Por inflación y desabastecimiento, Massa modifica Precios Justos
Sergio Massa aceptará modificaciones en el programa «Precios Justos», en un movimiento que lucía inevitable en medio de la aceleración inflacionaria y después del sobresalto cambiario de la semana pasada.
Con el objetivo de evitar un empeoramiento del escenario actual, y que la presión inflacionaria desemboque en un desabastecimiento masivo de productos, el Gobierno admitirá mayores subas en los precios de los productos que integran el programa oficial.
Los cambios que prepara Sergio Massa en Precios Justos
Los cambios en el programa «Precios Justos» tendrán dos columnas centrales:
- Llega a su fin la canasta con precios congelados. Esa lista -unos 1.900 productos- tendrán un ajuste promedio del 3,8%. Un porcentaje que volverá a aplicarse sobre la misma nómina para los próximos tres meses.
- Para el resto de los productos que integran «Precios Justos», unos 30.000 que se venden exclusivamente en las grandes cadenas de supermercados, también habrá cambios. Habrá una nueva pauta de aumentos mensuales: en vez del 3,2%, la suba admitida será del 5% por mes.
- Las empresas fabricantes tendrán que demostrar que sus costos se encarecieron, algo que está perfectamente a mano de los ejecutivos. Para este mes de mayo, la suba del 1,8% adicional se concretará recién dentro de un par de semanas.
- También se analiza el relanzamiento de un plan de controles de precios en los autoservicios y almacenes de barrio. Una intención que intentaron llevar adelante en los últimos años, sin ningún éxito.
Presionado por la inflación, Massa permitirá aumentos en el programa Precios Justos.
Estas modificaciones se dan ahora cuando el programa se encuentra prácticamente desbordado. Cada vez resulta más difícil encontrar esos productos en las góndolas, ya que la diferencia de precios con los artículos sin controles es cada vez más amplia.
Alerta por los precios de alimentos: ¿se viene un récord de inflación?
Las empresas que integran «Precios Justos» concurrieron al despacho de Matías Tombolini, secretario de Comercio, para anoticiarse de las modificaciones que implementará el Gobierno.
Esas compañías ya habían advertido a los funcionarios que no podrían continuar con el abastecimiento de productos si no se admitía una flexibilización. El argumento de las firmas es que los costos se incrementaron bien por encima de lo que el Gobierno autorizaba en el programa oficial.
La realidad terminó desbordando el plan, tal como sucedió durante las gestiones de los anteriores secretarios de Comercio: Paula Español, primero, y Roberto Feletti, después.
El contexto actual luce dramático: las principales consultoras económicas que monitorean la evolución de los precios, volvieron a advertir que los alimentos volvieron situarse en el podio de los rubros que más aumentaron el mes pasado.
El último reporte de Orlando Ferreres da cuenta de una inflación de alimentos del 10,4% durante abril. Por encima del 7,8%, que les da la suba del IPC.
Al igual que sus predecesores, Matías Tombolini no tuvo éxito con las medidas para contener los precios.
La consultora LCG, que monitorea la evolución de los precios de los alimentos semana tras semana, midió que la inflación de los alimentos se elevó al 9,5% (punta a punta) en las últimas cuatro semanas.
Ecolatina, otra de las consultoras que sigue los movimientos en las góndolas en forma regular, coincidió en que el rubro alimenticio habría subido el 9,5% durante el mismo mes.
Dólares y política, en jaque
La escalada del dólar blue de la semana pasada encendió las alarmas, pero también algo más. Los empresarios, aun los de primera línea que vienen acompañando las políticas oficiales, advierten que la dinámica de los precios empeoró en los últimos días.
Los proveedores de distintos insumos claves para la industria aplicaron fuertes ajustes o directamente suspendieron sus ventas.
Acaso peor para el mundillo empresario: se acortaron los plazos de pago en forma abrupta, algo muy difícil de asimilar para cualquier ejecutivo, no importa en qué parte de la cadena se encuentre.
También se acabaron las bonificaciones, con las cuales los empresarios tratan de «premiar» a los que mejor se portan a la hora de abonar. Ahora, directamente, al que no paga a término se les corta la cuenta y recién se rehabilita cuando se pone al día.
El aumento de precios ya no sólo afecta al consumidor final, sino a toda la cadena productiva.
También -en línea con lo aprobado en el Banco Central- se encarecieron los créditos que se cobran entre los distintos miembros de la cadena productiva y comercial.
Esto, que sucedió como una catarata de malas noticias en las últimas dos semanas, significa para muchos ejecutivos las peores señales que puede dar la economía. Un momento de desconfianza total.
La escasez de dólares no sólo permanece, sino que también empeora a medida que pasan las jornadas. Sin ir más lejos, ayer mismo el Banco Central se vio obligado a vender nada menos que u$s133 millones en la primera rueda del mes.
Sin divisas, la escalada inflacionaria tiene más para empeorar que para estabilizarse. Aunque parezca paradójico, la redefinición de «Precios Justos» tiene la intención de quitar presión al mercado de los alimentos. Y que al menos una parte de la canasta básica intente mantener sus costos por debajo de lo que corren los demás precios de la economía.
Aunque sea para ganar tiempo hasta que aparezcan soluciones de fondo.