Los Macocos y el desafío de hacer humor con una tragedia de Shakespeare
En su regreso a las tablas la banda de teatro Los Macocos eligió hacer humor con la tragedia más emblemática y existencialista de William Shakespeare, “Hamlet”. La cuarta temporada de la obra “Maten a Hamlet” comenzó los viernes y sábados de junio en el Centro Cultural de la Cooperación.
Lejos de reversionar la historia del joven atormentado por la muerte de su padre, o caer en la parodia, la puesta aborda el reverso de la vida en la Corte, en la que se mueven el príncipe Hamlet y la desdichada Ofelia para contar otras penurias: la de los juglares ambulantes de la época.
Los Macocos dan vida a cuatro bufones que buscan ganarse la vida con su arte y terminan involucrados en las peleas entre Hamlet, su madre y su tío Claudio.
El humor y el divertimento se convierten así en una denuncia feroz y una reflexión sobre la condición humana. Cada “Macoco” se desdobla para abarcar más de un personaje, adentrándose en el abismo de cada uno de ellos solo con un mínimo cambio de vestuario o una modulación diferente de la voz.
Los integrantes del emblemático grupo, que en 38 años de trayectoria reúne títulos tan emblemáticos como “La Fabulosa Historia de los inolvidables Marrapodi”, “Los Albornoz” y “Continente Viril”, conversaron con Télam sobre el desafío de hacer humor con Shakespeare y la vigencia de una historia que transcurre en el siglo XIII.
-Télam: ¿Cómo se encara el humor con la tragedia más emblemática de Shakespeare?
-Daniel Casablanca. Todas las tragedias y todos los clásicos tienen humor. Hay entremeses o escenas cómicas. En Enrique V, por ejemplo, están los ladrones que componen un dúo humorístico.La risa tiene que ver con desacralizar el clásico, volverlo contemporáneo, “faltarle el respeto” en el mejor sentido para que no esté muerto.
Le hacemos un electroshock a Shakespeare para que reviva y volver a mostrar que él es teatro popular.
Era teatro para toda la familia. Iban al Teatro del Globo el señor con sus gallinas, la mamá con su bebé y había un ruido bárbaro. Entonces había entremeses de un personaje que explicaba lo que acababa de pasar y repetía lo que decían para los que se distraían o no escuchaban.
Eso es lo que recuperamos, el teatro vivo, nuestro modo de entender el teatro.
-Télam: Hablan sobre historia medieval, sobre otras obras de Shakespeare… ¿El riesgo es que el público no entienda o no sepa de qué hablan, o le hablan a un público que tiene esas competencias?
-Martín Salazar: No, no hay ningún miedo con que la gente no entienda porque Shakespeare es tan genial que sus historias se sintetizan muy fácilmente. Cualquiera puede entender la historia de Romero y Julieta aunque sea en una frase como que un muchacho, que estaba muy triste porque su novia había muerto, se tomó un veneno y se muere. La novia se despierta y ve que el muchacho está muerto y se suicida. Todo el mundo se queda adentro de la historia. Quizás, la gente que tiene más data se va a divertir con las referencias a Hamlet porque va a haber encarnado los personajes que ya conoce. Pero hemos probado la obra con gente que no sabía nada sobre Shakespeare y su obra y ese amor por los clásicos está.
-Télam: ¿Cómo encuentran equilibrio entre el humor físico, el de los gags y el intelectual?
Marcelo Xicarts: No sé cuánto tenemos de humor físico, al menos en la última época. Sí son característicos los cambios de personaje, rápidos y vertiginosos. Después el equilibrio surge entre eso y el humor intelectual, los juegos de palabras que tienen que ver con las investigaciones que hacemos, las historias que hemos leído, las cosas que nos preocupan o que nos divierten. Las particularidades y rarezas que le encontrábamos a Hamlet desde que éramos pibes y empezabamos a estudiar teatro.
-Télam: ¿Cuál es la vigencia que tiene esta obra de artistas trashumantes del siglo XIII? ¿De qué le está hablando al público actual?
-Gabriel Wolf: Quizás la vigencia está dada porque la hacemos Los Macocos este año o porque se estrenó en 2021. Quiero decir que es contemporánea a nuestra realización, a nosotros como actores y como integrantes de un grupo que ya viene con muchos años de laburo. Quizás la vigencia esté dada por la continuidad en el tiempo en que nosotros venimos trabajando. Hemos tomado el texto de Hamlet y lo hemos adaptado a lo que queríamos contar, más relacionado a los bufonesco. Hablar de desde la calavera del tío Yorick, el bufón, para contar Hamlet. Porque además Hamlet siempre se sigue representando y Los Macocos no nos podíamos ir de este mundo sin hacer nuestro Hamlet.
¿De qué le habla al público actual? No lo sé. Me imagino que es como cualquier poesía, obra de teatro o obra artística, en la que es el espectador el que, entre comillas, consume esa obra o ese hecho artístico y le da su propia lectura. Se conmueve o no se conmueve, lo decodifica a su manera. Lo importante es eso. Nosotros siempre vamos a contar algo acotado en tiempo y espacio y después queda a criterio del espectador, que es quien lo toma y procesa. Es la tarea que hace la poesía.
-Télam: Ustedes hacen “guiños” a la actualidad: la mención a los jueces de la Corte, a las alternativas políticas de derecha, centro derecha, etc. ¿Los consideran fundamentales en la trama o un mecanismo para crear complicidad?
-Gabriel Wolf: Todas las menciones a la actualidad, los anacronismos, los nombres de las calles, los vamos probando en los ensayos. Las probamos después con el público en las funciones, a ver qué sucede y vemos si podemos seguir adelante con eso. También acá está la mirada de nuestro director, Sebastián Irigo, que es el que sube o baja el pulgar para ver si eso queda o no. Tratamos de distribuir estas ocurrencias a lo largo de la obra como van apareciendo, pero no todo el tiempo, porque no son fundamentales para la trama. Hay muchos de estos mecanismos de complicidad, en ese teatro de juego de Los Macocos. Quiero decir que jugamos a ese teatro. Pero si uno toma en cuenta cada cosa por separado no da ningún resultado. Hay que tomar en cuenta el conjunto.
-Télam: ¿Cómo se adaptan las obras de Los Macocos a los distintos espacios donde se presentan: el off, los festivales internacionales, los teatros oficiales y, actualmente, el Centro Cultural de la Cooperación?
-Marcelo Xicarts: En realidad, nosotros siempre pensamos los espectáculos para hacerlos en cualquier lado y tratamos que la escenografía sea acorde. Con la primera escenografía no lo logramos, pero con la que hizo ahora Marcelo Valiente, sí. (Nota: son tres puertas por las que entran y salen los personajes y una serie de tumbas en las que estos se encuentran con sus muertos)
Nosotros en realidad no precisamos nada. Solo que estemos los cuatro. Que haya luz, que se escuchen nuestras voces. Lo ideal es lo que ahora tenemos en el Centro Cultural de la Cooperación. Después, nos encanta viajar y llevar nuestros espectáculos de gira, a otros lugares de la Argentina o del exterior. No necesitamos mucho, solo que se escuche y algún lugar para escondernos y para cambiarnos.
Cuándo y dónde verla
«Maten a Hamlet» se presenta los viernes a las 19.30 y los sábados a las 22.15 en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, avenida Corrientes 1543, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.