Karina Beorlegui saluda su propio recorrido al proponer el ‘Encuentro Amália-Gardel’
A 20 años de su álbum debut, la artista y gestora cultural Karina Beorlegui continúa enlazando tango y fado con la presentación sabatina en Rondeman Abasto de su flamante cuarto disco “Encuentro Amália-Gardel” donde reúne a artistas emblema que, confiesa, “son mi inspiración porque atravesaron fronteras físicas y de género para conquistar los corazones de las personas”.
“Amália Rodrigues y Carlos Gardel excedieron las fronteras de sus géneros de referencia y eso me identifica también. Por eso en este disco el tango y el fado están mezclados en ‘Medo’ con el diálogo entre el bandoneón de Horacio Romo y mi voz y por eso también grabamos ‘Cuando tú no estás’, que es un híbrido, que es más canción”, repasa Beorlegui durante una entrevista con Télam.
Karina es cantante, productora y actriz que grabó otros tres discos solistas («Caprichosa”, de 2003; “Mañana Zarpa un Barco”, de 2008 con los Primos Gabino; y “Puertos Cardinales”, de 2011), impulsó las cinco ediciones del Festival Porteño de Fado y Tango realizados en Buenos Aires (2012, 2014 , 2017, 2019 y 2021) que convocó a más de 60 artistas entre locales y de Portugal y el “Fado Tango Club»
Además, tomó parte en festivales de tango en el país, Sevilla, Valparaíso, Granada, Lisboa y San Sebastián y como actriz integró los elencos en torno a creaciones de Alejandro Dolina «Tangos del Bar del Infierno», la operita «Lo que me costó el amor de Laura» y la miniserie «Recordando El show de Alejandro Molina», entre otras producciones de teatro musical.
Ahora con “Encuentro Amália-Gardel” sintetiza ese recorrido y, de paso, tributa a un par de artistas de excepción en un registro binacional que fue seleccionado por Ibermúsicas en 2022 y la reunió con el guitarrista local Nacho Cabello (a cargo de los arreglos de tango y la producción musical) y con Ricardo J. Martins (ejecutante de guitarra portuguesa y responsable de los arreglos de fado).
Haciendo equilibrio entre las dos voces de referencia y sus géneros de referencia, la placa combina los tangos “Yira yira” y “Cuesta abajo” (uno de los preferidos de Rodrigues que lo conoció en su hogar de infancia) con fados como “U meu amor é marinheiro”, “Coimbra” y “Gaivota”, entre más.
El repertorio, sumando una versión del tango-fado “Caprichosa” que agregó la voz de Hernán «Cucuza» Castiello, podrá apreciarse en directo el próximo sábado desde las 21 en la sala ubicada en Lavalle 3177 donde además habrá un trío de guitarras integrado por Nacho Cabello, Alejandro Bordas y Nahuel Larisgoitía, mientras que el bandoneonista invitado será Rodrigo Mercado.
En formatos instrumentales aún por definirse, el disco llegará el 1 de abril al Club Social Gualeguay; y el 15 al Bar Histórico de Bahía Blanca.
«Hace 20 años le pedía al universo seguir viviendo de lo que me gusta hacer y a pesar de que por momentos se hace muy cuesta arriba, es un hermoso balance y es mi esencia que voy a dejar a mi hijo: perseguir tus sueños, ser artífice de tu vida. más allá del contexto; de lo que la sociedad te impulsa a ser o a hacer.»Karina Beorlegui
“Pero además la idea -avisa la intérprete- es poder presentarlo en junio en Lisboa junto a Ricardo Martins en el Jardín de Amália y luego traerlo a Ricardo para el Festival de Tango y Fado que se hará en noviembre”.
-En la placa reponés “Caprichosa”, tema que dio título a tu álbum debut de hace 20 años, ¿cuánto de “capricho” hay en tu decisión de mostrar los lazos comunes entre fado y tango?
