La economía marcha rumbo a la recesión y el kirchnerismo presiona
«Queremos evitar lo que, en este momento luce como un escenario lógico, lamentablemente: una caída del PIB del 3% con una inflación muy fuerte en alimentos«, dice, con cruda franqueza, el funcionario del equipo económico. El nuevo escenario económico, que se está consolidando de la mano de una sequía histórica, prevé peores números de acuerdo a las estimaciones que están revisando las principales consultoras del país.
Fausto Spotorno, economista jefe de Ferreres & Asociados, sostiene que la caída del PIB de este año podría alcanzar el 5%, muy parecido a lo sucedido en 2009. En aquel año, a una sequía muy dura se le adosó una furiosa crisis financiera internacional, algo con lo que también está lidiando el sistema global en estas últimas semanas.
En Eco Go -la consultora dirigida por la economista Marina Dal Poggeto- ya alertaron a sus clientes que el derrape podría superar ese 5% si las pérdidas por la sequía van más allá de los u$s20.000 millones, un escenario que a esta altura luce como el más probable.
La recesión a la que se encamina la Argentina será muy dura en este año de elecciones. Ninguna de las consultoras contactadas por iProfesional computan los efectos de una devaluación en esos escenarios, un evento que a esta altura nadie podría descartar. Aún así, el golpe será gravísimo.
Sin dólares, al Gobierno no le queda más alternativa que ajustar la economía para evitar un choque mayor. Las importaciones se seguirán frenando para evitar la devaluación abrupta y desordenada, y la presión sobre los precios -en ese escenario- continuará en aumento. Varias de las consultoras creen que el IPC trepará al 120% este año.
En este contexto tan complicado, desde el kirchnerismo plantean medidas concretas, contracíclicas, que intenten preservar la actividad y el consumo.
La escasez de dólares por la sequía es implacable: ante la chance de un frenazo duro, piden cuidar las reservas y que se implemente un bono de emergencia
Últimos datos del golpe
Los últimos registros oficiales sirven para avizorar lo que se viene, pero todavía no dan cuenta del escenario más duro. En el cierre del año pasado, el PIB se contrajo 1,5% respecto del tercer trimestre, según el Indec.
El consumo, que venía traccionando la actividad, se contrajo un 1,5% el cuarto trimestre versus el tercero (julio-septiembre). Y la inversión, que venía con muy buenas tasas de expansión, tuvo un frenazo hacia fin de año: registró una caída del 7,2% versus el tercer trimestre.
En lo que va de este año, distintas variables empeoraron y ya muestran signos negativos: las ventas minoristas y la actividad de la construcción tienen números malos.
La crisis asoma, y también queda escrachada por la caída en las ventas de productos de la canasta básica: en febrero hubo una merma del 1,1% contra el mismo mes del año pasado, de acuerdo al monitoreo de Scentia, la consultora especializada y que mejor mide la temperatura en los supermercados y en los comercios de barrio.
Datos que preocupan
Lo cierto es que los datos de la actividad económica vienen aflojando desde agosto del año pasado, de la mano de la aceleración inflacionaria y la pérdida de poder adquisitivo de la población.
Hay un dato clave para entender el frenazo: hasta hace algunos meses, el bloqueo de las importaciones era parcialmente compensado por la utilización de stocks de parte de las compañías. Pero ese stock de insumos y de bienes terminados importados se agotaron.
La economía marcha hacia una recesión y el kirchnerismo presiona para que Massa tome medidas
En las últimas semanas se acentuó la escasez de dólares por el agravamiento de la sequía, y esa realidad devino en dos cosas: un enfriamiento de la producción local y un alza de los precios. Las empresas que no logran la aprobación para importar bienes terminan ingresando parte de esos productos a través del mercado alternativo.
Spotorno calcula que la cotización promedio del dólar para esas empresas que deben hacer un mix entre las importaciones «oficiales» y a través del contado con liqui ronda los $290 a $300.
El kirchnerismo enciende los reclamos
El ministro del Interior, Wado de Pedro, lideró el renovado reclamo por una suma fija para todos los trabajadores. Es raro que el titular de la cartera política salga al cruce de la Casa Rosada y del Ministerio de Economía, pero volvió a dejar en claro la distancia que separa al kirchnerismo del resto de la coalición, en momentos en que se acentúa la dinámica inflacionaria.
Pablo Moyano fue otro de los que encabezó el reclamo, la última semana, para que el gobierno nacional habilite una suma fija. Puso el dedo en la llaga. «Creo que es el momento, si hay aspiración de ganar las elecciones, de poner guita en el bolsillo de la gente», dijo el líder camionero.
No es la única idea, la que vaya dirigida a un intento por cuidar el poder adquisitivo.
Durante la última semana circularon, en algunos foros kirchneristas y también en despachos de legisladores, algunas ideas para cuidar al extremo las reservas del Banco Central. Como, por ejemplo, el endurecimiento de los controles sobre esas divisas, para que no se vayan del BCRA para que multinacionales terminen dolarizando sus activos. O pagando vencimientos de su deuda en dólares sin un intento por refinanciarlos.
Por otra parte, desde las filas K, persiste el malestar contra la gestión de Matías Tombolini en la secretaría de Comercio. Dirigentes identificados con la vicepresidenta plantean que el funcionario hace poco para que se cumplan los acuerdos de precios que él mismo propició. Y que los incumplimientos son masivos en las góndolas de los supermercados.