Músico, escritor, periodista e historiador de rock, Claudio Kleiman siempre logró sorprendernos. Lo hizo en 1976 desde la revista Expreso Imaginario, que sacó de la galera junto a Pipo Lernoud, Horacio Fontova, Jorge Pistocchi, Alfredo Rosso, entre otros, en plena dictadura. Y lo hace hoy, en el programa Otra historia, por Radio Nacional AM 870 en la madrugada del domingo (de 02:00 a 03:00) acompañado por un equipo tan joven como profesional: Valeria Pertovt, Víctor Tapia (conducción e investigación ambos) y Mauro Feola (producción).Conversamos y nos sorprendimos con este grupo multigeneracional que ya tiene una audiencia ávida ante su propuesta.
-¿Cómo definirían Otra historia?
Claudio: Es un programa para bucear en el rock y la música de Iberoamérica, con cosas que nunca se han escuchado, o se han escuchado poco y mal. El espíritu sigue siendo el de los ‘70: ir a la busca de lo poco difundido. Nosotros, en la Expreso, le hicimos, por ejemplo, una tapa a Hermeto Pascoal cuando el tipo era apenas conocido en Brasil. Por eso decíamos medio en broma que “lo inventamos” a Hermeto. Yo ahora tenía una idea similar, y me faltaba el ámbito. Me encontré primero con Víctor, que ya venía haciendo un trabajo de investigación muy bueno, y fue clave el apoyo del director de la radio, Alejandro Pont Lezica, a quien, además, le pedí expresamente hacer el programa en AM. No quería hacer algo exclusivo para expertos o coleccionistas, sino que llegara a un espectro más amplio, abarcando el interior del país. En estos primeros dos meses tuvimos repercusiones internacionales muy buenas: Argentina, en el plano cultural latinoamericano, sigue siendo una luz, un punto de referencia. Nos escriben músicos y periodistas de toda la región; me parece que venimos a llenar un vacío: hubo, hay y habrá muchísimo para mostrar.
Víctor: Creo que vamos más allá del exotismo, de la curiosidad o la anécdota: tratamos de rastrear en los procesos históricos detrás de los desarrollos que condujeron a las distintas escenas de rock y las particularidades que enlazan con las músicas autóctonas del continente. Pese a que en muchos casos no hubo contactos directos o relaciones transversales, hay puntos de contacto que nos hermanan. En general se ha dado este estudio a nivel de lo folclórico, pero acá abordamos el rock con un sentido amplio: un programa nuestro puede arrancar con música surf en Venezuela en los setenta y terminar con un grupo peruano que hace shoegaze (estilo rústico que apela especialmente a los efectos de sonido) en los noventa, pasando por una banda de rock progresivo brasileño o un trío punk chileno de los ochenta. Y de allí a la antesala, los orígenes, donde hubo escenas locales muy ricas a nivel de jazz, country y otras vertientes. Tampoco le tenemos miedo al rock de España, que sumó lo suyo a este panorama.
Valeria: Como periodistas venimos de distintos lugares y con los mismos intereses; a los tres nos apasiona la música y la investigación. Nos reúne esa pregunta por los orígenes y las características propias del territorio que habitamos en relación con su historia política y social. Ahí se da una confluencia de recorridos y de movimientos; sonidos locales y foráneos que queremos recuperar superando los estereotipos de época, los prejuicios asociados a la idea del baile y de lo popular. En ese recorrido encontramos bandas de muchísima calidad que han pasado desapercibidas. Discos editados quizás hace muchísimo, tan modernos y actuales que se podrían confundir tranquilamente con bandas de los últimos años. Incluso aquí mismo, en las provincias argentinas, que han dado obras buenísimas. Y Radio Nacional es el contexto ideal para hacerlo, porque podemos conectar con esos puntos y sus propias perspectivas.
-¿Qué participación tuvieron las mujeres en esas décadas primigenias del rock?
Valeria: Hubo muchísimas mujeres músicas, en gran parte invisibilizadas. Hay pioneras que fueron valoradas; de aquellas que tuvieron reconocimiento en su época estamos recuperando material. De las que no, también vamos encontrando obra, que iremos dando, tendiendo a su vez un puente con lo actual. Pero la gran lucha que sigue en vigencia y en marcha, es la búsqueda de la paridad. Ese es el camino que todavía estamos recorriendo.
Víctor: Para darte un dato concreto y ejemplificador de lo que cuenta Valeria, ya en el 65, en Venezuela estaba el grupo Las aves tronadoras, conformado íntegramente por mujeres, que grabo varios simples y dio shows en televisión, al igual que las New Girls. Y acá en Argentina, ya en el año ’55 Nelly Dors cantaba rocanrol con Los Cometas locales, y ese grupo es el que recibe a Bill Haley en el año ’58. Yendo hacia atrás, ni hablar del folk o el jazz, que en la región tuvo una participación femenina enorme. Quienes estén interesados en estas cosas pueden buscar el programa Otra historia en Podcast o redes sociales: Instagram, youtube, spotify.