-Al principio pudo haber sido un capricho. Hace 20 años creo que sí lo fue, pero se ha transformado en convicción, en mucho trabajo de investigación, escucha, experiencia, viajes, pedidos de créditos, remarla en dulce de leche, estar nominada a los Gardel, mirando el Río Tejo o contando moneditas en el metro, nutrirme con fadistas y colegas tangueres. Víctor Lopes, amigo de la Comunidad Portuguesa en Argentina, me dijo hace un tiempito que lo que hago se ha transformado en una misión por tender puentes entre el fado y el tango, fadistas y tangueres.
Después de todo, si eso del 2003 fue un capricho, fue muy bienvenido. Le dio una razón muy fuerte a gran parte de mi vida artística.
-¿Cuál es el balance que hacés de tu propio camino y de esa dedicación tuya por exhibir los lazos entre tango y fado?
-Esos lazos me dieron un sello distintivo en estos 20 años; muchas alegrías personales, viajes, amistades entrañables. Pero también no es nada fácil hacer música popular que no sea masiva: dedicarse e intentar vivir de esto que es un trabajo de todo el día por ser autogestora de mis proyectos. No aposté a lo fácil, a lo seguro y eso hace que a veces me pregunte ¿por qué lo hago e insisto?. Sin embargo, acá estoy, presentando el disco que quiero, que no es poco. Hace 20 años le pedía al universo seguir viviendo de lo que me gusta hacer y a pesar de que por momentos se hace muy cuesta arriba, es un hermoso balance y es mi esencia que voy a dejar a mi hijo: perseguir tus sueños, ser artífice de tu vida. más allá del contexto; de lo que la sociedad te impulsa a ser o a hacer. Siempre con determinación.
-¿Cómo aparece la idea de reunir a Amália y Gardel en un mismo disco?
-Amália Rodrigues y Carlos Gardel están presentes en mi repertorio desde que empecé. Primero Gardel cuanto empiezo a cantar tango y luego -desde que llegó el fado a mi vida- incorporo de a poco a Amalia en mi repertorio. Gardel siempre estuvo, por ser cantora, indeludible. ¡Y es verdad que cada día canta mejor!. Aunque la razón fundamental fue inspirada en descubrir que Amália era fan de Gardel, como ella misma lo expresa en un reportaje de cuando estuvo en Argentina que me brindó la Fundación Amalia Rodrigues desde Lisboa. En ese reportaje expresa «tengo la manía de los tangos de Gardel».
Ya en 2008 en un viaje a Lisboa que hice para grabar con Cedonio Pereira y un actor para mi tercer disco “Puertos Cardinales” junto a Los Primos Gabino, visité el lugar donde ella vivió y que hoy funciona como Museo Casa Amália Rodrigues y conversé con quien fue su asistente personal durante 40 años y ella me contó que cuando Amalia era niña, cantaba los tangos de Gardel en las reuniones en su casa y que los que más le gustaban eran “Arrabal Amargo” y “Cuesta Abajo”.
-Más allá de tu intervención para que Gardel y Amália se “encuentren” en tu repertorio, ¿cómo sentís qué dialogan dos artistas tan importantes que no tuvieron contacto directo entre sí?
-Lo mágico de este disco, pienso humildemente, es que logra justamente y a través de las melodías y letras que ellos interpretaron alguna vez, juntarlos. No sólo a ellos en un imaginario encuentro, sino a los músicos reales del hoy que hemos realizado el trabajo acá y allá. En Caseros, en Capital o en Portugal, nos conectó con ellos y con nuestra esencia. Porque somos músicos que nos dedicamos con mucho esmero a insistir con nuestras músicas ciudadanas portuarias, a extender su legado, a renovarlo. La música existe más allá de nosotros y resonará por siempre en el universo. Me gusta la imagen de la música, de nuestras voces, como lo eterno. Amália y Gardel ya están unidos por un hilo invisible, por un ADN en común.