Más Respeto en el Salón de la Fama del Rock & Roll
Cuando el 3 de enero de 1987 Keith Richards intentaba frente al micrófono llevar adelante la ceremonia de incorporación de un nuevo miembro al Salón de la Fama del Rock & Roll, admitió que, para anunciar ese nombre, ya se habían usado todos los superlativos. No alcanzaban las palabras para describir a la nueva incorporación, y es cierto que no hacía falta mayores explicaciones sobre la elección pues los motivos de aquel reconocimiento eran largamente conocidos por el mundo entero. Poco importó que Richard estuviera visiblemente borracho y simpáticamente enredado en sus palabras, pues la incorporación que debía anunciar era la de Aretha Franklin, que no necesitaba presentaciones.
Aretha Franklin se convertía aquel día en la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Rock & Roll, el museo que atesora y celebra a los artistas más reconocidos e influyentes de la industria musical. Artistas varones, en su gran mayoría.
Evelyn McDonnell, profesora de la Universidad Loyola Marymount de Los Ángeles, crítica de rock, autora de varios libros y miembro fundadora de Strong Women in Music (SWIM), un grupo activista que apoya a mujeres de la industria musical, hizo en el año 2019 un análisis de la representación de género en el Salón de la fçFama, a través de sus por entonces 34 años de existencia, y concluyó que de los 888 miembros, 69 eran mujeres; es decir, menos del 8 por ciento. Las incorporaciones femeninas que se dieron en estos 3 últimos años, tampoco han hecho variar ese porcentaje.
En el año de su creación, 1986, se celebró el ingreso de pioneros del rock tales como Elvis Presley, James Brown, Ray Charles, Fats Domino, Buddy Holly, Jerry Lee Lewis, Little Richard, Chuck Berry, y ninguna pionera.
¿Por qué Aretha Franklin, Sister Rosetta Tharpe y Big Mama Thornton no estaban en esa clase inaugural? ¿Por qué tardó 32 años en ser admitida Tharpe? ¿Por qué Thornton, cantante del «Hound Dog» original, aún no ha sido nominada?, se pregunta Evelyn McDonnell. Vale recordar que antes de que Elvis moviera la pelvis al ritmo de la canción “Hound dog” y el mundo hiciera plop y ya nadie pudiera entender qué era esa furia, tres años antes exactamente, Big Mama Thornton ya la había grabado, y su versión había circulado con éxito.
La pregunta que se hace MCDonell, tiene, para ella, una respuesta: las mujeres estuvieron allí para el nacimiento del rock and roll y en todas las etapas desde entonces; el Salón simplemente las ha ignorado.
Lo cierto es que, en el segundo año de su creación, aquel 3 de enero de 1987, el Museo de la Fama del Rock ya no pudo ignorar a Aretha Franklin. La reina indiscutida del soul, la dueña de una de las voces más maravillosas del mundo, la activista por los derechos civiles, la igualdad racial, y el empoderamiento femenino.
La mujer que cantó la palabra Respeto, como un grito que aún resuena.
«Respeto»
Aretha Franklin se crío en Detroit en el seno de una familia religiosa. Su madre la había abandonado de niña junto a sus hermanos, quedando a cargo de su padre, el reverendo C.L. Franklin, muy reconocido dentro de la comunidad afroamericana por sus influyentes sermones, que llegaron a ser transmitidos por radio y grabados en disco. Aretha, que ya tocaba el piano con ocho años, comenzó a asistir al coro de la iglesia de su padre. Y fue con él de gira por todo el país con sus sermones y las voces de la agrupación The Famous Ward Singers, que contaba con Clara Ward, reconocida por haber sacado el gospel del ámbito religioso y subirlo a los escenarios luciendo pelucas y vestidos de fiesta.
Una cantante que fue pionera en la formación de tríos femeninos, la primera artista del góspel en actuar en un club de jazz y que Aretha señaló como su mentora y modelo a seguir.
