde luego tendrá una crianza de 9 meses con sus lías. Apenas el 10% del total pasa por roble y no todo va al corte final. Todo esto se siente en nariz: es herbal, floral y con fruta blanca apenas madura. En el paladar sorprende por su buen volumen de boca y un lindo graso por el trabajo con lías, pero lo corta una acidez precisa. Final largo y con un recuerdo a frutas de pepita. «Es un vino blanco muy nítido del lugar. Buscamos cierta madurez pero lejos del estilo californiano, pensando más en conservar la acidez«, comenta Claudio.
Partida Limitada Chañar Punco Malbec 2019
Es un vino de una arquitectura compleja: el equipo enológico realiza la fermentación en diferentes huevos de concreto: uno con 0% de racimo entero, otro con 40% y el último con 60% de racimo entero. Este método permite sumarle más capas al vino: complejiza la paleta aromática, pudiendo agregar un perfil más fresco, le aporta un plus de textura pero sin sobreextraer y, además, ayuda a tener vinos un poco menos alcohólicos. Además, el vino permanece en contacto con lías durante 9 meses, lo que permite darle más caudal. El resultado es súper interesante: es un Malbec con una fruta ligeramente madura, con toques florales y una ráfaga herbal, ayudado en gran parte por el método de elaboración. En boca se luce con un paso jugoso, largo y preciso, con taninos de grano fino pero que tienen textura y agarre. La acidez está muy bien integrada. Sofisticado y muy bebible. Hay que probarlo.
El Esteco Blanc de Noir 2022
Se trata de un Pinot Noir elaborado al estilo de un blanco y que proviene del viñedo de Chañar Punco. Claudio detalló que cosechan durante tres días, pero solo a la mañana, bien temprano, entre las 6 am y las 8 am porque se trata de una uva muy delicada. El resultado no es un vino blanco 100%; muestra un tono rosado brillante tenue. En nariz es bien frutado y ofrece mucha floralidad. Al paladar se presenta largo, con algo de volumen y un paso refrescante pero siempre con una acidez equilibrada que nunca se despega. Un vino que muestra la versatilidad de esa zona en particular y de los Valles Calchaquíes en general.
Blend de Extremos Torrontés – Torrontés 2022
Interesante blend de la cepa blanca emblemática de Argentina y que nace a partir de la conjugación de dos viñedos: Chañar Punco, a 2.000 msnm, y Cafayate, a 1.700 msnm. Decíamos que es interesante porque habla mucho de la búsqueda por parte de algunos enólogos para dar con un estilo de Torrontés más sobrio y elegante y menos terpénico; los terpenos conforman un grupo de aromas que pueden recordar al azahar, manzanilla, tilo o jazmín (entre muchos otros) y que le imprimen un carácter exuberante a estos vinos, casi explosivo. Por toda esa expresividad, muchos consumidores incluso hoy asocian al Torrontés con un vino que bordea lo dulce, pese a que sea seco. Este ejemplar es una buena muestra de esa búsqueda que están llevando adelante en los Valles Calchaquíes: hay frutas blancas, trazos cítricos, flores y un dejo herbal. Mantiene la tipicidad (que es parte del ADN de la variedad), pero se lo percibe algo más complejo y elegante. En el paladar se refuerza su perfil más cítrico, con una acidez prolija que acompaña de punta a punta y que jamás incomoda.
Partida Limitada La Turbina Garnacha 2022
Es, sin dudas, uno de los vinos más interesantes que puedes encontrar en los Valles Calchaquíes. Cuando algunos podían creer que en Cafayate estaba todo explorado, la bodega vio el potencial en una finca casi oculta, a unos 2.035 metros de altura (300 metros más que la parte baja del valle). De hecho, cuando la visitaron con el equipo de ingenieros agrónomos y enólogos y decidieron limpiar una de las paredes del cerro, se encontraron con una sorpresa: había un viejo sistema de terrazas. El lugar es completamente diferente a lo que se asocia con Cafayate: es muy húmedo e incluso tiene un mayor régimen de lluvias, por lo que no necesitan reforzar con riego. Además, las terrazas sobre las que se plantó el viñedo están ubicadas en una ladera con orientación sur, por lo cual las plantas casi no reciben el sol de la tarde (el más temido porque es el que pega más fuerte sobre la planta). El lugar inicialmente había sido pensado para plantar Chardonnay y Pinot Noir para base de espumantes, pero, por las condiciones climatológicas y por la orientación que iba a tener el viñedo, se decidieron por la Garnacha, variedad originaria de España y que cuenta con poquísimas hectáreas en Argentina (cerca de 40). El resultado es un vino aromático, con mucha fruta roja y un toque de barrica que complejiza. En boca, en tanto, aparece un tanino ligeramente rugoso, junto a una acidez que se integra muy bien. De final jugoso y largo recuerdo. Se elaboran menos de 700 botellas por año. Es una rareza que vale la pena buscar. Como nota al pie, el nombre de la finca responde a que antiguamente había allí una turbina que funcionaba con el arroyo que atraviesa la propiedad y con la cual le daban luz a la antigua casa que solía visitar Michel Torino.