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la dicha es mucha y aún sigue en movimiento

Foto: Maximiliano Luna

«La dicha en movimiento», el inmejorable debut discográfico de Los Twist e ineludible banda sonora aportada por el rock argentino a la primavera democrática, revalidó esta noche su vigencia a partir de la lectura realizada bajo la dirección musical de Axel Krygier en el homenaje que se llevó a cabo en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK).

Sin apartarse de las versiones originales, el tecladista y cantante se encargó de dotar a los clásicos que conforman ese registro que cumple 40 años de modernas sonoridades que hicieron pasar desapercibido cierto anacronismo en las líricas.

Para ello sumó novedosos arreglos de teclados, engrosó y diversificó el sonido de los vientos con la incorporación de un trombón y agregó texturas a través del uso de un theremín, a los rockabillys y ritmos sincopados que caracterizan a la placa.

Pero lo más importante es que la desfachatez y el clima festivo que atraviesa al disco también fueron recreados, tanto desde la escenografía y el vestuario como desde la postura escénica de la banda, que bailó y se divirtió en cada interpretación.

Foto Maximiliano Luna
Foto: Maximiliano Luna

En medio de serpentinas que recreaban la portada de la producción homenajeada en el marco del ciclo «Discos esenciales», el propio Krygier, los guitarristas Sol Bassa y Juan Ravioli, la bajista Clara Lambertucci, el baterista Diego Arcaute, la saxofonista Yamile Burich, el trombonista Juan Canosa y Manuel Schaller, encargado del theremín, lucieron descontracturados, ataviados con sus chaquetas de época y sus moños de lazo en el cuello.

Sin ese uniforme, aunque sí con un vestido muy «sixty», la cantante Mariana Michi se hizo cargo de todos los coros, además de asumir la voz principal en algunas canciones.

A ellos se fueron sumando en las voces Julieta Laso, Dani Umpi, Sofía Viola y Julián Kartun, quienes impregnaron con sus respectivas personalidades a las canciones que les tocaron en suerte abordar.

Foto Maximiliano Luna
Foto: Maximiliano Luna

Allí fue donde las letras, que con el paso del tiempo podrían sonar desajustadas a la realidad, se revitalizaron desde el humor, en una mezcla de celebración por lo kitsch y valor testimonial del clima de época vivido en los albores de la democracia.

Las ahora ingenuas alusiones al consumo recreativo de drogas en canciones como «Salsa», «En el bowling» o «El primero te lo regalan, el segundo te lo venden», entre otras; la clave humorística con que se retrataba la etapa más oscura de nuestro país en «Pensé que se trataba de cieguitos» o las mofas desde el lunfardo tanguero en «Mocasín» y «S.O.S. sos una rica banana» fueron algunas de las pruebas de ello.

Publicado el 17 de octubre de 1983 -aunque existen divergencias en torno a la veracidad de este dato propagado por el propio Pipo Cipolatti, uno de los líderes del grupo-, «La dicha en movimiento», producido por Charly García, fue un disco fundamental en la renovación del rock argentino de esos años de transición democrática.

Foto Maximiliano Luna
Foto: Maximiliano Luna

Conformado por Pipo y Daniel Melingo en guitarras y voces, Fabiana Cantilo en voz, Gonzo Palacios en saxo, Eduardo Cano en bajo y Polo Corbella en batería; y con Andrés Calamaro como invitado; Los Twist dejaron allí clásicos inoxidables como «Cleopatra, la reina del twist», «Jugando hulla-hulla», «25 estrellas de oro» y «Jabones flotadores», entre tantos, además de los ya mencionados.

Por ese motivo, el ciclo «Discos esenciales», que se realiza desde hace varias temporadas en el CCK y tuvo como objeto de celebración a varios registros de Luis Alberto Spinetta, Ástor Piazzolla, «De Ushuaia a La Quiaca» de León Gieco, y «Livro» de Caetano Veloso, entre otros, lo incluyó entre sus homenajes.

Además de estar adornado con serpentinas, el escenario de «La Ballena Azul» presentó en uno de los costados una suerte de living, con un sofá, una lámpara y un tocadiscos, sobre el que reposaba un ejemplar en vinilo del disco homenajeado, que ayudaron a recrear la época.

Foto Maximiliano Luna
Foto: Maximiliano Luna

Al ingresar la banda, un acting de poner el disco en el aparato reproductor puso en marcha el show, que en su inicio mostró a un saltarín Axel Krygier y Mariana Michi como voces principales en «Jugando hulla-hulla» y «25 estrellas de oro».

De moderno traje, Julián Kartún tomó la posta en «S.O.S. sos una rica banana» en una interpretación que no pareció quedarle muy cómoda. Diferente fue el caso de Sofía Viola que puso su reconocido humor al servicio de «Salsa».

También brilló Julieta Laso con el gracioso dramatismo que le puso a «Lo siento (hábil declarante)» y al repartirse la voz principal de «En el bowling» con Mariana Michi. Nuevamente tomó la posta Kartún, pero esta vez con Dani Umpi, para darle vida vida a «Es una locura».

En tanto, los eventuales cantantes principales de cada tema en muchos casos en vez de retirarse del escenario, quedaban sentados en el sofá del costado, en donde estaba el tocadiscos.

«Se terminó el lado, hay que darlo vuelta para poder seguir», dijo Krygier a modo de guiño a la diferenciación de antaño entre cara A y B de los discos. Luego de ese movimiento ficticio en el tocadiscos, Dani Umpi y Mariana Michi abrieron la cara B con «Ritmo colocado».

La banda en su totalidad se calzó rigurosos anteojos negros para la interpretación de Sofía Viola de «Pensé que se trataba de cieguitos» y, acto seguido, Mariana Michi ensayó con el director musical unos pasos de baile egipcios que anunciaron «Cleopatra, la reina del twist».

En el único momento en que se apartó de las versiones originales, Krygier lanzó un arsenal de sonidos psicodélicos con un sampler de la voz de Daniel Melingo que suplieron a «¿Quién puso el bomb?».

Foto Maximiliano Luna
Foto: Maximiliano Luna

Kartún y Michi siguieron con una descomunal lectura de «El primero te lo regalan, el segundo te lo venden», en donde la banda descolló con un solo de guitarra a cargo de Sol Bassa y un soberbio intercambio entre el saxo de Yamile Burich y el trombón de Juan Canosa.

Krygier hizo gala de su gran histrionismo al hacerse cargo de «Jabones flotadores» y, casi como si cayera de maduro, Julieta Laso cerró con esa mezcla de síncopas y palabras lunfardas propuestas por «Mocasín».

Sin embargo, la ovación de los presentes obligó a repetir a modo de bises «En el bowling» y «Jugando hulla-hulla», aunque esta vez con todos los involucrados, incluso el equipo de producción, bailando a los saltos sobre el escenario. Porque además de la vigencia de esta música, en la noche del domingo quedó claro que la serpentina sigue haciendo mucha gracia.

Fuente: Telam

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