No fue su única influencia artística: frecuentaban su casa paterna cantantes como Mahalia Jackson y Dinah Washington, ambas artistas que también terminarían en el Hall de la Fama, en la categoría llamada “Influencia temprana”. A su vez, en esas reuniones en su casa, también tuvo la oportunidad de conocer a referentes del activismo por los derechos civiles, como, ni más ni menos , que a Martin Luther King.
Aretha graba su primer disco debut a los 14 años de edad. Durante la primera etapa de su carrera discográfica de la mano de Columba Records, editó más de 10 discos pero con ninguno logró el salto a los charts que consiguió bajo el sello Atlantic y la tutela de Jerry Wexler. Su primer single con el sello, “I Never Loved a Man (The Way I Love You)”, la colocó dentro del top ten. Y en ese año, 1967, tuvo 4 top ten más, entre ellos, “Respeto”, su versión del tema de Otis Redding, al que le cambió su sentido original (la de un hombre proveedor pidiéndole respeto a su mujer al volver a casa al final de la jornada), poniendo esta palabra en boca de una mujer.
Muchas de sus canciones apuntaron al empoderamiento femenino, y, como reflexiona Evelyn McDonnell, Aretha fue intersectorial antes de que existiera el término, acuñado para dar cuenta de las opresiones simultáneas y múltiples a las que se enfrentan las mujeres negras en esa intersección de género, raza y clase.
«Una mujer»
(«You make me feel like) A natural woman”, que fue otro de los top ten de Aretha en el año 1967, puede considerarse como una celebración del ser mujer. Fue creada por uno de los dúos compositivos más prolíficos de la década del 60: el matrimonio de Gerry Goffin y la cantautora Carole King, que la interpretó también en su tercer álbum, “Tapestry”, del año 1971.
Dicho sea de paso: Carole King fue incluida en el Salon de la Fama en 1990, por su labor como compositora junto a su esposo; pero fue recién en 2021 cuando se la incluyó como cantante. En el homenaje que se le realizó en el Kennedy Center (diciembre de 2015), Aretha, con 73 años y recuperada de un problema de salud, interpretó esta canción frente a su compositora, de un modo que hizo conmover a la homenajeada, y a toda la audiencia.
El homenaje a Carole King
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«Piensa»
Corría el año 1968 y Aretha los mandaba a todos a pensar al ritmo de “Think”, donde explicaba como quería ser tratada.
«Será mejor que pienses (piensa) / Piensa en lo que intentas hacerme / Sí, piensa (piensa, piensa) /Abandona tu mente, libérate / Volvamos, regresemos / Vayamos muy atrás cuando/Ni siquiera te conocía / No podrías haber tenido mucho más que diez (apenas un niño) / No soy psiquiatra / No soy un doctor con título / No se requiere un gran coeficiente / Para ver lo que me estás haciendo / No hay nada que podrías preguntar / Podría responderte, pero no lo haré (no lo haré) / Iba a cambiar, pero no lo haré / Si sigues haciendo las cosas que yo no».
«Las hermanas lo están haciendo por sí mismas»
En 1985, Aretha graba con Eurythmics, “Sisters Are Doin’ it For Themselves” y vuelve a levantar su voz por la igualdad de género.
«Hubo un tiempo en que solían decir / Que detrás de todo gran hombre / Tenía que haber una gran mujer / Pero en estos tiempos de cambio / Sabes que ya no es cierto / Así que salimos de la cocina / Porque hay algo que olvidamos decirte / Las hermanas lo están haciendo por sí mismas / Paradas sobre sus propios pies / Y alcanzando su propio éxito/ “Las hermanas lo están haciendo por sí mismas / Ahora, esta es una canción para celebrar / La liberación consciente del estado femenino / Madres, hijas y sus hijas también / De mujer a mujer, cantamos contigo / El sexo inferior tiene un nuevo exterior / También tenemos médicas, abogadas, políticas/Todo el mundo – miren a su alrededor / ¿Pueden ver, pueden ver, pueden ver?/ Hay una mujer justo al lado…»
Y claro que sí: incluidas o no incluidas en salones de fama comandados por varones, las mujeres siguen haciendo música por sí mismas. Más temprano que tarde, no habrá espacio que no sea conquistado por ellas.
«Sisters Doin It For Themselves»
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