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Violeta Urtizberea se anima al monólogo en ‘Una casa llena de agua’

«La Milena que interpreto no es de mi época ni tiene mi edad pero reconozco todas las pertenencias de los 90» / Foto: Victoria Gesualdi.

Violeta Urtizberea lleva a escena Una casa llena de agua primera incursión teatral de la escritora Tamara Tenenbaum y también primer monólogo que interpreta la actriz, que narra ciertos acontecimientos de una joven de veintitantos que estudia en la universidad y trabaja de niñera mientras busca su lugar en el mundo.

La obra, dirigida por Andrea Garrote y que acaba de iniciar su tercera temporada en Dumont4040 con funciones a sala llena los sábados a las 21, es también la primera producción de la Compañía Teatro Futuro de Mariano Tenconi Blanco, Ian Schiffres y Carolina Castro por fuera de sus creaciones propias, que comprenden Las cautivas, Las ciencias naturales y La vida extraordinaria, entre las obras que se presentan actualmente en la cartelera porteña.

«Hay algo en el lenguaje de Tamara, en la forma de decir y en el mundo imaginario que ella construye que comulga mucho con el mío; cuando leí la obra me encantó, me conmovió mucho y también la sentí muy cercana, la iba leyendo y sentía que la podía ir diciendo al mismo tiempo», cuenta Violeta sobre el primer encuentro con este texto que Tenenbaum trabajó bajo supervisión de Tenconi Blanco y marcó su ingreso al teatro (este sábado estrena su segunda obra: Las Moiras, con dirección de Mariana Chaud en El Galpón de Guevara).

«Eso -agrega Urtizberea- me facilitó las cosas porque yo nunca había hecho un monólogo y hasta que me puse con esto lo consideraba algo cercano a la fatalidad, pero, como te decía, el lenguaje común que respira el texto fue algo que me jugó a favor y que me decidió a encarar el proyecto».

Cuando estrenamos la obra yo haba sido mam cuatro meses antes entonces estaba superinmersa en el mundo de los bebs Foto Victoria Gesualdi
«Cuando estrenamos la obra yo había sido mamá cuatro meses antes, entonces estaba superinmersa en el mundo de los bebés» / Foto: Victoria Gesualdi.

Tomada la decisión de encarar la puesta como una producción de la Compañía Teatro Futuro, Tenconi Blanco le propuso el papel a Urtizberea y juntos decidieron convocar a Andrea Garrote como directora, con la cual Violeta comparte escenario en la actualidad en Inferno, escrita, dirigida y coprotagonizada por Rafael Spregelburd.

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«Tuvimos la brillante idea de llamar a Andrea (Garrote) y ahí fue todo muy fluido y muy feliz, ella tiene muchísima experiencia teatral, es una genia como actriz y como directora, entiende muchísimo del lenguaje teatral. Tamara venía más del mundo de la literatura y entonces la mirada de Andrea sumó muchísimo y ella realizó distintas operaciones propias respecto del texto, hubo como un movimiento muy positivo y muy fluido donde Andrea y Tamara se entendieron muy bien y lograron ensamblar todo de manera bastante impecable para que funcione muy bien», destaca la actriz que en cine se la vio en «Insoladas» y «Voley», entre otras películas, y en televisión arrancó de niña en el inolvidable Magazine for fai, que ideó y condujo su padre Mex.

«La Milena que interpreto no es de mi época ni tiene mi edad pero reconozco todas las pertenencias de los 90 y fue algo que me quedó bastante cercano, además de que la obra, aunque está situada unos años atrás es recontra actual», remarca Urtizberea.

«Hay algo en el lenguaje de Tamara, en la forma de decir y en el mundo imaginario que ella construye que comulga mucho con el mío. Cuando leí la obra me conmovió mucho»

– Hablabas de la colaboración entre la directora y la autora que se produjo en el proceso de puesta de la obra.
– Sí, a veces pasa que a una directora le llega un texto de un español y ni idea, tiene que hacer algo con este texto al trasladarlo al escenario y casi que lo único que puede hacer es recortar, o pasa también que el autor y el director son la misa persona y quizás no aparece entonces la posibilidad de hacer una crítica sobre su propio trabajo, mientras que en este caso fue perfecto porque estuvo la posibilidad de que la autora siguiera proponiendo cosas en un texto que ya estaba escrito a partir de cuestiones que surgían de la escena.

– Se trata de un monólogo pero en escena vos tenés una relación muy fuerte con la bebé que cuida Milena.
– Sí, se dio la particularidad de que cuando estrenamos la obra yo había sido mamá cuatro meses antes, entonces estaba superinmersa en el mundo de los bebés, yo estaba cuidando una bebé en ese momento y al personaje le pasan muchas cosas con esa nena que yo si no hubiese tenido a Lila las atravesaría de otro manera, esa situación me pegó mucho en lo personal y en lo interpretativo me sirvió un montón haber sido madre al hacerla.

– La beba es un objeto imaginario.
– Esa fue toda una elección, había un desafío y hasta último momento nos preguntábamos qué iba a pasar con la gente y sucedió que hay un momento en que claramente el público entra en la mecánica del juego y siente que la beba está ahí. En cuanto a lo que me pasa a mí, trato de conectarme con ella cuando le hablo, me toca como si fuera una memoria emotiva que me conmueve, quizás cuando estoy más en el relato no la tengo tan presente pero cuando le hablo más tiernamente a ella en forma directa se me aparece la nena.

– Además de Una casa llena de agua están haciendo Inferno, donde sí estás con otros actores, ¿cómo se diferencian las dinámicas?
– Es mucha la diferencia, nunca había hecho algo sola sino que siempre tenés compañeros y eso me encanta, porque me encanta todo lo que pasa alrededor de eso: la previa, después irse a comer, todos los rituales que tienen que ver con el teatro y los compañeros, era lo que más miedo me daba de hacer un monólogo, me veía sola en el camarín maquillándome y me parecía una situación medio triste.

Foto Victoria Gesualdi
Foto: Victoria Gesualdi.

– ¿Influye un trabajo en el otro?
– Cuando hago funciones de Inferno estar en contacto con otros actores me sirve después para repensar cosas en función del monólogo, ver actuar a mis compañeros, las elecciones que toman, me sirven mucho y me inspiran para lo que después yo tengo que hacer sola. Cuando compartís escena con otros puede suceder que te dicen algo de una manera nueva y eso a vos te modifica, es algo que no pasa en el monólogo pero que me lo tengo que armar un poco yo misma, este juego de ir probando cosas nuevas, acelerando o desacelerando. A veces pienso mucho cuando estoy haciendo Inferno quedarme con esa sensación y después la traigo al monólogo.

– En Inferno hubo además un reemplazo de Pilar Gamboa por Andrea Garrote este año.
– Sí, fue como un movimiento fuerte y estuvo buenísimo, me sirvió para repensar todo lo que pasaba en Inferno y también me sirvió para repensar lo que hago acá porque es otra energía y es otro instrumento que trae algo nuevo sobre un mismo texto y una misma puesta y entonces ahí ves que las cosas pueden ser de una manera o de otra y la presencia de otro actor o actriz te hace repensar todo de nuevo, está buenísimo eso.

Fuente: Telam

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