Tecnología

Corify, la empresa que puede ver tu corazón sin abrirte

Corify es el resultado de más de 15 años de investigación en tecnología para ver el corazón sin electrocardiograma. «Si ChatGPT te ha sorprendido, espera a ver lo que viene en imagen médica», vaticinó Andreu Clement, director general ejecutivo de esta empresa española, que se prepara para llegar a otros países y lanzar productos como gemelos digitales producidos por inteligencia artificial.

Climent recibió en 2017 un impulso decisivo del programa de innovación de la Fundación la Caixa para sacar adelante lo que hoy es Corify: «CaixaImpulse nos dio los contactos, el conocimiento y todo lo que nos faltaba; cambió nuestra investigación».

¿Cómo es posible, por ejemplo, que en casos de amputación los únicos instrumentos fuesen una sierra y un palo para morder? ¿De verdad hubo un tiempo en que, sin penicilina, la infección más inocente podía acabar con la vida de cualquiera?

Esta misma sensación de angustia e irrealidad invadió a Climent cuando, a mediados de la primera década del siglo, terminados sus estudios de ingeniería y recién llegado a Alemania, descubrió que en los quirófanos muchas intervenciones cardiacas se limitan a quemar la parte que se cree dañada del corazón. A partir de ahí, solo queda esperar que el fuego arregle el problema.

¿Cómo era posible, se preguntaba Clement, que en pleno siglo XXI no existiera nada que permita ver con más claridad lo que ocurre en el corazón? ¿Cómo podía ser, se dijo, que en un mundo en el que un tercio de las personas padecerán arritmias cardiacas estas no se puedan localizar mejor?

¿Cómo podían los expertos depender tanto todavía del electrocardiograma, un invento con más de 100 años de antigüedad que vio la luz cuando todavía no se habían descubierto muchos tipos de arritmias?

La pasión de un ingeniero

«Me encanta abrir dispositivos y ver cómo funcionan por dentro, pero los aparatos los entendemos, los hemos creado nosotros. Al acabar la carrera, descubrí que me fascinaba la electrónica relacionada con el cuerpo humano porque hay cosas que todavía no entendemos bien de cómo funciona el cuerpo humano», explicó Climent a Business Insider España.

Justo en esa época le ofrecieron la posibilidad de entrar en el mundo de la ingeniería biomédica. «Algo que mucha gente no sabe es que en un quirófano hay un equipo de médicos, pero también hay ingenieros que se encargan de que los aparatos funcionen bien«, recordó Clement.

Así fue como él, un ingeniero fascinado por la electrónica humana, acabó ayudando en un quirófano en Berlín, y terminó dándose cuenta de que los médicos necesitan ir más allá de los electrocardiogramas, unas máquinas eficaces a la hora de estudiar los movimientos mecánicos del corazón, pero que pueden llegar a resultar imprecisas ante enfermedades determinadas.

Por esa misma época, María Guillén, hoy investigadora de la Universitat Politècnica de Valencia, indagaba también en las posibilidades que había de ver el corazón sin abrir y sin recurrir al electro: «Los primeros prototipos los cosió ella a mano», explica Climent.

Ninguno de los dos lo sabía en ese momento, pero aquellos fueron los primeros pasos de Corify Care, una empresa inicial que, en 2023, tras haber levantado 8 millones de euros entre capital privado y público, se prepara para tratar de penetrar en el mercado nacional y extranjero con su innovación: un producto que permite sacarle una foto al corazón sin abrir para verlo.

La solución de Corify, que recibe el nombre de Acorys Mapping System, está compuesta de 4 parches por los que se distribuyen 128 electrodos que rodean el torso y la espalda del paciente. Estos permiten extraer la imagen del corazón.

El impulso de la competencia

Nacida oficialmente en 2019 como una «spin-off» del hospital Gregorio Marañón, la historia de Corify se remonta muchos años atrás, cuando un grupo de investigadores como Climent y Guillén se convencieron de que se podían mejorar los aparatos de diagnóstico cardiaco.

Desde 2004 a 2015 esta idea viajó por países como Alemania, EE. UU., Canadá. Allí donde llegó, una misma sensación: había espacio para algo así. Paradójicamente, el espaldarazo definitivo no llegó con ninguna innovación surgida de sus estudios ni de una gran inversión por parte de ningún fondo, empresa o institución. Esta vino de la competencia.

En 2014, el gigante de la innovación en tecnología médica Medtronic inició conversaciones con CardioInsight, una empresa estadounidense que había tenido una idea parecida a la que rondaba la mente de lo que hoy es Carify, para adquirir una participación mayoritaria de la startup.

La operación finalmente se cerró en 2015 por unos 93 millones de euros. En vez de desanimarse, Climent tuvo claro que había que seguir: «Era la señal que necesitábamos. Nuestra tecnología era mejor que la que tenían ellos, y si una gran empresa se había dado cuenta de que un aparato así es necesario, el resto del mundo lo terminaría viendo». Fue entonces cuando, bajo el auspicio de la UPV, el grupo investigador se anima a pasar por el largo y duro proceso de patentar su tecnología.

Fuente: iprofesional.com

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