Espectáculos

Kino Palais celebra sus 15 años con una retrospectiva de Rubén Guzmán

Guzmán es realizador independiente, docente investigador, curador y programador de medios audiovisuales / Foto: Prensa.

Kino Palais, espacio cultural dedicado al cine y artes audiovisuales que funciona en la Casa del Bicentenario, conmemora sus 15 años con una programación especial con entrada gratuita en la que se incluye una retrospectiva del creador y mentor de la iniciativa, el reconocido cineasta experimental y videoartista Rubén Guzmán.

«Kino Palais 15 años. Las voces del tiempo: una retrospectiva por la obra de Rubén Guzmán» comenzará este viernes y se extenderá hasta el sábado, ambas funciones a las 19.30, e incluirá la proyección en la primera jornada del último largometraje del realizador, «El ruido del tiempo», ensayo experimental y biográfico sobre el arqueólogo y antropólogo sueco-argentino Eric Boman, cuyo fantasma regresa al lugar de sus estudios de campo en el altiplano andino y deambula por los áridos paisajes.

El programa doble sobre la obra de Guzmán concluirá el sábado con la exhibición de algunos de sus cortometrajes de producción más reciente: «Imágenes de ningún lugar», sobre el fotógrafo ambulante Ernst Standhardt, las piedras espirituales chinas y las miniaturas; «Amelina», que reconstruye la historia de una habitante del noroeste de Chubut que aprendió a reconocer utensilios prehistóricos de la región, y la videoarte instalación «La caja de Pandora».

Originalmente ubicado en el Palais de Glace, Kino Palais fue fundado en abril de 2008 por Guzmán, quien, en su carácter de videoartista, además de curador, decidió dar lugar a todo tipo de cine no convencional en la sala. Por las reformas del Palais de Glace, en 2018, el cineclub fue albergado por la Casa del Bicentenario.

Desde hace 15 años, Kino Palais funciona como un espacio alternativo de cine en busca de enfoques audiovisuales diferentes, desde lo experimental hasta el cine independiente. Se muestra tanto cine de autor y documentales, como videoarte y cine expandido, convirtiendo la sala en un espacio performático donde los realizadores trabajan in situ con su material en la sala, incluso con música en vivo.

Guzmn se desempe como curador y programador de medios audiovisuales en el Museo Nacional de Bellas Artes Foto Prensa
Guzmán se desempeñó como curador y programador de medios audiovisuales en el Museo Nacional de Bellas Artes / Foto: Prensa.

Guzmán es realizador independiente, docente investigador, curador y programador de medios audiovisuales. Codirige la revista de ensayos digital Hyperborea y su obra se extiende por la fotografía, las artes audiovisuales, el videocine experimental y documentales. Sus producciones audiovisuales fueron exhibidas en importantes festivales y muestras, destacándose su retrospectiva en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (2008) y exhibiciones en Clermont-Ferrand, el Bafici, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y la Cinematheque Ontario, entre otros.

Además, se desempeñó como curador y programador de medios audiovisuales en el Museo Nacional de Bellas Artes -donde creó el primer archivo de videoarte y cine experimental argentino- Kino Palais, Espacio Fundación Telefónica, Fundación Proa, Goethe Institut y la Cinematheque Ontario.

Desde el mes de abril, el espacio comenzó a celebrar su aniversario con proyecciones especiales, que tras la retrospectiva de Guzmán seguirán en junio el 4 con cortos de Rodrigo Noya y Paula Herrera Vivas, el 10 y 11 con el Light Matter Film Festival, el 18 de junio con el ciclo de cortos experimentales Caos cinema y el 25 se presentará «Tramas» de Susana Barbará.

Guzmán, que también trabajó en «La canción más triste del mundo» (2003), contó en diálogo con Télam que la experiencia de colaborar con su amigo y director de esa película, Guy Maddin, fue «enriquecedora y divertida» y que «nunca faltaron divertimentos» como cuando le tocó dirigir a Isabella Rossellini en su rol de realizador de segunda unidad.

En cuanto a la historia detrás del diseño sonoro de su última película, en la que Guzmán consiguió disponer del editor de sonido ruso Sergey Moshkov, colaborador del cineasta Aleksandr Sokúrov, el director mencionó que tuvo que «perseguirlo al propio Sokúrov en Oberhausen, Alemania, hasta conseguir su correo».

«Sergey colaboró desinteresadamente en el proyecto, dándole esas pinceladas sonoras que solo él es capaz de pintar en el tiempo. Como no hablábamos ninguna lengua en común, nos comunicábamos mediante el traductor de Google y compartiendo archivos de audio y video. Fue él quien me recomendó al director finlandés Georg Grotenfelt, quien hizo un excelente trabajo con la voz de Boman: un sueco con acento finlandés», agregó.

– ¿Qué recuerdos tiene del momento en 2008 con la formación del Kino Palais?
– Si bien ya había creado el primer archivo de videoarte y cine experimental argentino en el Museo Nacional de Bellas Artes, la invitación a crear un nuevo espacio para difundir cine experimental y videoarte en el Palais de Glace fue un desafío distinto. En ese entonces, el Palais estaba dirigido por Oscar Smoje, a quien agradezco la oportunidad. La tarea de programación no fue fácil, ya que contábamos con presupuesto cero pero fue una experiencia muy buena gracias a los colaboradores de siempre y al entusiasmo de Tomás Dotta, Germán Fernández y Paula Carrot. Los estimulantes 15 años de Kino Palais obedecen a las excelentes gestiones de quienes me siguieron, es decir Tomás y Germán Fernández, sin olvidarme de quienes habitaron y habitan el espacio tan querido: su público.

– ¿Qué perspectivas estéticas y experimentales quiso abordar en «El ruido del tiempo»?
– La puna «es una experiencia», como dice el personaje principal parafraseando a Héctor Tizón. En este ensayo cinematográfico es también un personaje más. «El ruido del tiempo» es un cine-ensayo, una propuesta abierta para un espectador activo que visita tangencialmente el documental antropológico, biográfico, la ficción, el cine experimental y el ensayo literario. El filme cavila acerca de la muerte, la memoria, los monumentos, la antropología y pasiones que el personaje cuestiona y hasta tilda de fracasos, valiéndose de citas de pensadores que reflexionan y nos cuestionan, y hasta parecen sugerir una posible política de «restitución metafísica» dentro del marco de la descolonización.

Fuente: Telam

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