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Donda Tigel integraba ‘el ala más dura’ de la ESMA, dijo un sobreviviente

Adolfo Donda Tigel (76), quien fue responsable de muchas torturas en los sótanos de la ESMA.

Carlos Muñoz, sobreviviente de la ESMA, declaró este lunes en los juzgados federales de Comodoro Py, en una nueva audiencia del juicio por la apropiación de la nieta restituida y actual funcionaria bonaerense Victoria Donda, que tiene como único imputado a su tío paterno y exintegrante del grupo de tareas 3.3.2, Adolfo Miguel Donda Tigel.

«(Adolfo) Donda representaba el ala más dura del grupo de tareas. Lo vi reiteradas veces en la Esma, era una presencia permanente en el sótano, casi diaria, un torturador silencioso«, refirió el testigo sobre el exjefe de Operaciones de la Esma durante su testimonio.

Los miembros del Tribunal Oral Federal N°6 de la ciudad de Buenos Aires, Ricardo Basílico, María Gabriela López Iñiguez y Daniel Horacio Obligado oyeron este lunes el testimonio de Muñoz en el marco del proceso judicial que investiga la responsabilidad de Donda Tigel en la apropiación ilegal de su sobrina Donda Pérez.

Muñoz estuvo secuestrado en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), el mayor centro clandestino de detención de la última dictadura cívico militar, desde el 21 de noviembre de 1978 al 15 de febrero de 1980, período durante el cual afirmó haber visto a Donda Tigel en reiteradas oportunidades y situaciones que relató en detalle durante la audiencia.

El testigo contó que, en su primer día de cautiverio en la Esma, mientras intentaba sacarse unas esposas irrumpió en el cuarto Donda Tigel quien con un «cinismo extremo» le dijo: «¿Te querés fugar?», tras lo cual le «pegó una paliza fenomenal» que lo llevó a perder el conocimiento y desmayarse.

Ese fue el primer encuentro con Donda Tigel, a quien describió como un personaje de un «cinismo incomparable», y para ejemplificarlo mencionó la ocasión en que «los hizo brindar para celebrar que ese día habían matado al compañero (Horacio) Hernán’ Mendizabal, miembro de la conducción de Montoneros.

«Me hacían proyectar películas para los oficiales y suboficiales operativos, cuando se salía de foco el proyector, Donda tenía ‘la gentileza’ de ponerme la escopeta en la cabeza y me decía ‘Quique, foco'», rememoró Muñoz sobre otro de los episodios que sufrió y que dan cuenta del perfil del represor.

En otra ocasión, el testigo refirió estar en el sótano y tras sacarle la capucha Donda Tigel le dijo «261 (número con que lo identificaban) ¿Vos tenés un tío o un pariente que es un policía o algo así? Está jodiendo mucho y si sigue jodiendo va a terminar en Capucha al lado tuyo, porque es un traidor».

Asimismo, Muñoz sostuvo que entre los secuestrados de la Esma «se sabía» que Donda Tigel o «Jerónimo» (como se lo conocía entre los represores) tenía «un hermano montonero», y que lo había entregado, lo cual «le daba una alta valoración dentro del grupo de tareas».

«A nosotros nos daba mucho miedo estar frente a semejante tipo que era capaz de entregar al hermano y no hacer nada para salvarlo», expresó Muñoz.

También, el testigo afirmó que entre Donda Tigel y el prefecto Juan Antonio Azic (apropiador de Victoria Donda) había una «relación de cercanía absoluta», que los vió juntos en reiteradas oportunidades en la Esma e inclusive con posterioridad, una vez liberado, en 1980 y en 1985.

«La última vez que lo vi fue en 1985 en la calle. Yo estaba comiendo en La Americana, y él se bajó de un Ford Falcón conducido por Azic. Se paró frente a mí, me paralicé y me dijo algo así como ‘tenemos que hablar’. Yo me negué y se fue ante la mirada atenta de los demás», recordó Muñoz.

Victoria Donda durante su declaracin en el juicio
Victoria Donda, durante su declaración en el juicio.

Para ejemplificar la relación entre ambos miembros del grupo de operaciones en «términos de funcionalidad», Muñoz puso de ejemplo la participación de Donda Tigel y Azic en el secuestro de su amiga Liliana Peregrino y de su primo, así como «los negocios» que llevaron a cabo con pertenencias y propiedades de secuestrados como el «robo y venta ilegítima de la casa del compañero Víctor Basterra».

Muñoz también relató la «conmoción» que produjo en el grupo de tareas en octubre de 1979 la declaración de tres compañeras -Ana María Martí, Alicia Milia de Pirles y Sara Solarz de Osatinsky- ante la Asamblea Nacional de Francia, quienes tras quedar en libertad dieron testimonio de su cautiverio en la Esma.

Luego de dos horas de audiencia, el tribunal ordenó un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles 17 de mayo a las 10, momento en que se reanudará el juicio con nuevas testimoniales.

Los padres de Donda, María Hilda ‘Cori’ Pérez y José Laureano Donda, formaban parte de Montoneros y tenían otra hija, Eva Daniela, que estaba en ese momento al cuidado de su abuela materna.

‘Cori’ fue secuestrada embarazada de cinco meses en la zona oeste del conurbano el 28 de marzo de 1977, luego fue vista en la comisaría 3 de Castelar y en agosto de ese año fue trasladada a la Esma, donde dio a luz a una niña a la que llamó Victoria en un parto asistido por el médico militar Jorge Luis Magnacco.

Mientras estaba en el lugar destinado a las embarazadas de la Esma, ‘Cori’ había recibido la visita de un marino y a sus compañeras de cautiverio llegó a decirles que se trataba de su cuñado y lo identificó por el nombre y apellido: Adolfo Donda.

Victoria fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, quien integró junto a Donda Tigel los grupos de tareas que operaban desde la ESMA.

Cuando nació su sobrina, Donda Tigel no se encontraba entre los represores que actuaban en el centro clandestino de la Armada, aunque sí era visto en algunas oportunidades. Sin embargo, en 1978 Donda Tigel fue asignado al casino de oficiales de la ESMA, donde llegó a estar a cargo de la jefatura de Operaciones y de la inteligencia táctica de esa unidad.

El padre de Victoria, hermano diez años menor del imputado Donda Tigel, fue secuestrado en mayo de 1977 y permanece desaparecido, al igual que ‘Cori’.

Fuente: Telam

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