Clásicos, experimentales, vanguardistas en su momento, músicos y formaciones brotan en cada recorrido del programa. Relatos y testimonios fluyen con banda sonora propia desde los años 70, 60 y hasta 50. De Uruguay, de Venezuela, de Puerto Rico. Hay ejemplos sorprendentes: Los Grillos –de 1969– banda de rock progresivo nacida en Bolivia, que se constituye con los miembros de una comunidad minera. Génesis, no los ingleses, sino los colombianos: agrupación de folk psicodélico nacida en 1970. Y más acá Julio Zurita y sus Cometas, pioneros del rocanrol en Frías, Santiago del Estero, que en el ’62 despertaron un surreal fanatismo encarnado en sus pandillas pacíficas pero impactantes de teddy boys: seguidores de la banda cuyas camperas negras desencajaban la siesta santiagueña. Otra Historia potencia el concepto del rock como movimiento colectivo, aunque injustamente atomizado. Acaso porque el mercado de consumo no encontró en esas huellas un neurotransmisor útil a sus intereses…
Claudio: Hay todo un segmento de la información y de la historia del rock que nos ha sido negado. Intereses que impidieron que conozcamos la música de nuestras provincias y del capítulo hispanoparlante de América. También musicalmente nos alimentan para convertirnos en seres menos pensantes, que acepten los preceptos del sistema. Ni siquiera necesitás salir del país: vas a Madariaga y te encontrás con una escena de rock completamente insular, como si fuera otro mundo. No llegan a Buenos Aires, no se conocen, tocan en su circuito; ni hablar de las provincias: Córdoba, Mendoza, Tucumán, Jujuy, Salta, tienen y tuvieron una importantísima escena propia Hay quienes han escrito libros sobre el tema. Por suerte, empieza a armarse un mapa de eso y estamos pudiendo reconstruirlo. Pero claro; la comida rápida que nos dan los grandes medios hace que uno tenga que escarbar para encontrar la información. Hay mucho por descubrir, nosotros nos seguimos sorprendiendo; pero hay que salir a buscarlo.
Valeria: Queremos recuperar mensajes, historias, recorridos. No la cosa rara o loca porque sí, como una curiosidad: hay mucho arte para descubrir y ojalá que esto habilite a otro tipo de escucha y otro tipo de difusión de esta música, también tendiendo puentes con lo actual. Porque lo que escuchamos hoy es fruto de una gran historia colectiva, que tiene sus ancestros.
Claudio: Hay que decir también que la amplitud, la inclusión, son características de la cultura rock y nosotros adherimos a eso. El poeta brasileño Oswald de Andrade hablaba de la antropofagia cultural, que propugnaba la incorporación de todo tipo de fuentes adaptándolas con características propias, por eso los tropicalistas, que abrevaban en Andrade, reivindicaban desde la psicodelia hasta Carmen Miranda.
A medio siglo de discos como Artaud –grabado por Luis Alberto Spinetta en Buenos Aires– o El lado oscuro de la luna –la legendaria placa de Pink Floyd concebida en Londres– Claudio, Valeria, Víctor y Mauro nos hacen tomar nota de otra deuda interna. La que tenemos con los creadores latinoamericanos; parafraseando a Marechal (y con él, a Miguel Ángel Peralta) Otra historia le saca lustre a aquellos “abuelos de lo mucho” y su enorme obra.
Arqueólogos y a la vez mineros, como aquella banda boliviana, este equipo radial da, en la excavación, con vetas áureas, piedras preciosas, joyas potenciales. A su modo, son cultores de esa Nuestra América que quería José Martí, e hicieron suyo el llamado del poeta cubano: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse”. De eso va, pasada dos horas la medianoche de los sábados –técnicamente ya en domingo– cada entrega de Otra historia, programa único en su especie.
Claudio Kleiman: voy y guitarra en acción
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“Ya era hora”: Kleiman, el músico, se presenta en vivo
No muchos saben que junto a su amigo Skay Beilinson, el guitarrista Claudio Kleiman formó parte del gen embrionario de los Redonditos de Ricota. La hoy mítica banda –acaso la más masiva que haya dado la Argentina– fue, antes de serlo “La Banda Ricotera” y Claudio militaba en sus filas.
Bastante agua corrió bajo el puente hasta que Kleiman sacó en 2019 su propio disco: Era hora. En la placa, hay participaciones de lujo: desde el propio Skay hasta León Gieco, pasando por Gustavo Santaolalla, el Conejo Jolivet, La Mancha de Rolando, Ricardo Mollo, Roy Quiroga y Pablo Memi de los Ratones Paranoicos, Pipo Lernoud, Claudia Puyó y otros tantos de primera división que aportan sus voces, textos o instrumentos.
Parte de aquel material y otro repertorio, se podrá disfrutar en vivo el viernes 28 de abril a las 21, en el local de la calle Soler 1332 CABA. El show es con entrada libre y contará con la presencia de Ramón de la Vega y un invitado de lujo: Alejandro Franov. Para no perdérselo
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